El cordobés Gregorio
Perdriel fue un buen militar luchando contra los ingleses en las invasiones y
en las luchas por la independencia al lado de Belgrano, tanto en su cruzada al
Paraguay como en el Ejército del Norte.
Alvear y San Martín ya
mostraban sus diferencias que traerían serios problemas en la marcha de nuestra
historia.
Alvear (uno de los que
siempre confundió la patria con el gobierno), en realidad deseaba hacerse cargo
del Ejército y entrar triunfal a Chile en lugar de San Martín, y aprovechando
el poder que le daba su cargo político lo involucró a Perdriel y se encargó de
“hacerle tragar un sapo” cuando lo envía a reemplazar a San Martín en la
gobernación de Cuyo, mientras este preparaba el cruce de Los Andes.
Alvear, como siempre,
trabajó en las sombras contra sus enemigos (Artigas, San Martín), y contra su
patria, no importando a quien “usaba”.
Veamos de que se trata…
Contexto
de época
Carlos de Alvear y José de
San Martín (con 23 y 34 años de edad respectivamente, medios hermanos por parte
de padre), llegaron a Buenos Aires desde España en marzo de 1812 con su formación militar a
cuestas.
Alvear, hijo de una familia
“patricia” era un joven influyente debido a sus contactos sociales y políticos,
mientras que San Martín prácticamente era un mozo desconocido en estos medios.
Fue Alvear quien lo presenta a San Martín a
su futura esposa, y hasta fue testigo de su boda. Ambos fueron co fundadores de
la Logia Lautaro, aquella que, copiando a los patrones culturales europeos,
unía a miembros que promovieran la libertad y la independencia de las colonias
españolas en América del Sur.
Solo bastaron 8 meses desde su llegada para
que ambos se dieran cuenta que la línea política del Primer Triunvirato no
coincidía con las de sus propuestas, y decidieron cambiarlo.
La revolución del 8
de octubre y las ambiciones de Alvear
Para lograr tal
fin, Alvear encabezó con San Martín la revolución del 8 de octubre de 1812, que
reemplazó al Primer Triunvirato por el Segundo y que convocó a la Asamblea del año 1813. San Martín puso el pecho y Alvear
sus ambiciones.
A la caída del
Primer Triunvirato, "se crea la
asamblea de 1813, pero es una asamblea dominada por Alvear, un hombre cercano a
los intereses británicos, que va a continuar con la ficción de obediencia al
rey cautivo".
La Asamblea
aprueba la creación de la bandera, del escudo y la moneda, "todos elementos que hablan de independencia, pero no se la
proclama ni se redacta la constitución".
"Carlos María de Alvear está muy atento a lo que dice Gran Bretaña,
habla de plantear una disculpa, una reconciliación con España".
La Asamblea del año
1813, presidida por Alvear, temía que la incorporación de los artiguistas
produjera una virtual alianza entre el caudillo oriental y San Martín para
apurar una declaración de independencia, en contra de los intereses del grupo
alvearista.
Ambicionando el
poder político y basándose en el centralismo que había existido en el antiguo
Virreinato, logró que la Asamblea General creara un Directorio a cargo de un Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, para el cual hizo elegir a su tío Gervasio Antonio de Posadas (primo de su
madre). Este hecho parece haber sido el detonante de la separación de los dos
militares.
A mediados de 1813 renunció a su
banca y fue nombrado Coronel del Regimiento de Infantería Nº 2, pero siguió
participando en política a través de la Logia. La Logia se dividió entre los
partidarios de San Martín y los de Alvear, por lo que éste, con mayores
influencias políticas, lo alejó del poder poniéndolo al mando del Ejército del
Norte.
Los representantes de
Artigas traían a la Asamblea instrucciones muy precisas, que no eran del agrado
de la clase dirigente porteña:
·
Inmediata declaración de Independencia
·
Constitución republicana
·
Gobierno central con respeto a las autonomías
provinciales
·
Establecimiento de la capital fuera de Buenos
Aires.
Alvear le escribió al
embajador inglés en Río de Janeiro, Lord Strangford:
"Estas provincias desean pertenecer a la Gran
Bretaña, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo
poderoso. Ellas se abandonan sin condición alguna a la generosidad y buena fe
del pueblo inglés. Yo estoy resuelto a sostener tan justa solicitud para
librarlas de los males que las afligen.
Es necesario que se aprovechen los buenos momentos,
que vengan tropas que impongan a los genios díscolos y un jefe plenamente
autorizado que empiece a dar al país las formas que fueren del beneplácito del
Rey".
Para la mayoría, la
actitud de Alvear era una traición a la patria. Así lo entendió Artigas al que
se adhirieron las provincias litorales. En todos lados hubo protestas.
La locura
de Alvear llega al punto de la traición. Le plantea a Gran Bretaña que nos
reciba como colonia, mandando a Manuel José García a negociar. Envía un
documento en nombre de estas provincias donde pide entrar en la órbita como
colonia. García fue frenado en su misión por Belgrano y
Rivadavia, quienes ya estaban en Río de Janeiro y buscaban una salida pacífica
a la complicada situación de las Provincias Unidas.
Belgrano se alarma
y se pregunta “¿Cómo es que se iba a
entregar el país a Inglaterra?”. La novedad se conoce en Buenos Aires y
destituyen a Alvear.
Las diferencias entre Alvear
y San Martín
Algunos
historiadores han pretendido echar algo de luz sobre las desavenencias
políticas entre Alvear y San Martín.
El
historiador Hugo Chumbita publica en su libro El secreto de Yapeyú, una
investigación que devela el secreto predilecto de algunos historiadores
argentinos: que San Martín era hijo de una indígena guaraní llamada
Rosa Guarú y Diego de Alvear, padre de Carlos María.
Chumbita
explica qué si realizara una prueba de ADN sería más fácil explicar el papel de
los ingleses en las guerras de la Independencia, el enfrentamiento entre Alvear
y San Martín, la anglofilia de Alvear, el apoyo sanmartiniano a la monarquía
incaica y los motivos que lo llevaron al ostracismo de Boulogne Sur-Mer.
En Yapeyú se cree, que Don
Diego habría conocido a Rosa Guarú y concebido al niño. Una vez enterado de que
había tenido un varón, se preocupó por su futuro y le pidió a Juan de San
Martín que lo adoptara. Cuando Don Juan y su esposa, Gregoria Matorras, se
fueron a España, José Francisco viajó inscripto como hijo de ambos.
Carlos María de Alvear y
José de San Martín, siendo hermanastros o no, terminaron fuertemente
enemistados por sus posturas ideológicas y políticas.
Las
intenciones de Alvear
En 1815 Alvear,
propuso utilizar su ejército para una expedición a Chile y avanzar en la
guerra contra los realistas. Su estrategia era la de atacar a los ejércitos
reales indirectamente, llegando hasta la ciudad capital de Lima no a través del Alto Perú, pero el Cabildo de Buenos Aires (dirigido por Antonio José de Escalada, suegro de San Martín, quien era entonces su Regidor y Alcalde de
primer voto), se negó.
En todo el
territorio estallaron manifestaciones de oposición y rebeldía. La Banda
Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Córdoba y las provincias de Cuyo
manifestaron su disconformidad con Alvear, al que le endilgaban representar al
centralismo porteño.
Ante el creciente
descontento, Alvear se propuso intimidar al espíritu público mediante un
drástico bando por el cual se condena a muerte a quienes critiquen a su
gobierno.
El Director Alvear
carecía de influencia en el interior. Dado que el peor enemigo para la causa
del centralismo porteño era
Artigas (que dominaba la campaña de la Banda Oriental y estaba extendiendo su
influencia a las provincias del litoral), ordenó evacuar Montevideo.
Envió al Almirante
Brown a proponerle a Artigas, a cambio de la retirada de éste de las provincias
del litoral, la independencia de toda la Banda Oriental, como si fuera este
pequeño designio el que llevaba el Jefe de los Orientales. El ofrecimiento fue, obviamente, rechazado.
Para la mayoría,
la actitud de Alvear era una traición a la patria. Así lo entendió Artigas al
que se adhirieron las provincias litoraleñas. Simultáneamente envió un ejército
para tomar Santa Fe y, cruzando Entre
Ríos, intentar atacar la Provincia Oriental, bajo el mando de Francisco Javier de Viana.
El Coronel Ignacio Álvarez Thomas, jefe de la vanguardia del ejército, se puso en contacto con enviados
de Artigas y declaró su rebelión contra Alvear, negándose a usar sus propias
fuerzas en una guerra civil.
La indignación de San Martín y la “pueblada”
En Febrero de 1815 Alvear fue reconocido como
Coronel efectivo y el mismo día el gobierno nacional lo designó Gobernador
Intendente de Cuyo, en reemplazo del General San Martín.
Alvear desautorizó a San Martín, para la formación del Ejército de los Andes, de modo que éste
decidió presionar presentando un pedido de licencia por cuatro meses para “restablecerse
de sus dolencias”.
Alvear se la aceptó de inmediato dándole licencia “ilimitada”, y el 8 de febrero nombró en su reemplazo al Coronel
Gregorio Perdriel quien estaba enrolado en su facción de la Logia Lautaro.
Alvear no
estaba dispuesto a ser dejado de lado por su conducta ambiciosa. Pretendía el
ejército para llegar triunfal a Chile y para no “tragarse el sapo” elige al
Coronel Gregorio Perdriel para que haga “punta de playa” en Mendoza y tome el
gobierno de Cuyo (para retomarlo él si todo salía bien).
San Martín, anoticiado
de su eventual reemplazo, indignado por la conducta de Alvear, y pensando en
futuras traiciones, había decidido renunciar a su cargo de Gobernador de Cuyo
como método de presión, pero solicitó licencia. El Cabildo le pidió entonces a
San Martín que le prometiera “que no
haría uso de la licencia concedida”.
El Cabildo
de Mendoza, y luego el de San Juan, enterados de la decisión porteña, decidió
reunirse. Un gran número de ciudadanos, entre los cuales se
encontraban José Clemente Benegas, Manuel Ignacio Molina, Tomás Godoy Cruz,
Juan de Dios Correas, los religiosos Domingo García y Matías del Castillo, José
Ferrari y Juan Agustín Maza, se concentraron en el recinto dispuesto a escuchar
y votar sobre si apoyaban o no al entonces gobierno del Directorio.
Abrió la reunión
Domingo García, Vicario de la ciudad quien manifestó que no estaba
a favor de aquel Directorio. Además admitió que el gobierno de las provincias
de Cuyo, debería abstenerse de obedecer a otro, hasta que no se aclarase la situación.
Por su parte, otro religioso, de apellido del Castillo, apoyó lo expuesto por
su antecesor y todos los presentes levantaron la mano afirmativamente para
apoyar aquella moción.
Luego del alboroto
producido por los vecinos, se escuchó la palabra del licenciado Manuel Ignacio
Molina quien hizo una propuesta para que "el pueblo" votara un nuevo
Gobernador y se desobedeciera al enviado por Buenos Aires.
En un agitado
clima de insurrección, la plaza se llenó de banderas y cartelones, en uno de
los cuales se leía:
“Quiere el pueblo a San Martín
Alvear nos manda a Perdriel,
mas si este viene a Mendoza
nos cagaremos en el”
La propuesta de
Molina no se hizo esperar y la mayoría de los asambleístas consideraba al
Coronel José de San Martín la persona más idónea para ocupar ese cargo. Todos
los representantes del cabildo y otros vecinos votaron afirmativamente por esta
proposición.
Con fecha 21
de Febrero, se dirigió al Gobierno Supremo de las Provincias Unidas,
solicitando que el General San Martín continuase desempeñando el puesto “porque así ha creído que convenía a la
seguridad del Estado y a la tranquilidad de este País que se halla
inmediatamente amenazado por el Conquistador de Chile”.
La guarnición en
Cuyo, acordó desobedecer al gobierno de Buenos Aires y apoyar el levantamiento
militar del Coronel José Ignacio Álvarez Thomas contra Carlos de Alvear.
El Cabildo le envió un mensaje oficial a Perdriel, de puño y letra de
San Martín, que éste recibió a su paso por San Luis, pidiéndole que no entrara en
Mendoza, mientras se recibía la respuesta de Buenos Aires al pedido de que San
Martín continuara en el gobierno.
Sin escuchar el consejo, Perdriel entró en Mendoza y pretendió imponer
su autoridad. El resultado fue que entró en conflictos con las autoridades
locales y con la población.
Damián Hudson (autor del libro titulado Recuerdos históricos de la provincia de Cuyo, publicado
en 1898), relata que grupos populares
llegaban a la casa del “nuevo” gobernador para insultarlo y amenazarlo.
Hubo serios disturbios ese 22 de abril, y un motín lo obligó a huir con
su vergüenza a cuesta, llegando de
regreso a Buenos Aires el 5 de mayo, ”tragándose el sapo”, cuando ya Alvear
había sido depuesto como Director
Supremo.
¿Quién era Gregorio Perdriel?
Gregorio Ignacio Perdriel nació en Córdoba en 1785, trasladándose años más tarde a Buenos
Aires donde estudió y residió el resto de su vida.
Con el grado de Teniente se enroló en el Regimiento de Patricios y luchó en la
Defensa ante las invasiones inglesas de 1806. En 1810 era Capitán, y
participó en la expedición militar de Manuel
Belgrano al Paraguay.
Participó, en la refriega de Maracaná y en la batalla de Paraguarí. Al terminar esa campaña
militar, en marzo de 1811, pasó al sitio de Montevideo, con el grado de
Teniente Coronel.
A fines de 1811 fue
destinado al Ejército del
Norte, y como jefe accidental del Regimiento de Patricios
acompañando nuevamente a Belgrano luchó en Las Piedras, Tucumán y Salta.
Comandó el Regimiento de Patricios en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, regresando a Buenos Aires después del
fracaso de la segunda expedición auxiliadora al
Alto Perú. Por su comportamiento fue ascendido a Coronel en mayo de 1813.
Desalojado
Alvear de la Dirección Suprema del Estado, por el motín de Fontezuelas,
Perdriel solicitó su separación del servicio militar en 1816, sin embargo
continuó ocupando luego numerosos cargos políticos y militares.
Fontezuelas, la caída irremediable de Alvear
El 3 de abril de
1815, en la posta de Fontezuelas, cerca de la actual ciudad de Pergamino
(provincia de Buenos Aires), Álvarez Thomas se pronunció contra el Director
Alvear.
La ciudad de
Buenos Aires, hasta entonces un bastión del unitarismo, se plegó al movimiento para deponerlo del Directorio, que encabezaba
indirectamente San Martín.
A la sublevación
militar de Ignacio Álvarez Thomas se sumó el Cabildo de Buenos Aires y el General Miguel Estanislao Soler.
Alvear debió
renunciar a su cargo de Director sólo tres meses después de haberlo asumido y
refugiarse en una fragata de guerra inglesa. Se dirigió a Brasil. Sus
partidarios, incluido su tío Posadas, fueron arrestados. Junto con su
Directorio cayó también la Asamblea del Año XIII.
En la huida, luego
de su destitución, y fiel a su espíritu de “vende patria”, Alvear viaja a Río
de Janeiro con papeles secretos para los ejércitos luso-brasileños: la posición
de las tropas, el número de soldados, los nombres de los espías y la ubicación
de las armas.
Esto fue
considerado como un acto de traición de los más grandes que se conozcan.
Reivindicación y fin del juego
El 16 de
Marzo el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata
comunicaba al General San Martín su continuación en el mando de la provincia de
Cuyo “entretanto existan los riesgos que
la amenazan”.
El Libertador volvió a ocupar su puesto. También se
dejaba en claro que a través de todos estos votos, el pueblo mendocino
representando a Cuyo se independizaba del gobierno nacional hasta nuevas
noticias.
A principios del
mes de mayo, llegaron noticias sobre la renuncia del Director Carlos M. de
Alvear y el nombramiento del General José Rondeau como nuevo Director.
En Mendoza, la
población salió a las calles a festejar y las campanas de los templos de la
ciudad sonaban para dar la buena nueva. Esa noche, cientos de personas se
encontraban en la plaza y otros lugares para vitorear el gran suceso.
Bibliografía
CAMPANA, C. (2015). El día que Mendoza se rebeló con la Nación. 17 de mayo de 2015.
https://losandes.com.ar/article/
CANAVESE, Gabriela Fernanda. Gregorio Ignacio Perdriel. Biografía. Real Academia de Historia.
dbe.rah.es/biografias/71700/
DOMINA, E. (2008) Alvear, una piedra en el
zapato de San Martín. temas@lavozdelinterior.com.ar.
Domingo 2 de noviembre de 2008. Edición
impresa
FAVALORO, R G. (2009). ¿Conoce usted a San Martín?
Ed. Debolsillo. Buenos Aires, 272 p.
REVISIONISTAS. Gregorio Ignacio Perdriel.
www.revisionistas.com.ar/?p=1056
ROSA, J.M. (1972) Historia Argentina. Tomo III. La Independencia
(1812-1826). Editorial Oriente SA, Buenos Aires.
WIKIPEDIA. Gregorio Perdriel.
https://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Perdriel
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