Desde hace algún tiempo creemos que vivir con alguien sin pasar por un registro
civil o una iglesia es una cuestión moderna.
En el mundo entero la Tasa de
Nupcialidad va cayendo y la de divorcios va aumentando, lo que obliga a algunas
sociedades a crear figuras distintas al matrimonio a través del cual las parejas alcanzan
ciertos beneficios que les permiten brindarse una mayor protección social.
En la Argentina se llaman Uniones Convivenciales (UC), y fueron recientemente incluidas en el Código
Civil. En Chile le
llaman Acuerdo de Vida en Pareja (AVP).
Estas alternativas tienen su mayor y
mejor antecedente en el sirviñaco,
antigua práctica incaica.
Los viejos se nos adelantaron, y a
pesar de que fueron combatidos por la “conquista” española, hoy sigue más
vigente que nunca.
¿Querés ver?
Matrimonios y algo más
El matrimonio es una antigua institución social, presente en gran
cantidad de culturas, que establece un vínculo conyugal entre personas, reconocido y consolidado
por medio de prácticas comunitarias y normas legales, consuetudinarias, religiosas o
morales.
El origen etimológico de la palabra matrimonio no es claro. Se suele
derivar de la expresión "matris munium" provenientes
del latín: "matris", que significa madre y "munium",
que significa cuidado.
Si esto es así significaría "cuidado de la madre
por parte del marido/padre”. Otra posible derivación provendría de "matreum
muniens", significando la idea de defensa y protección de la madre,
implicando la obligación del hombre hacia la madre de sus hijos.
Sea como fuese hoy todos deberían cuidar y defender a
todos.
La Real Academia Española de la
Lengua (RAE), define al matrimonio como la “unión de hombre y mujer, concertada mediante ciertos ritos o formalidades
legales, para establecer y mantener una comunidad de vida e intereses”. Claro está que la RAE no se actualizó con la realidad
del mundo actual, aunque reconoce el sirviñaco,
aunque lo admite con n y no con ñ.
Lo cierto es que el matrimonio como institución está en
franco retroceso. Cada vez más las parejas entienden que no es necesario
“registros” para vivir en pareja.
En la Argentina la Tasa de Nupcialidad, es decir la
cantidad de casamientos por cada 1.000 habitantes (que es de aproximadamente 3
por mil), está cayendo y hoy se encuentra alrededor de 2,8 por mil, cuando hace
algunos pocos años se ubicaba en 3,5 por mil.
Pero eso no es todo, sobre la cantidad de matrimonios
civiles consagrados, por ejemplo en la ciudad de Córdoba, en 2016 se
divorciaron el 74 % y en el 2017 el 89 %.
En la ciudad de Buenos Aires estos divorcios se producen
a partir de los 10 años desde su institucionalización formal (“firmar la
libreta”), en parejas que en promedio tienen 35 años las mujeres y 44 años los
varones.
Todos estos números tienen decenas de explicaciones por
parte de sociólogos y demógrafos, ya que depende de un sinnúmero de variables:
económicas, de maduración psíquica, de “incompatibilidad de caracteres”, etc.
Para que buena parte de todo este “descalabro” social no
ocurra, los incas practicaban el sirviñaco
o “matrimonio a prueba” como lo define la RAE.
Propuestas nuevas, respuestas
viejas: el sirviñaco
Desde hace algún tiempo creemos que vivir con alguien sin
pasar por un registro civil o una iglesia es una cuestión moderna. Algunas
sociedades crean las Uniones
Convivenciales (UC), que en Argentina fueron recientemente incluidas en el
Código Civil, y en Chile le llaman Acuerdo
de Vida en Pareja (AVP).
Se trata de una
figura distinta al matrimonio a través del cual las parejas alcanzan ciertos
beneficios que les permiten brindarse una mayor protección social.
Estas
alternativas tienen su mayor y mejor antecedente en el sirviñaco, antigua práctica incaica.
El sirviñaco o sirviñacu (castellanización
de sirvinacuy, o servinakuy), también
llamado tanta qhatu (que en quechua significa reunión prenupcial o
“matrimonio a prueba”, por la que los novios ensayan vida marital), es una costumbre muy
antigua de la región andina de Perú, Chile, Bolivia y Argentina, que
actualmente se sigue celebrando.
Se
trata de una convivencia de los novios previa al matrimonio, que puede durar de
seis meses a un año. Después de este tiempo, si la convivencia fue exitosa, el
novio tiene que hablar con los padres de la novia y pedir permiso para casarse
con ella. Si los padres están de acuerdo, se celebra una boda que consagra la
unión entre los novios siguiendo antiguos rituales.
Todo
estaba bien hasta que, en los tiempos de la conquista española, la Iglesia
Católica intentó eliminar esta costumbre considerada poco cristiana, pero no
tuvo mucho éxito.
Denostaron,
particularmente a la mujer a la que llamaban concubina. Una concubina no es
sinónimo de amante carnal, es una mujer que mantiene una relación estable de
pareja sin haber pasado por las instituciones formales.
Concubina proviene
del latín concumbere formado por el
verbo cumbere que quiere decir
acostarse, lo que significa “acostarse con uno”. Por prejuicios
culturales esa palabra en español carece de sinónimo.
Los
pueblos indígenas siguieron celebrando el sirviñaco
hasta nuestros días demostrando que no era ninguna picardía
y garantizaba la estabilidad matrimonial entre la población campesina.
La primera parte del sirviñaco
consiste en la comunicación de la pareja por medio de la “espejeada”, rito que
consiste en la iluminación de espejos con los rayos solares, desde cerros
lejanos determinados por ellos, precisando su significado.
Generalmente en la fiesta del Carnaval estas parejas celebran su
“compromiso” intercambiando sus ganas de casarse (kasarachi), y a partir de este instante comienza el amañamiento, es
decir unirse en pareja, sin casorio, formando un nuevo hogar.
En caso de que el sirviñaco
resulte satisfactorio para ambos contrayentes, la regla consuetudinaria es
contraer matrimonio definitivo, sujeto a las normas de duración de cada
comunidad.
En caso de que el sirviñaco no sea satisfactorio para los
contrayentes, cualquiera de ellos puede dar por terminada la relación, sin que
suponga ningún perjuicio moral o legal. De existir hijos, tradicionalmente
permanecen al cuidado de la madre, aunque más recientemente se aplican crecientemente
las normas de cuidado compartido establecidas en la Convención sobre los Derechos
del Niño.
Tal sabiduría del
pueblo incaico evitaba a una persona vivir "hasta
que la muerte los separe" con una pareja que resultara indeseable. Es
una tendencia que en la actualidad y en el mundo entero, aumenta fuertemente.
La Comunidad Indígena de
Amaicha del Valle (Tucumán), una de las pocas, sino la única, que no perdió sus
tierras y que se las ratificaron por Cédula Real del año 1716, reconoce a la
institución del sirviñaco en sus
documentos de convivencia, conformando una alianza al respecto con la hermana Comunidad India de Quilmes.
La Comunidad de Amaicha habita
un extenso territorio que, en la
actualidad cubre desde el Abra de El
Infiernillo, continuando por las Cumbres Calchaquíes hacia el
Norte, hasta el cerro Pabellón y, en dirección Oeste, hasta la ribera este del
Río Santa María.
Tan fortalecida está esta
antigua costumbre que en la Constitución Política en su Artículo 29, al
referirse a los derechos de herencia de tierras dice:
“Se podrá adquirir los derechos de comunero (miembro de la comunidad), por
vínculo matrimonial (sirviñaco, etc.), reconocido por las autoridades
tradicionales. En caso de disolución dichos derechos se perderán en forma
automática, interviniendo, si fuese necesario, dichas autoridades.
Quienes
promovieron internacionalmente el vocablo sirviñaco
fueron ni más ni menos que Jaime Dávalos y Eduardo Falú a través de una
melodía cantada en ritmo de bailecito y que dice:
SIRVIÑACO
(Bailecito)
Letra:
Jaime Dávalos. Música: Eduardo Falú
Yo
te’i dicho: nos casimos;
vos diciendo que tal vez.
Sería bueno que probimos,
pa’ ver eso qué tal es.
Te propongo sirviñaco,
si tus tatas dan lugar;
pa’ l' alzada del tabaco,
vámonos a trabajar.
Te compraré ollita nueva,
en la feria 'e Sumalao.
Es cuestión de hacer la prueba
de vivirnos amañaos.
Y si tus tatas se enteran,
ya tendrán consolación.
Que todas las cosas tienen,
con el tiempo, la ocasión.
Y si Dios nos da un changuito,
a mí no me ha de faltar
voluntad pa’ andar juntitos,
ni valor pa’ trabajar.
Te propongo como seña
pa’ saber si me querís,
cuando vas a juntar leña,
silbame como perdiz.
vos diciendo que tal vez.
Sería bueno que probimos,
pa’ ver eso qué tal es.
Te propongo sirviñaco,
si tus tatas dan lugar;
pa’ l' alzada del tabaco,
vámonos a trabajar.
Te compraré ollita nueva,
en la feria 'e Sumalao.
Es cuestión de hacer la prueba
de vivirnos amañaos.
Y si tus tatas se enteran,
ya tendrán consolación.
Que todas las cosas tienen,
con el tiempo, la ocasión.
Y si Dios nos da un changuito,
a mí no me ha de faltar
voluntad pa’ andar juntitos,
ni valor pa’ trabajar.
Te propongo como seña
pa’ saber si me querís,
cuando vas a juntar leña,
silbame como perdiz.
El
autor de la letra y el compositor de la música le dieron autenticidad absoluta
al adoptar el género de bailecito.
Esta es una danza picaresca, también
de influencia incaica, que tiene origen en danzas europeas y que llegaron al
continente y se amalgamaron con las costumbres y cultura nativas. Se la
considera una danza criolla, resultado del encuentro de diferentes culturas.
Danza
sincopada de galanteo de parejas sueltas e independientes, de movimientos
vivos. Se baila con pañuelo en la mano derecha y paso básico con pasos llenos
de coquetería y donaire reflejando así el juego amoroso que los une.
En
este caso está escrita en un vocabulario en ese modo indígena de expresarse que
habla el castellano con construcciones propias del quechua, además de confundir
entre sí las diversas vocales.
Es una
que se toca y baila en Bolivia y en el norte de Argentina. La primera versión
musical publicada en Argentina corresponde a Andrés Chazarreta (1916), y la
segunda, a Manuel Gómez Carrillo (1920).
El sirviñaco no solo no morirá sino que
cada vez toma mas vigor como costumbre práctica, útil y sencilla tendiente a
aumentar la larga vida de las parejas.
Bibliografía
ALVAREZ, N. La
Familia: una institución en cuestión. Los cambios de la razón
doméstica. Facultad
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https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/
COMUNIDAD
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salud. 2015. Estadísticas Nupciales del
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CABA. https://www.lanacion.com.ar/
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LEEMOS. Palabras que buscan palabras. http://www.revistaleemos.com/palabras-que-buscan-palabras/
WIKIPEDIA. Matrimonio. https://es.wikipedia.org/wiki/Matrimonio
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