jueves, 23 de marzo de 2017

Los porteños del 1600 y 1700

Formadores de guarangos en la cultura argentina


Al decir de Félix Luna, “los porteños de aquella época padecían necesidades, y no tenían ningún elemento para sobrevivir ni podían fabricarlo, y es así como comienzan a vivir del contrabando, recurso cómodo, y una triste manera de nacer como ciudad”.

A pesar de los primeros esfuerzos de Hernandarias, los porteños adquirieron la costumbre sistemática de burlar la ley. Les tocó en suerte un ambiente favorable y un puerto que marcaron a fuego gran parte de las divisiones entre los habitantes de lo que sería luego la Argentina.

Conocer como se formó esa sociedad “argentina” cuyo modelo se trató de exportar al resto de la geografía, nos permite explicar de alguna manera porque estamos así (y porque seguiremos así), si no cambiamos algunas cosas.

Los antecedentes
En las vísperas de la fundación de Buenos Aires en 1580 ya existían tres ciudades, que, aunque pobres, pretendían ser prósperas: Santiago del Estero, Tucumán y Córdoba. Las tres unidas por el camino a la plata del Potosí (fuente de la riqueza de los conquistadores españoles).

A alguien se le planteó (un tal Juan Matienzo), la necesidad geopolítica de “una puerta a la tierra”, es decir una salida al Atlántico, mas o menos donde don Pedro de Mendoza había fundado la primera Buenos Aires. Así nació la Buenos Aires de Juan de Garay, que de ser “la más pobre ciudad de las Indias”, va buscando un destino que no encuentra hasta bastante tiempo después.

Al decir de Félix Luna, los porteños de aquella época padecían necesidades, y no tenían ningún elemento para sobrevivir ni podían fabricarlo, y es así como comienzan a vivir del contrabando, recurso cómodo, y una triste manera de nacer como ciudad. A pesar de los primeros esfuerzos de Hernandarias (Hernando Arias de Saavedra), los porteños adquirieron la costumbre sistemática de burlar la ley.

“Formación” de clases urbanas
Para formar clases urbanas, primero hay que hacer urbanismo. Juan de Garay repartió, a pesar de que no fueran de él, las tierras circundantes al puerto. Los “solares” urbanos (terrenos de 600 a 2.400 m2), hacia la periferia las “chacras” (de aproximadamente 125 ha), y en el “despoblado” las “estancias” (de aproximadamente 1.900 hectáreas).

La sociedad de Buenos Aires, por su posición dominante del puerto, fue de algún modo “formadora” de la cultura argentina, aunque se diera en diferentes etapas.

En aquella época los pobladores criollos y españoles se llamaban “vecinos”, entendiéndose por tales a aquellos que cumplían con dos requisitos: poseer propiedades “heredadas” del reparto de los “solares” de los adelantados españoles y formar parte de su propio gobierno.

Algún tiempo después, con el auge del comercio esclavo, se genera una “clase social” que se denominó “estantes” (que está presente o permanente en un lugar), o “posibles”, formada por negreros portugueses, “aportuguesados” y flamencos, con mucho dinero, pero excluidos de ser “vecinos” ya que  carecían de propiedades y  por lo tanto no podían acceder a cargos de gobierno, Su estatus social era muy bajo a pesar del dinero, y estaban obligados a arrendar.

Los “posibles” no estaban dispuestos a que esta situación perdurara, y con el poder del dinero van comprando fraudulentamente posiciones de cargos gubernamentales del Cabildo, ingresando así “por izquierda” a la categoría de “vecinos”.

Con el paso del tiempo los “posibles” se empiezan a transformar en los “principales”, una nueva oligarquía mercantil de origen oscuro y muy enriquecida por el comercio ilícito. Se autodenominaron la “gente sana del vecindario” o “la gente decente”. Las diferencias sociales y políticas ya eran evidentes respecto a los “vecinos”.

Comenzaron a ocupar (con construcciones estables), el centro de la ciudad, desplazando a los “vecinos” de origen patricio (pero empobrecidos), a la periferia. Ya estaban en “condiciones legales” de ser regidores, alcaldes, funcionarios administrativos, clérigos y militares. Los gobernadores y virreyes quedaron cooptados por el poder del dinero. ¿Será este el origen de las “corpo” actuales?

Fueron formando parte de los “enriquecidos” (… que hoy llamaríamos nuevos ricos), como también los llamaba la gente, los bolicheros prósperos, los quinteros laboriosos, y los “tenderos” (cualquier tipo de comercio urbano). Los bolicheros eran españoles de Asturias y Galicia. Como con el dinero solamente no bastaba para llegar a “principal”, serían conocidos como “orilleros”. También los llamaban guarangos (guaran en idioma querandí significa ruidoso).

Los “orilleros” o “inferiores” también eran matanceros de frigoríficos, peones de correos de postas, huerteras (solo mujeres ya que los varones despreciaban esta tarea),  y peones de arreos y vaquerías. Solo tienen derecho a formar parte de las milicias urbanas y fueron desposeídos de importancia social, política y económica.

Esta categoría social de “dependientes” (ya que dependían de los “principales”), tenías roces permanentes con estos aprendiendo “urbanidad”, pero si bien ganan posiciones económicas no ascienden socialmente. Sus hijos si lo pudieron hacer luego ya que los enviaban a  educar con los jesuitas.  

Poco tiempo después pudieron comprar esclavos negros para los trabajos domésticos más sacrificados que ellos ya no estaban dispuestos a hacer. Entre los esclavos y libertos también generaron diferencias de categorías. Los originarios de Guinea eran más requeridos por su fortaleza física que los de Angola. 

Los aprendices debían trabajar cinco años sin retribuciones hasta aprender el oficio y pasar a la siguiente categoría. Los oficiales, ya rentados, debían trabajar al menos durante dos años para “rendir concurso” y pasar a maestro. Recién ahí podían abrir su propio comercio.

La naturaleza ayuda a este Buenos Aires en crecimiento. Baguales y ganado bovino cimarrón abunda en el paisaje. Las pasturas y el agua son abundantes y todo parece florecer en ese ambiente donde pocos querían “vivir del campo”.

Ni siquiera los nativos de la región (Pampas y Querandíes), tenían necesidad de trabajar la tierra, solo era cuestión de organizarse para atrapar el ganado vagabundo. Tiempo mas tarde se organizaron las “vaquerías”, verdaderas cacerías de vacunos solo para extraer el cuero, en ese tiempo un bien muy preciado…. y casi gratis.

Buenos Aires, desde ese momento intentó “exportar el modelo” clasista, excluyente y xenofóbico pero solo lo consiguió parcialmente, la mayoría de las veces con la complicidad de “los del interior”.

Los del interior
La “revolución social a la inversa” llevada a cabo en el ámbito porteño, donde los “vecinos” fueron desplazados por los “pudientes” del puerto no se repitió en el interior. Aquí los “vecinos” mantuvieron sus tierras que le daban jerarquía social. Ocurrió con  los madereros de Litoral, los elaboradores de aguardiente de uva de Cuyo, los olivareros de La Rioja y Catamarca o los algodoneros de Tucumán.

Como las condiciones naturales eran diferentes a la “pampa húmeda”, a los animales hubo que criarlos en vez de cazarlos y a los pastos, los granos y los árboles hubo que sembrarlos y cuidarlos.

Localidades que se encontraban en el “camino al oro del Perú” como Córdoba, Tucumán y Salta generaron una clase de poderosos mercaderes que producían yeguarizos, carretas y tejidos. Estos nuevos ricos pudieron evolucionar económicamente mientras los problemas de aduanas no existieron. A partir de allí todo fue ruinas y luchas.

Los poblados de interior no copiaron “el modelo”  y desarrollaron el propio, donde los “orilleros” no eran los antiguos pobladores sino que eran indígenas y mestizos dedicados a las artesanías (en madera los varones y en tejidos las mujeres).

Las diferencias sociales y económicas entre los “principales” y los “orilleros” no eran muy notables. Los “principales” (blancos y “aclarados”), fueron despreciados por la sangre mestiza del interior.

Mientras que en Buenos Aires prácticamente todas las uniones matrimoniales eran entre blancos (aunque de distinta ascendencia), en el interior se exteriorizaba con orgullo la unión de la “princesa incásica” con el conquistador español.


Epílogo
Seguramente a nuestro país le costará mucho salir de la antinomia entre porteños y provincianos, pero en la medida que en algún rincón se mantenga el centralismo como forma de poder gubernamental, nos irá mal.

Cuando las cosas salen mal, y ese mal se mantiene en el tiempo, ya no habrá culpables o inocentes. Todos tendremos una alícuota de verdad y una de culpa. Nada aparece en el horizonte cercano que permita creer que esta situación cambiará.

Como dijo un comediante “si nosotros somos los del interior ¿ellos son los del exterior?”

Las asimetrías entre Capital y Provincias siguen existiendo, y solo para dar ejemplos cotidianos para no profundizar en las políticas económicas centralistas y en la invisibilidad de nuestros problemas, vemos como se comportan los medios de difusión masiva “nacionales” en algunos ejemplos sencillos y vulgares:
  • Dan el pronóstico del tiempo para Capital Federal, ahora llamada CABA (¿Ciudad Autónoma? ¿Autónoma de qué o quién?
  •  Las promociones de viajes dan precios de pasajes aéreos solo desde Buenos Aires hacia el interior pero no a la inversa ni entre provincias.
  • Los accidentes automovilísticos, las violaciones, los baches de las calles, las inseguridades, parece que solo ocurren en Buenos Aires.
  •  La caída de granizo es solo importante si ocurre en Buenos Aires y solo preocupa por los abollones de los automóviles, mientras que “en el campo” se lleva la ilusión de un año de trabajo.
  • Cuando “algo” pasa en el interior, nos muestran como bichos raros
Algunos ingenuos afirman que las diferencias entre Capital y Provincias son puramente formales o son uno de los tantos mitos, pero no son tales...
Si fuese así entonces expliquen porque el PGB (Producto Geográfico Bruto para el año 2011), o lo que es lo mismo el PPA (Paridad del Poder Adquisitivo), de Capital y de Buenos Aires es de $ 1.022.500 x 1.000, y el de algunas provincias como Santiago del Estero no llega a $ 29.000 x 1.000.
Solo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (que no produce nada, salvo servicios), el PGB es de casi $ 390.000 x 1.000, es decir mas de 13 veces que la “madre de ciudades”.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.