miércoles, 18 de abril de 2018

Folklore herido



Mas de un tema folklórico nos puede disgustar, por su música o por su letra, pero se resuelve apagando la radio o el televisor, no comprando el disco o de última, taparse los oídos.

Lo que no se puede hacer es perseguir a los cantores, a los autores, a los músicos por el solo hecho que nos disgusta la música o la letra, mucho menos amenazarlos de muerte o perseguirlos hasta el exilio.

Particularmente la junta militar (y los civiles políticos que los acompañaron), que tomaron el gobierno por las armas en 1976, tenía esa obsesión.

Al parecer, por lo que prohibieron, indica que tenían el gusto atrofiado, y lo peor es la ignorancia supina (aquella que procede de negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse), de la que hasta hacían alarde.

La música y el canto fueron y son patrimonios históricos de la humanidad, donde encontramos nuestra identidad. ¿Quisieron que la perdiéramos?

Un gran cantautor dijo “...cuando un pueblo trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama”.

Algunas canciones “irreverentes” y subversivas decían “...pobrecito mi patrón. Piensa que el pobre soy yo...”. Otras rezaban “estamos prisioneros carcelero, yo de estos gruesos barrotes, tu del miedo”
"El estremecimiento de la fe terrorista, derivación previsible de una escalada sensorial de nítido itinerario (...) continúa con el amor promiscuo, se prolonga en las drogas alucinógenas y en la ruptura de los últimos lazos con la realidad objetiva, común y desemboca al fin en la muerte, la ajena o en la propia, poco importa ya que la destrucción estará justificada por la redención social".

Almirante Emilio Massera
Conferencia en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador
25 de Noviembre de 1976

El contexto de época

El gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón “crujía” por todos lados. Los niveles de disconformidad de muchos sectores y la falta de altura política de quienes la debían tener hizo que los militares cumplieran los mandatos de la superioridad extra nacional, y decidieron cumplir con lo que venían planificando hacía tiempo.

La Junta Militar, toma el control del país en marzo de 1976 apoyado por un importante grupo de civiles de extracción liberal y anuncia la implementación del llamado “Plan de Reorganización Nacional”.

La lucha emprendida por el proceso para disciplinar a los jóvenes seria lenta y estaría marcada por las razias, donde se inaugura el proceso autoritario más sangriento que registra la historia de nuestro país.

Las tres armas toman el control de todo: decidían, a partir de la censura, que se podía leer, decir, hacer y que música había que escuchar. En 1976, todas las radios estatales y comerciales eran desmanteladas y distintos comunicados llegaban a los medios de todo el país, con los nombres de prohibidos y de los sospechosos.

Los objetivos se van a basar en demostrar lo que desaprobaba La Junta Militar, lo que creían “una amenaza para la sociedad”. La amenaza para la sociedad era pensar y cantar diferentes reivindicaciones, tener el pelo un centímetro más allá del cuello de la camisa, y los bigotes más largos que la comisura de los labios. 
La dictadura militar afectó fuertemente la producción de la música de todo tipo (aunque en esta oportunidad nos referiremos solo a la folklórica argentina), dañada por la censura, las listas negras y las persecuciones a las que fueron sometidos los artistas, muchos de los cuales debieron exiliarse, debido a lo cual muchos discos fueron grabados y difundidos fuera de Argentina (Alemania, España, Francia, México, etc.), pero no llegaron a ser escuchados en aquel momento por el público argentino.
En esa época se hizo habitual que los músicos recibieran reiteradamente las mismas advertencias y amenazas telefónicas anónimas. Las acciones represivas y listas negras contra artistas e intelectuales a ser secuestrados o censurados, fueron conocidas como Operativo Claridad.
El Proceso de Reorganización Nacional ejerció de facto del poder del Estado para establecer una política sistemática de opresión, manipulación, apropiación y aniquilación de las expresiones populares y de su simbología.

Entre ellas, en particular, la música popular fue fuertemente atacada, silenciada, tergiversada y reprimida. Como contrapartida, la supervivencia de este género quedará librada, entonces, a la resistencia que tanto sus exponentes como sus cultores podrán ejercer (asumiendo, en algunos casos, hasta el riesgo de perder la propia vida), ante la dictadura reinante.

Si bien el temor infundido a los artistas comprometidos con la causa popular se incrementó luego de marzo de 1976 (momento en el que los distintos medios de comunicación pasaron a manos de interventores militares), es posible argumentar que ya desde el golpe militar que gobernó desde 1966 hasta 1973 (con el breve paréntesis del gobierno de Cámpora y el de Juan Domingo Perón hasta su fallecimiento en julio del ’74)

Durante el ejercicio del terror por parte de la Alianza Anticomunista Argentina (más conocida como Triple A), bajo el gobierno de Isabel Perón se habían encargado de evitar la presencia y la difusión de muchos músicos en programas televisivos y radiales del país y de amenazarlos para que cesaran en su actividad o bien la circunscribieran a los ideales del régimen dictatorial.

Por desgracia, el mundo musical argentino ya conocía en carne propia lo que significaba la censura durante la dictadura en la década de 1930, cuando el tango era ya un referente nacional, varios autores fueron censurados por usar el lenguaje conocido como “lunfardo” en sus letras.

Si bien durante el primer gobierno peronista el folklore fue promovido, no todos los autores e intérpretes estaban admitidos. El caso más notable fue el Atahualpa Yupanqui, que por su cercanía al Partido Comunista fue encarcelado en varias oportunidades.

La caída de Perón, bajo el gobierno de facto de Aramburu, trajo también censuras sobre todas aquellas figuras que de alguna manera podían recordar al peronismo. Los sospechados de comunistas seguían en las listas negras, pero se agregaban los peronistas confesos. Un caso emblemático fue el de Antonio Tormo, asociado fuertemente al partido.

Tipos de censura

La censura impuesta fue de todo tipo. Los encargados del acto de censura generalmente no fueron militares. Eran agentes altamente cualificados y censuraban bajo un estricto plan sistemático, político, de represión y producción cultural.
Varios de estos agentes eran abogados, sociólogos, profesores de universidades católicas, y, sobre todo, eran especialistas en el área del conocimiento.
En lo que al tema que nos ocupa las motivaciones de la censura fueron de tres tipos, según algunos autores, que pueden tipificarse:

  • Motivaciones políticas: se censuraron a varios cantantes que estaban claramente en contra del gobierno de facto.
  • Motivaciones lingüísticas: se obligaba al cambio de letras en algunas canciones que los autores las abreviaban, se cambiaban el orden de las letras, o se reemplazaban por palabras en quechua.
  • Motivaciones paranoicas: se censuraba a todos los cantantes acusados de poner al pueblo en contra de ellos y de conspirar a través de sus letras. 
  • Motivaciones ridículas: se prohibieron canciones que exaltaban el romanticismo y no alcanzaban a tener mucha relación con la política.


Cantautores prohibidos
Muchos fueron los presionados y desplazados. Algunos se auto exiliaron, otros se quedaron y no la pasaron del todo bien.
Las “listas negras” confeccionados por la Junta Militar, eran distribuidas a los medios de comunicación para evitar que los señalados fueran contratados. 
Estas llevaron al exilio a artistas e intelectuales de todos los órdenes (hombres y mujeres del teatro, la radio y la televisión, pensadores, escritores, cineastas, periodistas, y obviamente cantautores de todos los ritmos)
Una lista con 331 nombres de artistas, “con antecedentes ideológicos marxistas” fue identificada entre los archivos encontrados recientemente en el Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea. O no sabían lo que era el marxismo o se lo confundieron a Palito Ortega con uno de ellos (¿?), y por eso lo incluyeron en las listas.
El cantante tucumano se constituyó como realizador en siete largometrajes, a través de su productora Chango Producciones S.C.A, fundada en el año 1976 y funcionando hasta 1982, haciendo evidente la alianza entre el poder militar y el poder comercial.

Las listas negras estaban clasificadas bajo una Fórmula en función del “grado de peligrosidad”:
  •   F1: “sin antecedentes marxistas”
  •   F2: “los antecedentes que registra no permiten calificarlo desfavorablemente desde el punto de vista ideológico marxista”
  •   F3: “registra algunos antecedentes (…) pero los mismos no son suficientes para que se constituyan en un elemento insalvable para su nombramientos, promoción, otorgamiento de beca, etc.”
  •   F4: “registra antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública, no se le proporcione colaboración, sea auspiciado por el Estado, etc.”

La lista concretamente estaba conformada por 19 páginas con los nombres de artistas, periodistas e intelectuales, su DNI, su profesión y una fecha que marcaría el momento en el que el caso fue incluido en esa lista. Las listas que acercaban a los medios de radiodifusión tenían por título “Cantables que por su letra se consideran no aptas para ser difundidas por los servicios de radiodifusión”.
Como era de esperar, estas hojas nunca fueron oficiales y el gobierno de aquel entonces siempre negó su existencia. En cada página se incluyeron las instrucciones de la Junta para quien tuviera en su poder esos documentos. Allí se aclara que “estos antecedentes constituyen elementos de orientación, no de prueba” y que no deben ser divulgados, no deben ser copiados y deben ser incinerados”. 
La lista negra se extiende también hacia músicos y compositores, argentinos o extranjeros. En algunos casos estaba censurado el autor, en otros el intérprete, y en otros solamente la canción. Entre otros vinculados al folklore encontramos a:
·         Alarcón, Hugo y Aguirre, Eleodoro: Padre vino        
·         Blázquez, Eladia: Doña Fiaca; Tu ausencia me da tristeza                        
·         Dávalos, Jaime: (varios)
·         Di Fulvio, Carlos: Allá va el Toro Villegas; Carne de cañón; Doña Maclovia; El combate de San Carlos; El final de la epopeya; El imperio de piedra; El triunfo del alambre; La conquista del desierto; La muerte del Calfucura; Pasa el malón; Pobrecito Papillon; Tierra ranquelina.

·         Díaz, Coco: Yo tengo un gancho
·         Estrella. Miguel A. (varios)
·         Falú, Eduardo: Canto a Sudamérica
·    Guarany, Horacio: Carceleros; Estamos prisioneros; La guerrilla; La guerrillera; Perdón doctor; Los pájaros de Hiroshima; Memorias de una vieja canción; Sangre de minero.

·         Guillén, Nicolás: No sé por qué piensas tu       
·         Heredia, Víctor:  (varios)
·         Isella, César: Hombres en el tiempo
·         Jara, Víctor: Te recuerdo Amanda        
·         Leguizamón, Gustavo: Chacarera del expediente       
·         Moreno Palacios, Omar: Agarrame el alazán   
·         Petrochelli, Ariel: Este cristo americano
·         Porcha, A. e Isella, Cesar: Un amigo, una flor, unas estrellas
·         Ramirez, Ariel: Alcen la bandera; Es Sudamérica mi voz; Juana Azurduy  
·         Ritro, Angel: El potro Mario
·         Sampayo, Anibal: Hasta la victoria                   
·         Sosa, Mercedes: (varios)
·         Tejada Gomez, Armando e Isella, César: Triunfo Agrario               
·         Tejada Gomez, Armando y Aragón, Eduardo: El cóndor vuelve     
·         Tejada Gomez, Armando y Guarany, Horacio. Coplera del prisionero
·         Yupanqui, Atahualpa. Coplas del payador perseguido

Tres uruguayos de fuerte influencia y admiración por parte del pueblo argentino también cayeron en la redada.

Tal es el caso de Alfredo Zitarrosa (Diez decimas de saludo al pueblo argentino; Adagio a mi país; Chamarrita de los milicos; El violín del Becho); Osiris Rodriguez Castillo (Cielo de los tupamaros), y Daniel Viglietti (Cruz de luz).
Los integrantes del grupo Markama cuentan que "los obligaban a cambiar las letras de sus canciones porque ciertas palabras, como «pobre», «libertad» y «pueblo», estaban prohibidas”. En muchos casos optaban por cantarlas igual, pero en lengua quechua.
En 1976 Los Andariegos lanzaron su álbum Madre Luz Latinoamérica, su obra mayor que los haría víctimas de amenazas y finalmente llevados a disolverse y exiliarse en 1978.
En aquella oportunidad el grupo había escrito lo siguiente en la contratapa del álbum:
“Pero Madre Luz Latinoamérica no quiere ser sólo una obra descriptiva. Los simbolismos usados trasuntan un auténtico deseo de liberación y toma de conciencia. Los Andariegos, comarcanos y de larga data, nos confundimos en la musicalidad y en la esencia hispanoamericana porque nos sentimos y nos sabemos hijos de la Patria Grande y nos enorgullece poder cumplimentar en ritmos e instrumentos el sueño de nuestros Libertadores: ¡América Morena, únete, que unida serás grande...!”
En 1977 Mercedes Sosa lanzó uno de sus álbumes más logrados, Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui, complemento del que dedicara a las canciones de la chilena Violeta Parra, seis años antes.​
En 1979 Mercedes Sosa editó en Argentina el álbum Serenata para la tierra de uno, tomando como mensaje el tema del mismo título de María Elena Walsh: “Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”. Poco después fue detenida en la ciudad de La Plata mientras realizaba un espectáculo, junto con todos los espectadores que habían tomado la decisión de asistir. El hecho la decidió a exiliarse, primero en París y luego en Madrid.
Ese mismo año Marián Farías Gómez, también víctima del exilio y la censura, grabó en París, con su hermano, el álbum Marian + Chango, que recién pudo editarse en Argentina en 1981. Por su parte, el Chango Farías Gómez, desde el exilio, constituyó un grupo denominado Cancionero de la Liberación con el fin de actuar contra el régimen militar.
Uno de los momentos más negativos de este período es la muerte del cantante Jorge Cafrune. En enero de 1978 Jorge Cafrune cantó Zamba de mi esperanza en el Festival de Cosquín, una tradicional canción que el público le pedía pero que se encontraba prohibida debido a que se refería a la “esperanza”.
Cafrune entonces dijo aunque no esté en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide la voy a cantar. Pocos días después, el 31 de enero de 1978, murió atropellado por un automovilista (identificado luego como Héctor Emilio Díaz), que se dio a la fuga cuando el artista se dirigía a caballo a Yapeyú a llevar un cofre con tierra de Boulogne Sur Mer, para un homenaje a San Martín.
Existen serias sospechas de que se trató de un asesinato ordenado por el gobierno militar y ejecutado por el entonces Teniente Carlos Villanueva, a quién dos sobrevivientes del centro clandestino de detención La Perla han señalado como la persona que dijo que “había que matarlo para evitar que otros cantantes hicieran lo mismo”.
En su momento se supo que en alguna oportunidad López Rega habría dicho “Cafrune es mas peligroso con una guitarra que todo un ejército”.
El hecho nunca fue esclarecido completamente y quedó solo como un accidente.
Entre los trabajos destacados de este período se encuentra la obra del cantautor Víctor Heredia, quién sufrió la desaparición de una hermana, y compuso canciones emblemáticas para ese momento, como Todavía cantamosSobreviviendoInforme de situación.
También se destaca su álbum Víctor Heredia canta Pablo Neruda (1977), dedicado íntegramente a musicalizar al gran poeta chileno, cuyas obras eran censuradas por las dictaduras latinoamericanas de entonces.
En este período y en el exilio, se desarrolla gran parte de la obra innovadora del ensamble Anacrusa, fundado en 1972, cuya éxito creciente en Argentina fue cortado abruptamente por la dictadura y el exilio.
Algo similar sucedió con los primeros álbumes del Quinteto Tiempo, prohibidos en Argentina y difundidos exclusivamente en el exterior.
En 1978 César IsellaCantoral, Ana D'Anna y Rodolfo Mederos, realizaron el notable álbum titulado Juanito Laguna, sobre el célebre niño villero de la pintura de Antonio Berni, con composiciones de Hamlet Lima QuintanaCuchi LeguizamónIván CosentinoJaime DávalosEduardo Falú y Armando Tejada Gómez (bajo el seudónimo de Carlos de Mendoza para eludir las listas negras), y una introducción realizada por el propio Berni.
El álbum fue secuestrado por las autoridades y recién sería reeditado en 2005, con el agregado de dos temas de la serie, que no habían sido incluidos en la versión original: un tema de Ástor Piazzolla y Horacio Ferrer y otro cantado por Mercedes Sosa.
En este período aparece Margarito Tereré, un personaje infantil de historieta bajo la forma de un yacaré de cultura litoraleña, creado por el músico Waldo Belloso y su esposa la poetisa Zulema Alcayaga. Margarito Tereré tuvo un programa de televisión, una película (1978) y varios álbumes, donde cantaba con sus amigos canciones folklóricas dirigidas al público infantil.
Entre las canciones más memorables se encuentran Qué se va el cartero y El gato de la calesita. La pareja también fue autora del Himno a Cosquín.
En 1978, se grabó en Francia la Cantata Tupac Amaru, sobre un libro de poemas de Atahualpa Yupanqui (El sacrificio de Tupac Amaru, 1971) y música de Enzo Gieco y Raul Maldonado, interpretado por la Agrupación Música de Buenos Aires, dirigida por Enzo Gieco con la participación del Coro Contemporáneo de Buenos Aires, dirigido por Jorge Armesto.
También en 1978 se creó en México el grupo argentino-mexicano Sanampay, dirigido por Naldo Labrin e integrado originalmente por Eduardo BejaranoDelfor Sombra, Caíto Díaz, Hebe Rosell y Jorge González. Entre sus obras se destaca Coral terrestre (1982), con textos de Armando Tejada Gómez y música del grupo Sanampay.
En 1979 el Chango Nieto, otro censurado, acompañado por el bandoneonista Dino Saluzzi grabaron el álbum El Chango Nieto interpreta a Atahualpa Yupanqui y Homero Manzi, “porque quería romper esa división invisible que existía”, según el mismo explicó, aludiendo al tradicional divorcio entre tango y folklore, en la música popular argentina.
Los Trovadores (que permaneció como cuarteto hasta 1980), comenzaron a tener, varios incidentes de persecución y censura por los álbumes editados de ese período: Cuando tenga la tierra (1972), Las voces de los pájaros de Hiroshima (1975) y Los pueblos de gesto antiguo (1978).

Epílogo

Si el folclore es el conjunto de hechos anónimos (tradicionales, vigentes, de transmisión oral, popular, colectivo, funcional, empírica y regional), común a una población concreta, formando parte de su cultura, censurarlo es “desculturizar al pueblo”.
¿Quién tiene derecho a esto? Solo unos pocos que ejercen el poder despótico de quien gobierna sin sujeción a ley alguna.
¿Quién y porque alguien puede censurar algunas de estas bellas canciones?

Vida y muerte, violín, padre y madre
Canta el violín y Becho es el aire
Ya no puede tocar en la orquesta
Porque amar y cantar eso cuesta.

El Violín de Becho
Alfredo Zitarrosa
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy,
por todo y a pesar de todo,
mi amor, yo quiero vivir en vos.

Serenata para la tierra de uno

María Elena Walsh


Ay mi tierra de Santiago 
tanto que usted la ha querido 
nada le sabe deber 
ingrata que le había sido.
¿Se acuerda doña Maclovia?
 León Benarós y Carlos Di Fulvio
Bibliografía

CHAMOSA, O. 2012. Breve historia del folclore argentino (1920-1970). Identidad, política y nación. Edhasa, 208 p.

DE LOS SANTOS ROJAS, M.P. 2015. La censura cultural durante la dictadura militar argentina: 1976-1983. Philologica Urcitana. Revista Semestral de Iniciación a la Investigación en Filología. Vol. 12 (Marzo 2015) 51-78. Departamento de Filología – Universidad de Almería (ISSN: 1989-6778). https://w3.ual.es/revistas/PhilUr/pdf/

DUARTE LOZA, D.; FRANCIA, M. 2012. Entre la manipulación y la resistencia. Tango y folclore como sobrevivientes de la dictadura cívico-militar. Universidad nacional de la plata - Facultad de Bellas Artes. http://sedici.unlp.edu.ar/

WIKIPEDIA. La música folklórica durante la dictadura militar, https://es.wikipedia.org/wiki/

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