miércoles, 2 de diciembre de 2020

Historia con relatos versus realidad Parte 2 (1811-1813)

 

 

Como ya dijimos, nuestra Argentina de hoy no es un país “fácil”, como tampoco lo fueron nuestros comienzos: posturas ideológicas casi irreconciliables; egos inmensos; autoritarismos imperdonables, y conceptos de Patria y Pueblo diferentes, solo por nombrar algunas.

Intereses irreconciliables entre Buenos Aires y las provincias, generaron cambios y golpes de estado institucionales velados.

La Junta Grande era considerada “muy grande” y por lo tanto poco efectiva para la toma de decisiones fundamentales.

El Cabildo de Buenos Aires la presionó para formar un nuevo gobierno, con la condición que el poder quedar en pocas manos, y si esas manos eran porteñas, mucho mejor.

Así surgió el Primer Triunvirato, y así siguió la historia en el Segundo Triunvirato, y aunque poco se sabe, también hubo un Tercer Triunvirato encabezado por San Martín, que duró lo que dura un suspiro.

El centralismo y el federalismo comenzaron a tomar forma y fuerza.

Para cambiar de formas de gobierno no existían fórmulas secretas. Siempre se buscaba alguna razón que justificara un “golpe de timón”. Muchos de nuestros próceres tenían verdadera vocación “golpista”. Algunas veces con razones valederas (como la falta de representación democrática), y otras veces solo por diferencias ideológicas.

Las profundas críticas a la “inmovilidad” de las Juntas de Gobierno necesitaban de una situación que gatillara su salida. Esta fue la Batalla de Huaqui, también llamado el Desastre de Huaqui, en que el Ejército Real del Perú a cargo de Goyeneche batió a la Primera Expedición al Alto Perú comandada por Juan José Castelli.

Este hecho significó la pérdida de las pretensiones de la Junta sobre el actual territorio boliviano, la escisión definitiva entre el Rio de la Plata y el Alto Perú y sirvió para “apurar” un cambio de gobierno.

Jugando “al achique”: El Primer Triunvirato

La Junta Grande, era considerada “muy grande” y por lo tanto poco efectiva para la toma de decisiones fundamentales.

En septiembre de 1811, el Cabildo de Buenos Aires (institución que representaba a la clase dirigente), presionó fuertemente a esta para que ordenara la creación de un nuevo gobierno. Los hombres de Buenos Aires creían necesaria la concentración del poder para proceder con energía y celeridad y volver a las tendencias centralistas de la Primera Junta.

Por presión de las provincias la Junta Grande se transformó en la Junta Conservadora (que en realidad se llamaba Junta de Conservación de los Derechos de Fernando Séptimo).

Viendo este título, ¿Estamos seguros que las primeras Juntas de Gobierno querían separarse de España?

Fue un organismo creado con la intención de equilibrar el poder omnímodo que ejercía Buenos Aires, y para no perder su protagonismo y continuar existiendo se adjudicó la misión teórica de ejercer como poder legislativo.

La Junta Grande dictó un Decreto creando un Poder Ejecutivo cuya conducta debía quedar ajustada a las disposiciones que le dictara dicha Junta, y en el mismo Decreto, dispuso que los señores Diputados de los pueblos y provincias deberían integrar la Junta Conservadora, de la cual dependerían los miembros del nuevo gobierno.

En un típico golpe de estado institucional, que sería conocido como Primer Triunvirato, (formado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso), se da lugar a mayores confusiones de roles de los protagonistas de la época.

Las relaciones entre la Junta Conservadora y el Triunvirato no estaban bien definidas. ¿Quién tenía el poder? ¿Quién ejercía el poder legislativo y el judicial?

Cuando la Junta Conservadora sancionó un Reglamento Constitucional, los triunviros lo sometieron a la decisión del Cabildo de Buenos Aires, dejando en claro que este era superior a la Junta, y alentó al Cabildo a rechazarlo.

Este Primer Triunvirato estuvo “acompañado” por Bernardino Rivadavia, como Secretario de Guerra; José Julián Pérez, de Gobierno y Vicente López de Hacienda.

Debido a que Paso y Chiclana, formaban parte del nuevo Gobierno, Buenos Aires eligió a José Francisco Ugarteche y a Fray Ignacio Grela, como diputados “suplentes”. Con esta maniobra, el nuevo organismo quedaba conformado por cinco porteños y un solo provinciano (José Julián Pérez).

Había triunfado una vez más la tendencia centralista, representantes del más absoluto “porteñismo”, cuyo más calificado adalid fue Bernardino Rivadavia, sostenedor a ultranza de que la difícil situación externa e interna que se vivía, obligaban a establecer un gobierno centralizado que, desde Buenos Aires, impusiera su autoridad sobre el resto del territorio.

Ambos organismos, el Triunvirato y la Junta Conservadora comenzaron así la gestión de un gobierno compartido, el primero como responsable del Ejecutivo y el segundo del Legislativo, pero no tardaron en distanciarse, a causa de graves divergencias políticas.

La Junta Conservadora bajo la influencia del Deán Gregorio Funes, representaba el sentir de las provincias, que también, es justo decirlo, aspiraba al predominio político ya que si bien, el Triunvirato representaba al núcleo dirigente de la capital, la Junta, aunque disminuida y desprestigiada como lo estaba, era en esos momentos la expresión del país entero.

La confusión de ambos organismos en pugna, pronto produjo graves inconvenientes a las autoridades del interior, que no sabían a qué atenerse. Predominaba el desorden institucional provocado por esta situación.

Para “cortar por lo sano” a principios de noviembre de 1811, por medio de un Decreto de Rivadavia (que lo hizo “por la suya”), la Junta Conservadora fue disuelta. Como la Junta se quejó del procedimiento, el Triunvirato la disolvió oficialmente, al final de ese mes.

Unas semanas más tarde, los diputados del interior fueron expulsados de la ciudad, acusados de haber fomentado el "Motin de las trenzas", movimiento generado por el Regimiento Patricios cuando sintió amenazado su poder por parte del Triunvirato.

Demostrando su tendencia centralista, el Triunvirato suprimió las Juntas Provinciales en diciembre de 1811, reemplazándolas por Gobernadores y sus delegados elegidos por él, los que, obviamente, eran, en su gran mayoría, porteños.

También postergó la definición de la declaración de la independencia y la sanción de una constitución. Se inició una etapa de marcado centralismo, fundamentado en que era necesaria la concentración del mando para conducir al país en medio de la guerra: las decisiones se tomaban en la Capital y debían llegar a todas las provincias.

Este centralismo llega “disfrazado” hasta nuestros días, y para muchos historiadores este fue el nacimiento del unitarismo y la debacle de las provincias.

En enero de 1812 el Primer Triunvirato sancionó el Reglamento de Institución y Administración de Justicia del gobierno Superior Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que reemplazó la Real Audiencia por la Cámara de Apelaciones.

En algo más de 18 meses de funciones, el Triunvirato marcó como acción de gobierno:

·        Declaró la libertad de prensa.

·        Aprobó la ley de seguridad individual.

·        Creó el Gobierno Intendencia de la Provincia de Buenos Aires.

·       Ordenó a Manuel Belgrano llevar tropas patriotas a proteger el pueblo de Rosario de los ataques navales españoles que partían desde Montevideo.

·        Aprobó la utilización de la escarapela blanca y celeste, para su uso en el ejército.

·        Nombró a Manuel Belgrano General en jefe del Ejército del Norte.

·        Ordenó al Teniente Coronel José de San Martín la formación de un cuerpo especial de caballería, que sería conocido con el nombre de Regimiento de Granaderos a Caballo.

·        Prohibió la introducción de esclavos en el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

 

El Primer Triunvirato, absolutamente influenciado por su secretario, Bernardino Rivadavia, mantuvo la política de aparente fidelidad al rey Fernando VII de España, postergando toda definición sobre el tema de la independencia y la constitución, aunque la guerra contra los realistas continuaba.

Mientras tanto el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, aliado de España en la guerra contra Napoleón Bonaparte, aconsejaba mantener el reconocimiento del rey español cautivo.

Esta fue la esta razón por la que Rivadavia le ordenó a Manuel Belgrano que guardara la bandera celeste y blanca que había presentado a las tropas en las barrancas del Río Paraná.

La estrategia centralista del Triunvirato, mirando solo los intereses de Buenos Aires, era replegarse a posiciones defensivas y negociar cualquier salida “cómoda” a sus intereses:

 

·         Dejar avanzar a las fuerzas de Portugal y Brasil y sobre la Banda Oriental, en apoyo de los realistas de Montevideo.

·         Negociar un armisticio con el Virrey Francisco Javier de Elío, por el que se puso fin al sitio de Montevideo.

·         Dejar a la Banda Oriental, a los pueblos entrerrianos de Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay, en poder español.

·         Ordenar a Belgrano, a cargo del Ejército del Norte, que, en caso de un avance realista, se replegara hasta Córdoba, abandonando la totalidad de la provincia de Salta, que en ese momento incluía también las actuales provincias de Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca.

El principal jefe de los gauchos de la Banda Oriental, José Gervasio Artigas, rechazó el acuerdo celebrado entre el Triunvirato y los realistas y se trasladó al Campamento de Ayuí, seguido por gran parte de la población oriental, episodio conocido como el Éxodo del Pueblo Oriental.

En julio de 1812, Bernardino Rivadavia “descubrió” una conspiración de españoles contra el gobierno. Durante las investigaciones (basadas en pruebas y confesiones extremadamente sospechosas), Rivadavia extendió la acusación a Martín de Álzaga, héroe de la época de las invasiones inglesas, y a un extenso grupo de partidarios, casi todos españoles.

Álzaga y sus presuntos seguidores fueron sometidos a un proceso criminal secreto y expeditivo, por el cual fueron condenados a muerte.

Las ejecuciones comenzaron el 4 de julio y, en total, fueron ejecutados más de 30 hombres, incluidos jefes militares, frailes y comerciantes, y sus bienes fueron expropiados.

Caben entonces las dudas de que la conspiración haya sido real o si en realidad la inclusión de Álzaga entre los acusados no haya sido una venganza personal de Rivadavia por una vieja afrenta.

La acción de los miembros del Triunvirato estuvo limitada por sucesivas luchas por el poder. Con este gobierno, los morenistas lograron neutralizar a sus adversarios, pero las luchas internas y la amenaza de una invasión por parte de Brasil  minaron su poder.

Mientras tanto los hermanastros José de San Martín y Carlos de Alvear, recién llegados de España, organizaron una sociedad secreta, la Logia Lautaro, con la finalidad de luchar por la independencia y la organización constitucional en América, fortalecer la unidad política y militar de la revolución y planear una estrategia global frente al poder de los españoles.

A principios de octubre llegó a la capital la noticia de que, contrariando las órdenes del Triunvirato, Manuel Belgrano, jefe del Ejército del Norte, había enfrentado la invasión realista en la batalla de Tucumán, logrando una importante victoria. Esta noticia derrumbó el prestigio que podría haber mantenido el Triunvirato.

José de San Martín, conjuntamente con los miembros de la Logia Lautaro y la Sociedad Patriótica coincidió en privilegiar la organización del Ejército Libertador y la declaración de la Independencia.

La renovación de los triunviros estaba estipulada para octubre de 1812. Aprovechando esta situación, la logia intentó llegar al poder apoyando la candidatura de Bernardo de Monteagudo, pero “para variar”, el Triunvirato logró el rechazo de Monteagudo y la elección de Pedro Medrano, allegado de Rivadavia, asegurando la continuidad de su política.

Al ver cerrado el camino al gobierno la Logia planificó un golpe de estado que se produjo el 8 de octubre de 1812. En la madrugada, con las tropas del Regimiento de Granaderos a Caballo, bajo el mando de San Martín, y del Batallón de Arribeños, al mando de Francisco Ortiz de Ocampo las tropas ocuparon la plaza.

Después de ciertas vacilaciones, renunció el Triunvirato y el Cabildo, como depositario del poder, constituyó un Segundo Triunvirato, que estaba en sintonía con la Logia Lautaro. La elección fue luego ratificada por el pueblo.

El Segundo Triunvirato

El Cabildo cedió ante las exigencias de los revolucionarios y nombró un nuevo Triunvirato que gobernó las Provincias Unidas del Río de la Plata durante 15 meses entre el 8 de octubre de 1812 y el 31 de enero de 1814, compuesto originalmente por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte, siendo reemplazados por José Julián Pérez, Gervasio Posadas y Juan Larrea.

Del nuevo gobierno no tomó parte ningún militar, “para evitar que se creyera que era surgido de un golpe de estado” (¿?).

Antes de tomarles juramento a los miembros del gobierno, se les impuso la obligación de convocar, a la mayor brevedad posible, una Asamblea General Constituyente en que estuvieran adecuadamente representadas todas las provincias, que declarara la independencia y sancionara una constitución.

Los principales actos de gobierno de 15 meses del Segundo Triunvirato fueron:

·         Ordenar el arresto de Bernardino Rivadavia quien fue obligado a alejarse de la capital. También a Juan Martín de Pueyrredón se le ordenó retirarse a San Luis y el sacerdote y periodista Vicente Pazos Kanki (rival de Bernardo de Monteagudo), fue detenido y desterrado.

 

·         Establecer, con sede en Buenos Aires, la Asamblea General Constituyente, conocida como Asamblea del año XIII.

 

·         Crear la Escuela de Medicina bajo la dirección de Cosme Argerich, la misma sería una de las bases para la fundación de la Universidad de Buenos Aires. 

·         Crear la Intendencia de Cuyo en los actuales territorios de Mendoza, San Juan y San Luis.

 

·         Crear la Escuadra Naval


Resumiendo: Nada dejaba conforme a todos. Los intereses del puerto seguían siendo muy fuertes, y el poder militar no era precisamente federal. A la Primera Junta la tildan de no representativa, a la Junta Grande la acusan de inoperante por supernumeraria, y se crean los Triunviratos.

Nadie sabía a ciencia cierta quien tenía el verdadero poder. El Cabildo (con funciones municipales), era de Buenos Aires, no representativo de todas las ciudades y pueblos del interior, sin embargo terminó imponiendo sus pretensiones de ejercer todo el poder desde la Capital.

La Asamblea del año XIII fue el momento más radical de la revolución: libertad de prensa, libertad de vientre, extinción del tributo, la mita y el yanaconazgo, supresión de títulos de nobleza y exclusión de la fórmula de juramento de fidelidad al rey Fernando.  

Alvear, “por la suya” cambia el juramento en nombre de la nación, y los representantes de las provincias sienten que pierden poder frente a los centralistas. Esto, obviamente, generó un conflicto por ser percibida como avasallamiento a los derechos de representación particular y reclamos de autonomía.

Se definían dos tendencias:

·         La centralista, con una forma de gobierno indivisible y centralizado, soberanía única e indivisible; ordenamiento unitario para las provincias del ex Virreinato y preponderancia de Buenos Aires por su condición de capital del Virreinato y cabeza de la revolución.

Proponía congresos rioplatense dominado por grupos porteños centralistas con el control de las designaciones del Poder Ejecutivo (primero el Segundo Triunvirato y luego en 1814 un Director Supremo)

·         La federalista proponía la autonomía para las ciudades, la soberanía segmentada y la igualdad a todas las ciudades como sujetos de derechos soberanos. El epicentro fue la Banda Oriental, bajo el liderazgo de José Gervasio Artigas

Otra movida unitaria: Los Directorios

La llamada Aasamble del año XIII, dictaminó, a fines de 1813 la creación de un cargo unipersonal que ejercería el Poder Ejecutivo. El Directorio fue de carácter unitario, debido a que las autoridades residían en Buenos Aires y no había diputados del resto de las provincias.

… pero esto es otra historia

 

Bibliografía

DE MARCO, M.A. (2014). La Revolución de Mayo (1810-1812). En Nuestra Historia. Orbit Media S.A. Buenos Aires.

LUNA, F. (1993). 1810 y sus efectos. En: Argentina se hizo así. Vol. III ADISA. Buenos Aires.

LUNA, F. (1993). La búsqueda de una fórmula política. En: Argentina se hizo así. Vol. IV. ADISA. Buenos Aires.

ROSA, J.M. (1972). Historia Argentina. Tomo II. La Revolución (1806-1812). Editorial Oriente S.A. Buenos Aires

ROSA, J.M. (1972). Historia Argentina. Tomo III. La Independencia (1812-1826). Editorial Oriente S.A. Buenos Aires.

TERNAVASIO, M. (2015). Historia de la Argentina, 1806-1852. Grupo Editorial Siglo Veintiuno. Buenos Aires.

TERNAVASIO, M. (2016). Gobernar la revolución: Poderes en disputa en el Río de la Plata. 1810-1816. Grupo Editorial Siglo Veintiuno. Buenos Aires.

 


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