martes, 31 de agosto de 2021

Eulogia y Barboza. Pastores de Salta


Si escuchamos por ahí “Eulogia Tapia en La Poma…” o “Ese que canta es Barboza…”, seguramente lo podremos relacionar con Salta, y con el noble y antiguo oficio de ser pastor.

Efectivamente, Eulogia Tapia y Leopoldo “El Chola” Barboza, tienen en común que son salteños y pastores de cabras y ovejas, vecinos a algunos kilómetros, y fuente de inspiración del poeta Manuel J. Castilla.

Detrás de dos zambas preciosas están los tres, llenos de historia, que cuando algún día se junten en alguna nube, bendecirán haberse conocido.

Para buenas “letras” de un poema hacen falta buenas “músicas”, y es por eso que el Cuchi Leguizamón y Fernando Portal, aportaron melodías bellísimas.

Conozcamos estas dos historias.

¿Quién es Eulogia?

Eulogia, una pastora de 18 años, nunca imaginó que provocando un “contrapunto de bagualas” (desafío de 4 versos improvisados, con rima y acompañados por una caja), con unos forasteros que bebían en un boliche de La Poma, sería famosa.

Ella no lo quiso ser, solo estaba en juego su amor propio para ganar. Tampoco sabía que a quien estaba desafiando era nada más ni nada menos que el poeta Manuel J. Castilla.

Castilla perdió la primera vuelta pero no se dio por vencido, al día siguiente fue hasta su casa y también perdió el desafío.

Rendido, pero inspirado, aspiró todo el paisaje y su pluma rápida escribe uno de los poemas, musicalizado por el “Cuchi” Leguizamón, que dio lugar a una de las zambas más famosas del cancionero folklórico argentino: La Pomeña.

Eulogia se enteró mucho tiempo después, pero vive para contarlo y relatarlo en primera persona tantas veces como se lo piden.

Disfruta de su fama, a lo que debe agregarse que la nombraron Ciudadana Ilustre y Patrimonio Cultural Artístico Viviente de La Poma.

Hoy sigue siendo una pastora que vive en La Poma, a 3.000 m s.n.m., localidad que hoy solo tiene unos 700 habitantes, ubicada al oeste de la ciudad de Salta, y que se accede por la Cuesta del Obispo.

Allí nació el 13 de setiembre de 1945, se crio con sus padres pastores, se casó con “su” Albino (Avilo), a los 27 años y tuvo 2 hijas.

Carnaval y contrapunto

Es frecuente que en las fiestas carnavaleras de norte, los copleros se junten para realizar contrapunto de bagualas. Es una especie de payada entre contrincantes, resultando perdedor quien no pueda contestar los versos de su adversario circunstancial.

Promediaba la década del `60 cuando Manuel Castilla y el Cuchi Leguizamón llegaron a La Poma, y para variar, se fueron a refrescar las gargantas al almacén/boliche llamado La Flor del Pago. Fue allí cuando vieron entrar a una adolescente de 18 años, cubierta su cara con harina (como se festeja el carnaval en el norte), y una caja coplera entre las manos para comprar algo para su casa.

Castilla “la provocó” y, con timidez, Eulogia aceptó el desafío de cantar en contrapunto.

Luego de un tiempo de idas y vueltas, Castilla hizo silencio, dándose por vencido en el contrapunto. La joven ganó en la improvisación, y sin decir más, salió a buscar su caballo blanco que había quedado en el frente del almacén.

Hace unos años, Eulogia dio su versión: 

“Yo he bajado de mi casa al pueblo para cantar. Ahí armaban carpas durante carnaval y se juntaban todos. Yo llegué con mi caballo blanco, como dice la canción. El “Cuchi” y Castilla estaban también ahí cantando con sus guitarras. Éramos muchos hasta que empezaron los contrapuntos. La gente se fue yendo y yo me quedé sola con ellos dos en un duelo, hasta que le gané con una última copla que decía: 

«Esta noche va a llover /agua que manda la luna/mañana han de amanecer/como pato en la laguna.” 

«Ellos me preguntaron qué quería por haber ganado y yo les dije que me hicieran una canción».

Al día siguiente Castilla todavía no asumía su derrota. Pidió el tractor verde de la Municipalidad (que aún camina la Puna) y fue hasta el rancho de adobe de los Tapia, ubicado en Ampostuya.  En esa oportunidad tampoco fue bien recibido Manuel ya que don Joaquin, el padre de Eulogia, era “bravo como el cardón”.

 

Repitieron allí el contrapunto, en presencia de la mirada adusta del padre de ella, y nuevamente la adolescente derrotó a quien ya era considerado un maestro de la poesía. 

Eulogia dijo sobre el día después:

“Yo estaba con mi padre sembrando, entre la alfalfa, como dice el tema. También estaba el sauce, que está como llorando. Todo eso vieron ellos. Y cuando hablan de “por qué te roban Eulogia, carnavaleando” era porque me habían robado una chiva.

"Con mi hermana dejamos tiradas las chivas en el cerro y vinimos a pasear al carnaval. Yo me confié, porque ellas conocían el camino y bajaban solas. Al otro día, cuando volvimos, faltaban varias", contó en referencia al verso de la canción que dice eso.

Aquel día nació la leyenda. “Su hija es excelente cantora, le haremos una zambita”, le aseguró Castilla al padre de la joven, el que respondió “Será buena cantora, pero se dejó robar las chivas”.

Todo tiznado por el humo del tractor el poeta regresó, y entre cervezas frías desnudó sobre el mostrador su bagaje de penas.

A la mañana siguiente Castilla se fue. Tal vez desde la ciudad de Salta quiso vengar su derrota escribiendo La Pomeña, obra que registraran en 1969. 


Eulogia Tapia, en La Poma,
al aire da su ternura,
si pasa sobre la arena
iba pisando la luna.

El trigo que va cortando
madura por su cintura,
mirando flores de alfalfa
sus ojos negros se azulan.

El sauce de tu casa
está llorando

porque te roban, Eulogia,
carnavaleando.

La cara se le enharina,
la sombra se le enarena,
cantando y desencantando,
se le entreveran las penas.

Viene en un caballo blanco,
la caja en sus manos tiembla,
y cuando se hunde en la tarde
es una dalia morena.

Para endulzar el oído podemos escuchar esta versión por Mercedes Sosa, la preferida de Eulogia.

 https://www.youtube.com/watch?v=XT5XnsOz6r4

 La negra Sosa le envió un disco con la zamba que ella no llegó a escuchare por mucho tiempo, ya que en su rancho de adobe no había “tocadiscos” ni electricidad. 

Años más tarde Eulogia recordaba: 

“Ellos –por el Cuchi y Castilla – vinieron una vez al carnaval y nunca más volvieron. Al año o a los dos, alguien me avisó: ‘Eulogia, la están nombrando en la radio’. Mi mamá escuchó y me dijo que era yo (“¡Eulogia, te han hecho una zamba!”). 

No me lo he creído al principio que hablaba de mí. Después me llenó de emoción.»

“Me gusta la canción porque cuenta cosas que son ciertas. Cuando dice ‘el trigo que va cortando madura por su cintura’, se refiere a mi trabajo de entonces. También nombran al caballo blanco que yo tenía”.

Eulogia hoy

Eulogia vive en la actualidad en un puesto de campo, apenas alejada de La Poma. Cada mañana de verano se la puede encontrar de botas de goma y ordeñando, con la mirada de la timidez perdida en el piso de tierra, a punto de sacar unas hojas de coca de su bolsita verde, o mateando con su marido bajo el alero de su casa de adobe, disfrutando de sus 7 nietos.

Como una promesante más, asegura que seguirá yendo a la Virgen de La Peña (una pequeña imagen que fue hallada en un paraje cercano), donde, junto a otros vecinos llevan todos sus pedidos. A cambio dejan flores y una fe misteriosa.

Leopoldo Barboza: pastor de nubes

Cuando escuchamos la zamba que dice “Ese que canta es Barboza, pastorcito tastileño, apenas se lo divisa, cuando llovizna en el cerro…”, se nos representa todo el paisaje de esas alturas salteñas, que accidentalmente vivió Manuel J. Castilla, el poeta. 

Cuando “El Chola” Barboza y “El Barba” Castilla se encontraron, se mezcló la magia del paisaje, la vida sencilla y la pluma que “dibujó” con letras esa conjunción. 

Un gran músico, Fernando Portal, le puso encanto al poema y nació Pastor de Nubes, zamba que interpretaron muchos, ganase premios otros tantos y encantara a todos los que nos gusta el buen folklore.

 ¿Quién es Barboza? 

Habría nacido en 1938 o 1940 en Santa Rosa de Tastil (Salta), localidad ubicada al noroeste de Salta sobre la ruta 51, en la Quebrada del Toro, camino a San Antonio de los Cobres. 

“El Chola” como le dicen, nació, se casó con Teólifa Zerpa y tuvo a sus seis hijos en su amada Tastil. 

Su profesión de pastor de cabras y ovejas sigue inalterable en el tiempo. Toda una vida en medio de los cerros, lugar que eligió para quedarse definitivamente. 

Nombra a su pago y se conmueve:

“Voy a morirme en Tastíl, a mi no me gusta la ciudad”. “Por supuesto, sigo teniendo mi rebaño de ovejas y de cabras, y conozco los cerros estos como la palma de mi mano mi amigo”.

Su encuentro con Castilla

Una tarde de invierno, a los fines de los ´50, “el Barba” Castilla fue hasta Tastíl a visitar a un cuñado que trabajaba como telegrafista en el lugar.

La estadía del poeta salteño iba a ser breve, pero la naturaleza le cerró los caminos con una fuerte nevada que clausuró el túnel ferroviario de Diego de Almagro.

Castilla no tuvo más remedio que quedarse en Tastíl por varias semanas. Cuentan que, con Castilla en el pueblo, lo primero que quedó sin stock fueron las bebidas alcohólicas.

“Cuando El Barba se quedó, andaba deambulando por el pueblo, y una tarde nos conocimos. Nos pusimos a charlar justo al frente de la falda de la montaña por donde yo bajaba con mi rebaño de ovejas por las tardes.

 

Barboza tenía por entonces 21 años y Castilla 40. Los dos se pusieron a conversar mirando la falda de una montaña, aquél lugar que fue inspiró al poeta y que lo describe como nunca y por siempre. El pastor le contaba al poeta sobre la vida del cerro, sobre los rituales para enamorar a las chinitas y las tristezas del hombre de la montaña.

Leopoldo El Chola Barboza siempre dice: el “Pastor de nubes” soy yo. Castilla no me puso el nombre en la zamba, me dejó como bosta de cojudo, pero sé que soy yo porque me lo dijo el Barbudo”.

“El Barbudo era muy preguntón y observador. Todo quería saber. Yo le contaba todo sobre nuestra vida, sobre el significado de la flor amarilla para Pascua, el carnaval y el Fin de Año que son nuestras únicas fiestas. Y él me miraba si yo me iba para el cerro a pastorear”.

“Después se fue contento, y al tiempo volvió con Leguizamón, con la novedad de que ya estaba la zamba”.

Castilla le pidió a Fernando Portal (fundador de Los Cantores de Quilla Huasi junto a Carlos Lastra, Carlos Vega Pereda y Ramón Nuñez), que le pusiera música y la inscribieron en 1967.

PASTOR DE NUBES - Zamba

Letra: Manuel José Castilla - Música: Fernando Portal


Ese que canta es Barboza,
pastorcito tastileño.
Apenas se lo divisa,
cuando llovizna en el cerro.
 
Cada cardón de la falda
se le parece por dentro.
Un poco por las espinas,
pero más por el silencio.

La florcita amarilla
de tu sombrero,
pastora, dámela en Pascua, que es tiempo de andar queriendo.

Mirando pasar las nubes,
encima ‘el cerro me quedo,
y de golpe me parece
que soy yo el que se está yendo
 
Pastores como Barbosa,
puede ser que estén habiendo.
Pero ninguno como él,
que de amor ande muriendo.


 Pero mejor que leer es escuchar, y las versiones mas difundidas son: 

·         Dúo Salteño            https://www.youtube.com/watch?v=ufIEH4My6bI

·         Las Voces Blancas    https://www.youtube.com/watch?v=VjAt9GhT4ds

Gracias a la zamba, que lo describe como nadie, Barboza llegó a conocer a muchas personalidades. 

 “A Tastíl llegó hasta Pipo Mancera (NdR: Afamado conductor de TV en los años ’60), pero vino solo, sin cámaras ni nada porque quería conocerme a mí y al lugar, nada más. Fue una linda charla con un hombre sensible”, rememora.

 “También conocí a grandes figuras del folclore, entre los que le puedo nombrar al Cuchi Leguizamón, a Horacio Aguirre, a Pantaleón, en fin, a muchos cantores y músicos”.

Sus historias

En las interminables charlas entre Barboza y Castilla, surgieron historias increíbles.

“En medio de esos cerros pasaron muchas cosas, vi desde plato voladores hasta almas en pena, la viuda, al duende, al mandinga. Los cerros guardan cosas que pocos saben, y yo pude verlas señor”, y suelta el relato.

“Una noche venía solo, yo, mi caballo y mis ovejas. Cuando de pronto levanté la vista hacia el cielo y vi un círculo grande, como si fuera una rueda de una chata (NdR: así le llaman a esos carros de cargas grandes que eran tirados por bueyes, cuya circunferencia es mayor a los carros tradicionales) que tenía tres colores.

Esa cosa pasó a toda velocidad y se perdió por detrás de los cerros. Yo agarré mi caballo pensando que se iba a asustar, pero nada, al igual que mi rebaño, que siguió caminando como si nada”, recuerda Barboza.

Dijo EL Chola: “Un día me iré de este mundo, y quizás me encuentre con el Barba Castilla allá arriba, si es que llegó, porque dicen que primero se deben pagar las culpas en el purgatorio y recién seguir viaje hacia el paraíso”.

Seguramente ambos pagarán sus culpas. Desde el cielo El Chola seguirá protegiendo y amando a su Santa Rosa de Tastil y El Barba tirando poesías.

Epilogo

Sana envidia…si las hay. ¿Cómo se puede ser y vivir tan coherentemente? Pastor nací, pastor moriré y pastor me enterrarán al lado de mis antepasados.

Así fueron, son y serán Eulogia y “El Chola”.

 

Bibliografía

AVELLANEDA, S. (2020). La Pomeña, la pastora que se volvió zamba. https://www.radionacional.com.ar/la-pomena-la-pastora-que-se-volvio-zamba/

BALIÑA, J.P. (2007). Ruta 40, crónicas tierra adentro. Eulogia Tapia, la reina del contrapunto. https://www.lanacion.com.ar/sociedad/eulogia-tapia-la-reina-del-contrapunto

EL TRIBUNO. (2017). La historia de dos zambas memorables del "Cuchi" Leguizamón y Castilla. https://www.eltribuno.com/salta/nota/2017-9-30-15-24-0-

GASPAR, A. (2013). ¿El pastor de nubes soy yo?, dijo El Chola. www.eltribuno.com/salta/nota/2013-5-11-20-40-0-

INFORMATE SALTA (2012). Ese que canta es Barboza, pastorcito tastileño… Sección Sociedad 02-04-12. https://informatesalta.com.ar/contenido/51098/

VIA SALTA (2018). La pomeña Eulogia Tapia fue declarada ciudadana ilustre. https://viapais.com.ar/salta/666849-