La
presión del centralismo porteño aspira a más concentración del poder: Los
Directorios.
Alvear,
que “manejaba” la Asamblea del Año XIII promueve a su tío como Director
Supremo, y este poco tiempo después le devuelve la gentiliza.
Muchos
Directores en poco tiempo (algunos permanecieron solo 15 días), y tiempos de
definiciones por el tipo de país que se pretendía.
En
esos tiempos Artigas presionaba desde el litoral, San Martín pedía auxilio
desde Mendoza, los congresales querían apurar la Independencia en Tucumán.
Poco
tiempo después Buenos Aires y el resto de las provincias se divorcian,
iniciándose un largo período de anarquía.
¡¡ Y dale con los unipersonalismos ¡!
Desde la instalación de la Asamblea del Año XIII, ésta mantuvo una
superioridad política sobre el gobierno, pero a fines de 1813, dejó de reunirse
casi por completo y dejó toda la iniciativa en manos del Segundo Triunvirato.
El 8 de setiembre de 1813
la Asamblea, fuertemente influenciada por las ambiciones de Alvear, decidió
suspender por un tiempo sus sesiones y nombrar una comisión permanente de cinco
miembros que debía convocar a los diputados en caso de necesidad.
Por la misma resolución autorizó al Triunvirato “para que obre de por sí, con absoluta
independencia durante la suspensión de las sesiones”.
Esto significaba otorgar al gobierno “facultades extraordinarias”.
Dice el documento:
“La experiencia del mando y el conocimiento inmediato de nuestras
transacciones han enseñado a este gobierno que, para dar el impulso que
requerían nuestras empresas y el tino que nuestros negocios exigían, la
concentración del poder en una sola mano es indispensable”.
Ante tales
perspectivas, que anunciaban tiempos aún más difíciles, la Asamblea General
Constituyente resolvió concentrar el poder en una sola persona que llevaría el
título de Director Supremo de las Provincias Unidas, que ejercería el Poder Ejecutivo. Este
debería darle agilidad y mayor ejecutividad a las decisiones políticas y
administrativas que debían tomarse ante la compleja situación que atravesaba el
Río de la Plata.
El Directorio fue
de carácter unitario, debido a que las autoridades residían en Buenos Aires y no había diputados
del resto de las provincias.
Una vez
establecido que se sucedería otra forma de gobierno, un Tercer Triunvirato de
transición tomo el mando. San Martín, Matías de Irigoyen y Manuel de Sarratea
ejercieron el poder provisoriamente de este Tercer Triunvirato hasta el
nombramiento de un nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Debido a la
fugacidad del gobierno (tan sólo dos días), no se aplicaron reformas y la obra
de gobierno fue casi nula, siendo su única función evitar la acefalia del Poder
Ejecutivo.
El siempre ambicioso Carlos María de Alvear, apoyado por un sector de la Logia Lautaro, promovió la elección del primer Director Supremo, que “cayó” en manos de su tío, don Gervasio Antonio de Posadas.
El Director se desempeñaría dos años en sus funciones, en las que era acompañado por dos secretarios, y un Consejo de Estado que lo asesoraría sobre todo en materia de política internacional.
Siguiendo la estrategia planteada por su sobrino, Posadas, renunció antes de terminar su mandato, asumiendo el mando ¿quién?, sino el mismísimo Carlos María de Alvear.
La creación
del Directorio inauguró la tradición de los poderes ejecutivos unipersonales en
nuestra historia institucional, pero lamentablemente fracasó al emprender una
política centralista y hegemónica sobre todo el territorio de las Provincias
Unidas, pues dedicada a aplastar todo reclamo localista por parte de las
provincias, fue llevando al país a sangrientas luchas fratricidas.
Al tiempo
que crecía el desprestigio del Director Supremo al conocerse las gestiones que
había encargado ante distintas monarquías para coronar en estas tierras a un
príncipe extranjero, se afirmaban en el interior las ideas que del federalismo
y las autonomías provinciales, como exigencias irrenunciables ante el
avasallamiento de las pretensiones del centralismo porteño.
Aquella
errática política dictatorial encontró su fin en 1820, cuando en la batalla
librada en Cepeda, las fuerzas de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos
lograron derrotar las milicias que obedecían al Director José Rondeau.
Si bien tuvo inicios promisorios, con el tiempo aparecieron los
problemas: en Europa, Napoleón había acabado trágicamente su
campaña en Rusia y el rey español Fernando VII retornaba a su trono y se
disponía a recuperar sus dominios americanos.
La suma de dificultades alcanzó su momento de mayor zozobra tras las
derrotas de Manuel Belgrano en Vilcapugio y Ayohuma (octubre y noviembre de 1813), que puso
fin a la Segunda expedición auxiliadora al
Alto Perú.
Estas
derrotas dejaron desprotegido el Alto Perú, bajo constante acecho de los
realistas desde Lima. Sólo las montoneras de Martín Miguel de Güemes detenían
parcialmente el avance español.
El año 1814 se inició con pronósticos
pesimistas para el movimiento revolucionario iniciado en 1810. El optimismo que
había alentado inicialmente la convocatoria de la Asamblea en 1813 cedió ante
el temor del avance de los españoles sobre el territorio del Río de la Plata.
Fueron siete
los Directores Supremos designados entre los años 1814 y 1820, sin embargo el
tiempo de gobierno de cada uno de ellos fue relativamente breve:
·
Gervasio Antonio Posadas 11 meses
·
Carlos María de Alvear 3 meses
·
José Rondeau (no alcanzó a asumir)
·
Ignacio Álvarez Thomas 1 año
·
Antonio González Balcarce 15 días
·
Juan Martín de Pueyrredón 3 años
·
José Rondeau 7 meses
Directorio
de Gervasio Antonio de Posadas (enero de 1814 a enero de 1815)
Creó una escuadra con la que Guillermo Brown bloqueó
Montevideo y venció la flota española. Para “devolver gentilezas políticas”
designó a su sobrino Alvear como jefe de las fuerzas sitiadoras de Montevideo
en reemplazo de Rondeau.
Envió a Belgrano y Rivadavia en misión diplomática a Europa para obtener el reconocimiento de la Independencia por parte de Inglaterra y un arreglo pacífico con España. Designó a Alvear jefe del Ejército del Norte, pero la oficialidad se sublevó para sostener a Rondeau, y Posadas debió renunciar.
Directorio de Carlos María de Alvear (enero a abril de 1815)
Desesperado porque Artigas hostilizaba al gobierno, los realistas
amenazaban por el Norte y se temía la llegada al Río de la Plata de un ejército
de 15.000 hombres al mando de Morillo, Alvear envió a Manuel José García que
alcanzase a Belgrano y a Rivadavia en Río de Janeiro y les hiciera entrega de
unas cartas donde ofrecía al gobierno inglés el “protectorado” de estas
tierras.
Mandó tropas para batir a Artigas, pero parte de ellas se
sublevaron en Fontezuelas (cerca de Arrecifes), mientras que al mismo tiempo
estallaba en Buenos Aires una revolución tendiente a deponerlo.
En las calles se pidió la cabeza de Alvear y éste tuvo que huir
hacia Río de Janeiro. Como resultado de esta revolución la Asamblea General
Constituyente fue disuelta.
Durante su gobierno ofreció a Artigas la independencia
de la Banda Oriental a cambio de la
desocupación del Litoral
argentino por parte de este. Debido al rechazo de
Artigas, envió a Soler a ocupar la zona,
nombrándolo Gobernador de Montevideo.
Renunció debido a falta de apoyo político
Directorio de José Rondeau
Fue elegido interinamente pero se hallaba al frente del Ejército
del Norte, por lo que no pudo asumir, y lo substituyó el Coronel Ignacio
Álvarez Thomas.
Directorio de Ignacio Álvarez Thomas (abril 1815 a abril
de 1816)
Intentó reocupar Santa Fe, pero sus tropas fueron
derrotadas por Estanislao López.
Dada su condición de opositor a Artigas no permitió que
la Banda Oriental participara del
Congreso antes mencionado y renunció a su cargo, debido al fracaso en la
intervención de la Provincia de Santa Fe.
Al hacerse cargo del gobierno recibió la noticia de que el 24 de
marzo se había instalado en San Miguel de Tucumán el Congreso Constituyente que
resolvió designar el 3 de mayo a Juan Martín de Pueyrredón.
Balcarce fue comunicado que hasta el arribo del nuevo mandatario
su jurisdicción solo se reduciría a la Provincia de Buenos Aires.
Directorio de Juan Martín de Pueyrredón (mayo de 1816 a junio de 1819)
Luchó también contra los
caudillos Artigas, López y Ramírez, distrayendo las tropas del Ejército del
Norte. Intentó sancionar una constitución unitaria en 1819,
cuyo fracaso por el fuerte rechazo de las provincias, lo llevó a la renuncia.
Directorio de José Rondeau (junio de 1819 a febrero 1820)
Rondeau intenta recurrir
al Ejército de los Andes y el del Norte para combatir a los caudillos del
litoral. San Martín se niega y parte del ejército del Norte, liderado por el
General cordobés Juan Bautista Bustos, se subleva en la posta de Arequito (el Motín
de Arequito), y se niega a apoyar al Director Supremo.
Se disuelve el Directorio
y el Congreso Nacional, pero la acefalía, es cubierta por el Cabildo de Buenos
Aires, aunque pierde la calidad de capital. Los caudillos de Santa Fe (Estanislao López), y de Entre Ríos (Francisco Ramírez), ambos federales
y lugartenientes de Artigas, lo derrotaron en la Batalla de Cepeda. Tras las
victorias federales Rondeau renuncia.
Juan Pedro Aguirre
Asumió como interino tras la renuncia de Rondeau, pero debido a la derrota
en Cepeda el Directorio se
disolvió y debió renunciar diez días después de haber asumido.
Otro intento de re organización, y van….
Los gobiernos
directorales irían poco a poco perdiendo poder. Se inició así el período
denominado la Anarquía del Año XX en donde
surgieron las autonomías
provinciales. El país quedó desde entonces integrado por
trece provincias autónomas (“los trece
ranchos” según Mitre).
Bustos
propugna la reorganización del país bajo el sistema federal convocando a un
Congreso que realizaría sus primeras sesiones en Córdoba.
“Las facciones que se han alternado en Buenos
Aires desde el 25 de Mayo de 1810 arrebatándose el gobierno las unas a las
otras se creyeron sucesoras legítimas del trono español respecto de nosotros, y
con un derecho ilimitado a mandarnos sin escuchar jamás nuestra voluntad”.
Es un
enunciado implícito de la igualdad de todas las provincias. Partiendo de esa
igualdad habrá de sostener la idea federal.
Continúa
diciendo: “Es necesidad que todos nos
apuremos a cimentar el nuevo sistema federal, que es el único adaptable a las
presentes circunstancias y al que la mayor parte de estas provincias ha tendido
continuamente”
.… pero esa
es otra historia.
Bibliografía
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Gobernar la revolución: Poderes en disputa en el Río de la Plata. 1810-1816.
Grupo Editorial Siglo Veintiuno. Buenos Aires.
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