jueves, 20 de octubre de 2016

Los claroscuros de Mendoza


Mendoza llegó a tener el 33 % de la población de raza negra, compartiendo la historiografía con Huarpes, criollos y españoles, sin embargo el tiempo se encargó de ir “aclarando” las cosas.
“Sirvieron” para todo. Fueron los esclavos de las fincas, los primeros músicos y los soldados de infantería de las guerras por la independencia.
Hoy todo parece “más claro” por esta manía humana de evitar la biodiversidad a toda costa.
Juan Draghi Lucero, que de mendocinos sabía mucho decía “La piel de los mendocinos, que era bastante morocha, se blanqueó sensiblemente...”

¿Dónde están, que hicieron, porque nos abandonaron? Repasemos este pedacito de historia.

¿Cuándo vinieron?
Desde hacía siglos, el comercio de esclavos de origen africano era común en aquella Mendoza colonial. Muchos viajaban desde África, y luego, ingresando por el Río de la Plata, eran trasladados a nuestra provincia para cruzar la cordillera rumbo a Chile, donde eran embarcados hasta el Virreinato del Perú. 
Mendoza fue el camino para la entrada de esclavos negros a Chile y, por lo tanto, un punto importante en el comercio de personas.
“La ruta de acceso partía desde Buenos Aires, pasaba por Cuyo hasta llegar a Mendoza y de allí cruzaba la cordillera hasta el valle del Aconcagua, donde los negros eran derivados a Santiago o Valparaíso”.

Cuando llegaron a Mendoza los primeros africanos la cordillera estaba cerrada por las habituales nevazones de invierno. Los esclavos vestían apenas una especie de camiseta que les cubría desde el cuello a los pies sin protección contra el frío. Murieron los primeros que encararon el cruce.

Como siguieron llegando nuevas remesas en invierno, que deberían esperar hasta fines de octubre para seguir camino, convenía a los negreros deshacerse de este material humano lo más pronto posible. Ocasión favorable para los capitalistas de esta provincia para la compra de "piezas" baratas. Primero eran depositadas en un galpón a pocas cuadras de los límites de la ciudad y luego eran comercializadas y compradas por algunos hacendados o religiosos.

El primer negro que compra la Iglesia mendocina es un nene de 10 años que mantuvieron esclavizado en la parroquia de Santo Domingo.

Así inesperadamente Mendoza vio crecer su población africana, fenómeno que “rindió muchísimo provecho material”. El esclavo, carente de todo derecho, fue la máquina más útil conocida para toda clase de trabajos. Desde la plantación, cuidado y cosecha de la viña, las labranzas y cuidados de las haciendas, como el servicio personal en las casas de familia, todo lo hacían los esclavos.

¿Cuántos vinieron?
Los negros estuvieron presentes en el Río de la Plata a bordo de los primeros buques hispanos que surcaron sus aguas. Posiblemente los primeros correspondan al embarque que hizo Diego García en la expedición de Juan Díaz de Solís. También estuvieron presentes con Caboto, Pedro de Mendoza y Juan Ortiz de Zárate entre otros.

Cálculos realizados sobre el ingreso de negros esclavos desde las costas de Brasil entre 1606 y 1655, dan un total estimado de 26.650, que en realidad debería ser mayor, por las deficiencias que presentan los documentos existentes en el Archivo General de la Nación.

Por todo ello es posible calcular que un número más probable de negros esclavos ingresados desde ese origen llegó a superar los 160.000, de los cuales el 85 % ingresaron de contrabando.

Una estimación moderada de la cantidad de negros esclavos ingresados por la región del Plata desde la refundación realizada por Garay hasta 1813, da la cifra de 2.358.520, ingresos, los cuales en su mayoría de radicaron en el interior del territorio, y no en Buenos Aires.
En 1812 en Mendoza, los negros esclavos y libres sumaban unas 4.500 personas constituyendo el 30 % de la población. El otro 30 por ciento correspondía a los Huarpes y el 40 por ciento restante a los españoles y criollos. Los aportes de identidad desde lo genético y lo cultural de los negros fueron invisibilizados, cuando no negados, por la historia oficial.

¿Qué hicieron?


Músicos de Mendoza: En la historia mendocina fueron los negros quienes hicieron un aporte sustancial a la música. Varios autores hablan sobre las tertulias en casa del terrateniente mendocino Rafael Vargas. En 1810 el señor Vargas había enviado a Buenos Aires a 16 de sus esclavos negros para que se les enseñara la música de instrumentos de viento, encargando a su apoderado que hiciera traer de Europa instrumentos, música y uniformes. Después de cuatro años regresaron los negros a Mendoza formando una banda completa. Se supone que estos esclavos fueron alumnos de Víctor de   la Prada, que en 1810 dirigía una academia de música instrumental en Buenos Aires. Esta banda “también amenizaban con música las noches que tenía señaladas en la semana para sus espléndidas tertulias, donde ostentaba abundante vajilla de plata y porcelana de China” 

Soldados de San Martín. El Ejército libertador de José de San Martín se    nutrió de esclavos para la tarea emancipadora. El ejército de los Andes se  formó con tropas de los ejércitos del norte y del litoral, con la base para la  caballería de los cuatro escuadrones del regimiento de Granaderos a          Caballo, pero el mayor aporte en la infantería lo hicieron los negros y      libertos, que fueron unos 2.500.

Mendoza aportó 270 negros y San Juan 230. San Luis argumentó “escasez” de negros  ya que la mayoría eran artesanos y sólo entregó 42 esclavos. Todos formaron parte del Batallón Nº 8 de Infantería.

“Los más valientes, los más audaces hombres del General tienen la piel negra, porque San Martín ha comprado la libertad a estos esclavos africanos con las múltiples donaciones recibidas, para reforzar con ellos su Ejército Libertador. Estos negros aceptan gustosos la nueva esclavitud que, en caso de triunfar, los llevará a la libertad”.

Músicos de San Martín: Las bandas más famosas del ejército de San Martín fueron las del Batallón N° 8, que dirigía Matías Sarmiento, y la del Batallón N° 11 de Infantería, que había obsequiado a San Martín el señor Rafael Vargas. Esta es la actual Banda Talcahuano del RIM 11 (Regimiento de Infantería de Montaña 11), con asiento en Campo Los Andes (Mendoza).

La del Batallón Nº 8 fue la primera banda que ejecutó el Himno Nacional Argentino en un país extranjero. En el Museo Histórico Nacional de Santiago de Chile se conserva un óleo que representa la Batalla de Chacabuco, obra del pintor losé Tomás Vandorse del año 1863. En este cuadro vemos a la banda del Batallón N° 8, integrada por unos 30 músicos, todos negros y colocados detrás del batallón que está cargando a los realistas en ese momento.

El músico chileno José Zapiola, en su libro de memorias "Recuerdo de Treinta Años", aporta interesantes detalles sobre las bandas del ejército patriota: 

“En 1817 entró en Santiago el ejército que, a las órdenes de San Martín, había triunfado en Chacabuco. Este ejército trajo dos bandas regularmente organizadas, sobresaliendo la del Batallón N° 8, compuestas en su totalidad de negros africanos y de criollos argentinos, uniformados a la turca. Cuando, días después de la batalla de Chacabuco, se publicó el bando que proclamaba a don Bernardo O’Higgins Director Supremo de Chile, el pueblo, al oír aquella música, creía estar en la gloria”. 

No sólo Chile fue testigo de la bravura de los soldados negros, también Perú conoció sus proezas. En 1820 era tambor mayor del Batallón N° 8, el Sargento Moyano, quien tuvo parte principal en la entrega de las fortalezas del Callao, en que fue fusilado el heroico negro Falucho (Cabo Segundo Antonio Ruiz), quien se negó a izar la bandera española en un fuerte de El Callao y fue fusilado en el lugar. Murió gritando: “¡Viva Buenos Aires!”.


¿Cuándo se rebelaron?
La población negra estaba en aumento por esos años, por lo cual, un acontecimiento político tal como un levantamiento armado de una parte de esta población, no pudo menos que hacer temblar al poder local. Se trataba de un plan de rebelión planificado por un considerable grupo de esclavos de origen africano decididos a obtener su carta de libertad.

El líder se llamaba Joaquín Fretes, natural de Guinea, de 24 años de edad, músico que se ganaba la vida dando clases en los cuarteles de la ciudad. El joven era un negro libre que había llegado a nuestra provincia desde Santiago de Chile. El otro de los cabecillas del movimiento se llamaba Bernardo, un esclavo mendocino de 20 años con “pasta de caudillo”, hijo de un reconocido esclavo y maestro zapatero.

Joaquín y Bernardo cultivaron una amistad seguramente con el mismo sueño de libertad y su gusto por la música. No eran los únicos, la lista seguía con los esclavos Domingo, Juan, Manuel, Fructuoso y Miguel. Sus dueños eran de familias bien posicionadas como los Aragón, Cobos, Sosa y Lima, de Rosas y Telles, solo por nombrar algunas.
Al grupo se sumaron otros esclavos, muchos que tenían el oficio de zapateros enseñado por el padre de Bernardo, quienes expandieron en voz baja la información sobre la rebelión que se produciría en Mendoza. Rápidamente, los adeptos a este plan fueron creciendo hasta alcanzar un número aproximado de cien personas.
Para preparar esta rebelión, los esclavos invitaban a sus adherentes a diferentes casas para celebrar alguna cena, después de trabajar o de ir a misa.
Otro de los lugares de reunión eran las pulperías, donde se pegaban proclamas y otras peticiones a favor de sus derechos. 
Así surgieron varias ideas de levantamiento contra las autoridades y la élite de Mendoza, mientras tanto Bernardo, ya convertido en uno de los jefes de aquel movimiento, acopió en su casa algunas armas, pólvora y municiones.
En realidad tanto Joaquín como Bernardo pecaban de ingenuidad política al pretender la libertad siguiendo algunas pautas poco prácticas. Ellos tenían documentos periodísticos que tanto en Buenos Aires como en Santiago de Chile se había abolido la esclavitud y pretendían lo mismo en Mendoza.
Todos los esclavos juntaron sus pocas monedas para que un abogado les hiciera de representante frente a la Junta para pedir la libertad a cambio de recibir armas para defender la patria.
La llegada de las fiestas religiosas, y el nuevo aniversario de los hechos de Mayo de 1810, encendió la convocatoria de esclavos a la formación de juntas para luchar por los derechos libertarios.
Parecía que todo se iba a desarrollar tal como lo habían planificado. Se pactó que el inicio de la rebelión sería a las 19 horas del domingo 3 de mayo de 1812, movilizados con la proclama: “Viva la patria, viva la unión y nuestra excelentísima Junta del Río de La Plata y nuestra amable libertad. Viva. ¡Viva!”.
A esa hora, un grupo de rebeldes se reuniría en el bajo del Zanjón (hoy Canal Guaymallen), y provistos con armas intentarían tomar el cuartel militar. Luego de esta acción, propondrían al gobierno un decreto que diera la libertad a todos los negros.
Se comentaba que estos negros, luego de tomar el cuartel, tenían intenciones de saquear las casas y tomar el dinero para pagar a los soldados y después de esto adueñarse de una gran cantidad de caballos para viajar a Buenos Aires.
Las familias de la élite política y económica mendocina optaron por abandonar la ciudad para refugiarse a las afueras. Asimismo, se ajustaron los controles sobre los comportamientos de los esclavos.
Todo estaba listo, pero debido a la rápida reacción del entonces Teniente Gobernador de Cuyo, Coronel José (Joseph), Bolaños, el plan no llegó a concretarse. Bolaños, suspendió inmediatamente las celebraciones públicas de conmemoración del “cumpleaños de la Patria”. Los líderes rebeldes y sus cómplices fueron capturados y puestos a disposición del gobierno.
El proceso criminal a estos se inició el 5 de mayo y concluyó el 18 de julio de 1812. En él declararon negros y mulatos en su mayoría y muy pocos blancos sospechados de estar a favor de la revuelta. Después de calmada la revuelta, se publicaron varios bandos en donde se restringía las juntadas de negros en los diferentes lugares habituales.
En otra instancia, una vez encarcelados los sospechosos se tomaron los testimonios de testigos y las declaraciones de los imputados. Entre los argumentos esgrimidos por sus defensores se adujo que los negros merecían la libertad porque “habían sabido desempeñar sus misiones en la causa sagrada de la patria con virtud, constancia y heroísmo, desde la entrada inglesa hasta las últimas acciones en Tucumán”.
Muy poco tiempo después, la Asamblea del Año XIII dictó la libertad de vientres de las esclavas y puso fin al tráfico de esclavos. 
¿Por qué no están?
Hay muchas razones para explicar porque desapareció con lo que fuese en un momento el 33 % de la población de Mendoza.

Por un lado la terminación de la introducción masiva de negros esclavos, la alta tasa de mortalidad, por razones de higiene, salud y alimentación y la incidencia de las guerras de la Independencia, las civiles y las contra Brasil y Paraguay que diezmó la población varonil. En casi todas ellas había mas un de un Batallón de Pardos y Morenos.

Algunos autores mencionan la tendencia a “blanquear” a los hijos de las mujeres de color al aceptar (…y muchas veces no),  formar pareja (…estable o no), con hombres blancos junto con el progresivo aumento de la inmigración blanca europea.

A lo anterior hay que agregar el agravamiento de la situación laboral, alimentaria, sanitaria y social del negro, mulato o pardo que quedaba en condición de libre, acompañando de manera paralela a la situación de la población aborigen, también en disminución y de relegación social, en una sociedad regida por el blanco.

El esclavo libre perdía la protección de la casa patronal y quedaba liberado a las inseguridades de la sociedad liberal, que si bien le daba una libertad, no la compensaba con protección sanitaria, educacional ni le proporcionaba trabajo con una remuneración que le permitiera solventar las necesidades mínimas del vivir cotidiano.

¿Dónde están los afromendocinos?
Mendoza fue uno de los lugares del país con mayor cantidad de negros. Sobre nuestra composición étnica, debe recordarse la década del ’80 del siglo XIX llegaron miles y miles de inmigrantes europeos, especialmente italianos, españoles y de otros países.

Muchos de ellos se afincaron definitivamente en Mendoza, provincia que ofrece el caso único de Sudamérica que, alejada a más de mil kilómetros de la costa oceánica por la que llegaron, fijó en su suelo definitivamente a gente extranjera que venía para hacer fortuna y regresar de inmediato a su patria.
El investigador Luis César Caballero revela en su libro “Los negros esclavos en Mendoza: algunas genealogías, la presencia de la herencia mulata en Mendoza.
El estudio de algunas de ellas pasa, entre otros, por:

  • Los Candía o Candia, mulatos libres que vinieron desde la ciudad de Santiago de Chile a Mendoza y aportaron dos cirujanos a Mendoza.
  • Los Guzmán, negros esclavos del convento de Santo Domingo de Mendoza y que fueron eximios músicos clásicos.
  •  Los Torres, mulato liberto pintor romántico, y sus relaciones familiares con Manuel A. Sáez (casado con su hermana Luisa), y Robustiano Torres (su hermano mayor), Pascual y Luis Suárez.
  • Lorenzo Barcala, el coronel negro (que fusiló Aldao).
  • Los Pallero o Palleres, los pioneros fundadores de Maipú, que por migración interna han llegado en la actualidad a tener sus descendientes en San Rafael. 

Son descendientes afro los Sosa (ilustres educadores mendocinos), Andrés Tejeda (molinero y técnico excepcional del Ejército de Los Andes), los Gobernadores Lencinas y hasta de Armando Tejada Gómez.
También forma parte de esa herencia negra la mulata mendocina Luisa (Antonia Petrona) Torres, hermana menor del pintor Gregorio Torres casada en 1856 con Manuel Antonio de los Santos Sáez, nuestro célebre jurista mendocino Manuel A. Sáez.

Como dijo un escritor “Ese espíritu libertario, triunfador que se vive en algunos lugares del mundo podría habernos contagiado con más fuerza si no se hubiese hecho todo lo posible para que de la famosa mezcla de razas, solo quedaran los más claritos”.

Bibliografía

BATALLER, J.C. Los esclavos negros en San Juan. www.sanjuanalmundo.com
CABALLERO, L. C. 2010. Los negros esclavos en Mendoza, algunas genealogías. SS y CC Ediciones.
CAMPANA, C. 2014. La rebelión de los esclavos mendocinos. Diario Los Andes. Edición impresa. Domingo 23 de Noviembre de 2014.
CONTE, G. 2008. Los negros en la historia de Mendoza. Opinión

DRAGHI LUCERO, J. 2003. La esclavitud negra en Mendoza. Cartas y Documentos Coloniales de Mendoza

MALLO, S.C. y TELESCA, I. (Ed.). 2010. Negros de la Patria. Editorial SB. Buenos Aires. 288 p.
MORALES, O.G. 2016. La revolución de los esclavos mendocinos. INCIHUSA-CONICET Mendoza. 24 MAY 2016. www.unidiversidad.com.a


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