domingo, 28 de octubre de 2018

Giuseppe Garibaldi. De apelativo Cleómbroto



Los que nos criamos en algún hogar con reminiscencias italianas (de hecho mi viejo era italiano), más de una vez cantamos cosas que de niños no comprendíamos, tal es el caso de: "E non é vero che é morto Garibaldi, pum, Garibaldi, pum, Garibaldi, pum”.

Admirados por muchos y denostado por tantos otros, esta especie de raro superhéroe que aparecía en muchos continentes “casi simultáneamente”, tiene su historia en la Argentina.

Quizás debamos conocerla para no interpretar que este corsario (…y a veces pirata), líder de varias revoluciones en Italia en defensa de la libertad y la independencia, también se paseó por estos rincones.

Peleó contra Brown y Urquiza y fue manifiestamente anti rosista. Sarmiento dijo de él: “Garibaldi es una gloria argentina”

¿Quién fue ese polémico Garibaldi que tiene en América del Sur tantos recuerdos y monumentos?

¿Quién era Giuseppe?
Giuseppe Garibaldi (en realidad se llamaba Joseph Marie Garibaldi), nació en 1807 Niza (actual territorio francés), que en ese momento pertenecía al Reino de Piamonte.
Hijo de un pescador de Liguria, fue un militar y marino autodidacta que actuó fundamentalmente en la política italiana. Junto con el Rey de CerdeñaVíctor Manuel II, fue uno de los principales líderes y artífices de la unificación de Italia durante el segundo y tercer cuartos del siglo XIX
A los 27 años participó en el movimiento de la Joven Italia de Giuseppe Mazzini (el gran profeta del nacionalismo italiano), ganando los galones de Capitán en la Marina del Piamonte. Lo apodaron Cleómbroto, como el mítico Rey de Esparta que viviera entre 380 a 371 a. C. 
Su insurrección en el Piamonte, le costó una condena a muerte después de su captura, tras ser considerado uno de los cabecillas de la revuelta.
¿Quién fue esta especie de superhéroe latino que se codeaba con reyes, que discutía ardientemente en su función como Diputado en varias ocasiones, que se encontraba con la amante de Bolívar, que recibía apoyo de Alejandro Dumas, que fundaba fábricas, enseñaba matemáticas y a leer, creaba cuarteles de bomberos y rechazaba ofrecimientos de Abrahán Lincoln?
Políglota (además de su idioma materno, hablaba español, francés, portugués e inglés), Garibaldi tuvo una formación cosmopolita, internacional o supra nacionalista; relaciones determinantes con los saint-simonianos (adeptos del socialismo utópico), con muchas amistades fuera de Italia y una gran admiración por Francia.
De Europa a América del Sur
Viéndose obligado a huir, escapó a Niza desde donde, luego de varias etapas en Europa, partió desde Marsella hacia Sudamérica en el bergantín Nautonnier, haciéndose pasar por un tal Borrel (en referencia al mártir revolucionario Joseph Borrel), siendo seguido por otros camaradas de la Joven Italia.
Llegó al puerto de Río de Janeiro en enero de 1835. Una vez llegado a su nuevo destino, se afincó en Rio Grande do Sul. Su espíritu de aventurero revolucionario logró que este joven de 29 años, encontrara en estas tierras otra lucha contra la tiranía en “pro de los republicanos”.
Años más tarde, en sus Memorias se explayaba sobre su pensamiento político:
“Odio la tiranía y la mentira con el profundo convencimiento de que ellas son el origen principal de los males y de la corrupción del género humano. Soy republicano, porque éste es el sistema de go­bierno de las gentes justas”.
Esta lucha era la promovida por el General Bento Gonçalvez da Silva y que conmocionaba al territorio de Río Grande do Sul y que enfrentara a las tropas argentinas en la Guerra contra Brasil. 
Los conservadores brasileños consiguieron la destitución de Bento Gonçalves da Silva como comandante militar de la Provincia de Río Grande del Sur, y esto fue el puntapié que dio comienzo a la Revolución Farroupilha, que se inició en 1835 y que se extendería por diez años.
La Guerra de los Farrapos o la Revolución Farroupilha son los nombres por los cuales se conoció el conflicto republicano y posteriormente separatista en la entonces provincia de Río Grande del Sur, alcanzando la región de Santa Catarina (República Juliana), al sur del Brasil.
Durante este período Río Grande se constituyó en una república independiente (República Riograndense) cuyos presidentes fueran Bento Gonçalves da Silva y Gomes Jardim.
En 1837, Garibaldi se embarcó en el buque mercante “Mazzini”, provisto de patente de corso y comenzó así su carrera de marino, corsario y a veces, pirata, en las costas de América del Sur.
Viajó a Montevideo, que estaba inmerso en la guerra del presidente uruguayo depuesto Manuel Oribe (apoyado por el Gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas), contra el gobierno de facto presidido por el general Fructuoso Rivera instalado en Montevideo y asistido por Brasil y las flotas francesas e inglesas.
Garibaldi participó del lado de Rivera en apoyo de lo que se conoció como el Gobierno de la Defensa, y durante el sitio de Montevideo (por parte de fuerzas rosistas apoyadas por las fuerzas leales a Oribe), fue el almirante a bordo de lanchones y el general que comandó a la legión italiana, cuyos miembros fueron los primeros “camisas rojas”, el atuendo garibaldino que caracterizó después a todos los que lucharon por la liberación de su pueblo en distintos puntos de Europa.
Por tres años alternó entre las riberas sureñas del Brasil y los puertos de la Banda Oriental y al frente de republicanos del Río Grande, llegaron a instalar la “República de Piratim” y a dominar el Estado de Santa Catalina.
A tal renombre llegaron sus hazañas, que en 1839, hasta el mismo Juan Bautista Alberdi (en ese momento radicado en Montevideo), dedicó su crónica dramática “La Revolución de Mayo a los “Republicanos de Río Grande”.
Durante estas luchas, Garibaldi, herido de bala en el cuello y perseguido él y su tripulación por los orientales, debió remontar el Paraná con destino a Gualeguay. Allí fueron detenidos por las autoridades de la provincia entrerriana y luego llevados a prisión. A los dos meses, y por intervención del Gobernador Pascual Echagüe (aliado a Urquiza), fue puesto en libertad.
Por estos pagos
Tres años después, en 1842, al servicio de Fructuoso Rivera (encarnizado anti rosista), se encontraba en Montevideo.
Había llegado desde Brasil por tierra, convertido en tropero, pero una vez más las luchas internas sudamericanas le proporcionaron un nuevo motivo para intervenir en ellas.
“La República Oriental me brindó muy pronto ocupación. Me fue ofrecido y acepté, el mando de la corbeta “Constitución”, de dieciocho cañones. La Escuadra Oriental estaba mandada por el Coronel Coe, americano, y la de Buenos Aires por el general Brown, inglés”. (n.r.: Brown era Almirante y su nacionalidad irlandesa)
En realidad, lo que le encomendaba al presidente Fructuoso Rivera, era navegar con un trasporte de armas hasta Corrientes, provincia aliada con la causa anti rosista, y así afianzar la influencia oriental en el territorio del litoral y para cumplir esa misión Garibaldi debía sortear el ejército del caudillo Oribe (aliado a Rosas), que se encontraba en Paraná.
La flotilla comandada por Garibaldi comenzó con escaramuzas desde su partida mientras remontaba el río Paraná hacia Corrientes perseguido por el Almirante Brown.
En la costa correntina recibe apoyo el Gobernador Ferrer, pero Garibaldi sabe que esto es insuficiente y se prepara para defenderse de Brown, sabiendo que está en desventaja.
Años más tarde el relato del italiano manifiesta a las claras la admiración por Brown, al que llamaba “la primera celebridad marítima de la América meridional, con justos títulos, porque había mandado la escuadra de Buenos Aires en tiempo de la guerra de la independencia contra la dominación española”.
El fuego entre ambas escuadras, en lo que se llamó Combate de Costa Brava, se prolongó hasta la noche y los dos contendientes, sufrieron importantes daños.
Garibaldi intentó hundir las naves de Brown armando un “jangada” de explosivos, pero este truco no funcionó y sólo alcanzó a dilatar el desastroso final que se preveía. Una retirada forzosa. Mientras esto ocurría, aguas arriba, el Comandante Villegas había desertado con sus tropas y naves, dejando solo a Garibaldi, con sus muy fuerzas menguadas.
En la madrugada del 17, Garibaldi luego de arengar a lo que quedaba de su tripulación, viendo que la batalla estaba perdida, decidió la retirada y ordenó la quema de sus propias naves.
Una vez embarcados los heridos y los víveres, Garibaldi dispuso que se rociara aguardiente sobre los objetos combustibles de sus naves. Desgraciadamente, su tripulación, compuesta de tropas de varias nacionalidades, al ver tal cantidad de bebida, se embriagó a tal punto que quedó imposibilitada de moverse.
Al desembarcar, fueron perseguidos por las tropas de la infantería de Brown, hasta que la imponente explosión de la santabárbara de la flotilla de Garibaldi detuvo la per­secución, por lo que éste y el resto de sus hombres pudieron vadear el río Espinilla (confluente del Paraná), y de allí seguir a pie hasta Esquina, en la provincia de Corrientes.
Guillermo Brown, luego de vencerlo en frente a la costa correntina, tuvo la oportunidad de apresarlo y de hacer cumplir la orden de Rosas de ejecutarlo, pero la admiración entre los dos adversarios era mutua, y el Almirante evadió la orden superior diciendo:
“Déjenlo que se escape, Garibaldi es un valiente”.
Meses más tarde, atravesando la provincia y luego de ser vencidos en un breve combate librado en Arroyo Grande, llegaron a Montevideo a fines de 1842.
Garibaldi,  a las órdenes del General Paz, y al mando de 600 hombres de la Legión Italiana (“los camisas rojas”),  se encontró con que esta plaza, por orden de Juan Manuel de Rosas, estaba siendo sitiada por las tropas de Oribe.
Entre 1842 y 1845 muchas fueron las acciones que encontraron a Garibaldi peleando del lado de los Unitarios argentinos y sus socios uruguayos apoyado por las tropas francesas e inglesas: batallas navales con Brown; desembarco y toma de fuerzas rosistas, ocupación de la isla Martín García; toma de guarniciones en Gualeguaychú, Paysandú y Salto y escaramuzas con Urquiza y Oribe.
Un veterano del sitio de Montevideo lo recuerda así;
“Garibaldi llevaba a sus soldados al combate habiéndoles lo mismo que si estuviese en el cuartel, con dulzura, no con gritos espantosos, ni con ninguna de esas paradas que he visto a tantos jefes”.
“En la pelea era el primero en desenvainar el sable, dirigiéndose enseguida a la tropa, a la cual proclamaba, sin aludir a los oficiales. Hablaba el castellano perfectamente, como he dicho, y también el francés, pero con los soldados lo hacía en italiano, en un italiano puro, sin sombra de genovés, ni de nin­gún dialecto”
El Congreso de la Banda Oriental lo ascendió a General, pero, Garibaldi en una nota, sin dejar de agradecer el ascenso, terminó por rechazarlo.
Durante el resto del año 1846 se encontró en numerosas acciones militares y en 1847 fue designado jefe de todas las fuerzas de defensa de la plaza de Montevideo, funciones que cumplió durante muy poco tiempo, puesto que en agosto del mismo año se embarcó hacia Italia, para iniciar su heroica trayectoria en pos de la unidad italiana.
Habían pasado 12 años de estadía en estas tierras.
De vuela a Italia
Noticias de su buen hacer como militar y estratega llegaron hasta Europa, adonde regresó en 1848 para luchar en Lombardía contra el ejército austriaco y dar un primer paso hacia la unificación de Italia, que fue su objetivo durante las tres siguientes décadas. Su intento de hacer retroceder a los austriacos no prosperó y debió refugiarse primero en Suiza y posteriormente en Niza.
A finales de 1848, sin embargo, el papa Pío IX, temeroso de las fuerzas liberales, abandonó Roma, adonde se dirigió Garibaldi junto a un grupo de voluntarios.
En febrero de 1849 fue elegido diputado republicano en la asamblea constituyente, ante la cual defendió que Roma debía convertirse en una república independiente. En abril, se enfrentó a un ejército francés que intentaba restablecer la autoridad papal, y lo propio hizo en mayo ante un ejército napolitano.
Si bien no tenía opción alguna de evitar la caída de la ciudad, su lucha se convirtió en uno de los más épicos y recordados pasajes del Risorgimiento.
El 1 de julio, Roma fue finalmente asaltada, y Garibaldi y sus hombres se refugiaron en el territorio neutral de San Marino. Condenado por segunda vez al exilio, residió en Tánger, Staten Island (Nueva York) y Perú, donde regresó a su antiguo oficio de capitán de buque mercante.
En 1854, Cavour, el primer ministro piamontés, creyó que si le permitía volver a Italia, Garibaldi se alejaría del republicano Mazzini. Para ello, le concedió el mando de las fuerzas piamontesas en lucha con las austriacas.
Venció en Varese y Como, ambas en mayo de -, y entró en Brescia al mes siguiente, con lo cual el Reino de Lombardía se apropió del Piamonte.
Conseguida la paz en el norte del país, Garibaldi se dirigió a Italia central. Víctor Manuel II, rey piamontés, dio al principio su apoyo a un ataque contra los territorios papales, pero a última hora le pareció demasiado peligroso y le obligó a abandonar el proyecto.
Garibaldi aceptó la renuncia y se mantuvo fiel, pero la cesión de Niza y Saboya a Francia por parte de Cavour y Víctor Manuel le pareció un acto de traición y decidió actuar por su cuenta.
Como por el norte un acuerdo era imposible, decidió forzar la unificación conquistando el Reino de Nápoles, bajo soberanía borbónica. En mayo de 1860, al frente de un ejército de un millar de hombres (la expedición de los mil o de los «camisas rojas»), se apoderó de Sicilia y en septiembre entró en Nápoles, que cedió a Víctor Manuel II.
En 1861 se proclamó el nuevo Reino de Italia, pero desde sus inicios Garibaldi se mantuvo en la oposición, pues Roma continuaba siendo ciudad papal. Con la consigna de «Roma o la muerte», intentó durante años luchar contra el poder pontificio, sin demasiado éxito, hasta que en 1862, en la batalla de Aspromonte, cayó herido y fue hecho prisionero.
Tras ser amnistiado, pasó a presidir el Comité Central Unitario Italiano y ofreció sus servicios a Francia. Fue elegido diputado para la Asamblea de Burdeos (1871) y diputado al Parlamento italiano (1875), el cual pocos años antes de su muerte le asignó una pensión vitalicia por los servicios prestados.
El final
En el prefacio a sus Memorias, Garibaldi trazó un resumen de su azarosa existencia al señalar:

“Mi vida ha sido impetuosa: compuesta del bien y el mal, como creo está la mayor parte de la gente. Tengo la conciencia de haber buscado siempre el bien para mí y para mis semejantes. Si alguna vez hice el mal, fue sin quererlo.

Odio la tiranía y la mentira con el profundo convencimiento de que ellas son el origen principal de los males y de la corrupción del género humano.

Soy republicano, porque este es el sistema de gobierno de la gente justa, sistema modelo cuando se adquiere y, por consecuencia, no se impone con la violencia y la impostura.
T
olerante y no exclusivista, soy incapaz de imponer a alguien por la fuerza mi republicanismo”.
En sus últimos años se retiró a la isla de Caprera, donde falleció el 2 de junio de 1882 a los 75 años. 
Reconocimientos y detractores
Por sus luchas en Italia y Sudamérica, desde siempre se le ha llamado el “héroe de dos mundos”.
El poeta nicaragüense Rubén Darío (de extracción conservadora y liberal), lo llamó "prodigioso mosquetero de la Libertad y aventurero de la Gloria".
Le dedicó además el artículo "El hombre de la camisa roja" y una estrofa de su "Oda a Mitre" (1906), sobre la sustancial emigración italiana a la Argentina:
"Jamás se viera una lealtad mayor
que la del león italiano
al amigo de América que amó en fraterno amor.

De Garibaldi y Mitre las dos diestras hermanas
sembraron la simiente de encinas italianas
y argentinas que hoy llenan la simiente de rumor."

Sarmiento dijo de él “Garibaldi fue una gloria argentina”
En Nicaragua, detrás de la parroquia (hoy catedral) de Granada se admira una placa que dice: “Aquí vivió Giuseppe Garibaldi Héroe de dos mundos en 1851”.
El uruguayo Carlos M. Rama es el que mejor ha perfilado su vigencia:
“En primer lugar, José Garibaldi definió su personalidad, si no de gran complejidad, por lo menos de muy definidos caracteres, capaz de interesar admirativamente a sus contemporáneos.
La misma intrepidez del Héroe, su altruismo nunca desmentido para ofrecer su vida, y la de sus familiares, al servicio de la Humanidad, y de Italia en primer término, es uno de sus puntos centrales más impresionantes, teniendo en cuentas que su causa era la de los humillados frente a los poderosos.”
“Un segundo tema es su desprendimiento, el desinterés pecuniario, la generosidad rayana en el perjuicio a sus vitales intereses, que preside todos sus actos. En un momento de introducción a las pautas brutales al capitalismo ascendente, este rasgo era explicablemente llamativo. Pero Garibaldi era también un líder democrático concitó la admiración y la adhesión porque representaba las ideas de las masas y era el portaestandarte de un sector revolucionario nacionalista”.
El diplomático John Foster escribió del líder italiano:
“…es muy modesto, con un grado extraordinario de simpleza; no quiere ser reconocido y pasa bajo el nombre de Capitán Ansaldo. Fue originalmente marino y se distinguió como Almirante en la Escuadra de Montevideo en conflictos diversos contra la flota de Buenos Aires al mando de nuestro compatriota Brown.
Su actitud es particularmente amable. Pero sus ojos inquisidores revelan determinación en sus decisiones. Su famosa barba roja, aunque reducida, no deja de ser respetable.
Ni en su vestimenta ni en su trato hay indicios del espíritu ardiente e inquieto que lleva dentro sí. Carpaneto (n.r.: un subalterno y amigo), me dijo que él, Garibaldi, dejó Roma de la misma manera que entró en ella: sin un centavo. Yo me imagino que se está preparando para retornar a Italia cuando las circunstancias lo permitan”.
Es llamativo la cantidad de reconocimientos en forma de monumentos (impulsados por la masonería), que Garibaldi cosechó en todo el mundo:
·  Rosario (Argentina): Plaza Italia, en el Parque de la Independencia. Monumento en mármol de Carrara. Realizado por el artista italiano Alessandro Biggi en 1885.
·   Rosario (Argentina): patio externo del Hospital Italiano Garibaldi. Obra del escultor italo-argentino Erminio Blotta.
·   La Plata (Argentina): Ubicado en Villa Garibaldi, al Sur de la ciudad.
·  Buenos Aires (Argentina): Plaza Italia. Monumento inaugurado el 19 de junio de 1904.
·   Porto Alegre (Brasil): Monumento a Anita y Giuseppe Garibaldi.
·    São José do Norte (Brasil).
·  Guayaquil (Ecuador): Busto ubicado en la Plaza Garibaldi en el centro urbano de la ciudad.
·    Budapest (Hungría).
·   Nueva York (Estados Unidos): Washington Square Park, Lower Manhattan.
·    Taganrog  (Rusia).
·  Repubblica di San Marino: Primer monumento del mundo dedicado a Garibaldi, obra de Stefano Galletti, en 1882.
·    Niza (Francia): Ciudad donde nació.
·    Rovigo (Italia); Obra del escultor Ettore Ferrari
Librepensador, reclamaba la separación de la Iglesia y el Estado e impulsó la educación obligatoria, gratuita y laica.

Rechazaba el ateísmo, la indiferencia y el “miserable materialismo”, pero fue denostado por los católicos al enfrentarse al papa Pío IX, quien durante su pontificado (el más largo de la historia), proclamó el control de la Iglesia sobre la ciencia, la educación y la cultura en los Estados Pontificios.

Se opuso tanto a las demandas de un gobierno constitucional como a la unificación de Italia para defender su condición de Papa-Rey, con poder terrenal en el centro de la península.
También existe otros detractores que afirman que en América fue esclavista, pirata y ladrón de caballos y lo acusan de masón (de hecho lo fue tardíamente militando en la logia Asilo di Vertud y en la Les Amis de la Patrie ), a la orden de los ingleses, antimonárquico, organizador de saqueos, asesinatos de civiles,  organizador de células mafiosas en Sicilia (la Ndrangheta  en Calabria y la Camorra en Nápoles), contratante de mercenarios y ladrón del Banco de Palermo para corromper a los oficiales borbones (Reino de las Dos Sicilias).

Bibliografía

ARELLANO, J.E. Giuseppe Garibaldi: Héroe de dos mundos. https://www.elnuevodiario.com.ni/especiales/34379-garibaldi-heroe-dos-mundos-nicaragua/

BIOGRAFÍAS Y VIDAS. Giuseppe Garibaldi. https://www.biografiasyvidas.com/

ELARCON DE LA HISTRIA ARGENTINA. 2017. Garibaldi en la Argentina. http://elarcondelahistoria.com/garibaldi-en-la-argentina/

FRAGA, R. 2018. Giuseppe Garibaldi, el héroe de dos mundos. https://www.elciudadanoweb.com/giuseppe-garibaldi-el-heroe-de-dos-mundos/

GRAN LOGIA DE LA ARGENTINA DE LIBRES Y ACEPTADOS MASONES. Giuseppe Garibaldi.  http://www.masoneria-argentina.org.ar/novedades-y-eventos/141-giuseppe-garibaldi

WIKIPEDIA. Giuseppe Garibaldi. https://es.wikipedia.org/wiki/Giuseppe_Garibaldi





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