(*) 400 Unitarios 18 Federales |
Fue un combate violento entre el ejército “federal” de Ángel Pacheco que defendía la provincia de Mendoza y el “unitario” dirigido por Gregorio Aráoz de Lamadrid que avanzaba desde Tucumán.
Las batallas de Famaillá en Tucumán (que Oribe le gana a Lavalle), y la de Rodeo del Medio ganada por los “federales” fueron el final de la Coalición del Norte.
El significado histórico que se debe resaltar es que la Batalla de Rodeo del Medio fue la última de las luchas entre estas facciones por una década, y garantizaron a Rosas el dominio del territorio hasta la Batalla de Caseros en 1852.
Todas las batallas por los ideales fueron importantes, para unos o para
otros. El solo hecho que se pierdan vidas de hombres comprometidos con sus
pensamientos las hacen importantes, pero algunas son un hito en el camino y
otras son el fin del camino o al menos de una etapa de este.
¿Qué
significó la Batalla de Rodeo del Medio?
La Batalla de Rodeo del
Medio (localidad cercana a la ciudad de Mendoza), se llevó a cabo el 24
de septiembre de 1841.
Fue un combate violento entre el ejército “federal” de Ángel
Pacheco que defendía la provincia de
Mendoza y el “unitario” dirigido por Gregorio Aráoz de Lamadrid que avanzaba desde Tucumán.
Las batallas de Famaillá en Tucumán (que Oribe
le gana a Lavalle), y la de Rodeo del Medio ganada por los “federales” fueron
el final de la Coalición del Norte.
El significado histórico que se debe resaltar es
que la Batalla de Rodeo del Medio fue
la última de las luchas entre estas facciones por una década, y garantizaron a Rosas el dominio del territorio hasta
la Batalla de Caseros en 1852.
No se trata solamente de dar detalles tácticos de batalla. Este relato
intenta solo resaltar la importancia geopolítica de la misma y promover su
conocimiento en el ámbito del turismo histórico.
¿Cuál era la situación política y militar del
territorio?
Entre 1827 y 1854 el actual territorio argentino no
tuvo presidente. Rosas era el gobernador de Buenos Aires y por lo tanto, como
el poder en esa época estaba concentrado en Buenos Aires, él era el que
controlaba todo el territorio.
La llamada
Guerra Grande, con innúmeras batallas y escaramuzas se inicia 1936 con la del
Arroyo Carpintería (Durazno, actual territorio uruguayo), y culmina 1852 con
Caseros.
Durante esos
16 años pueblos hermanos defendiendo ideas e intereses, se entreveraron en algunas
como Quebracho Herrado, Angaco, Famaillá y Rodeo del Medio. Estas dos últimas marcaron
la culminación de una época.
A Rosas le
respondían en Cuyo José Félix Aldao en Mendoza, Pablo Lucero en San Luis y
Nazario Benavidez en San Juan, pero también había defecciones.
El general
Gregorio Aráoz de Lamadrid, hombre de Rosas, se había pasado a las filas
unitarias, y otro tanto había hecho el “zarco” Tomás Brizuela (heredero
político de Juan Facundo Quiroga), en La Rioja.
El partido
unitario había proyectado, con apoyo francés, un movimiento simultáneo en todo
el país con el fin de derrocar a Rosas.
El Ejército
Combinado de Cuyo (con Félix Aldao a la cabeza y Nazario Benavidez como segundo
jefe), debía obrar contra las fuerzas de la Coalición del Norte, alianza creada
en 1840
de casi todas las provincias del norte argentino (Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja), con Tucumán como base, contra
el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, y sus aliados.
Por otro lado, el general Juan
Lavalle ya llevaba más de un año
luchando contra éste en Entre Ríos y Corrientes, cuando invadió la provincia de Buenos Aires. Al fracasar en su invasión, se retiró hacia Córdoba para unirse a Lamadrid. Lavalle fue derrotado en Quebracho Herrado (este de la
Provincia de Córdoba), por Oribe el 28 de noviembre de 1840. Luego marchó hasta la provincia de Tucumán.
Desde allí, Lamadrid marchó hacia las provincias de Cuyo aprovechando que Aldao en Mendoza tenía (según creía Lavalle), solo
800 a 1.000 mendocinos en esos momentos para abrir un nuevo frente de guerra.
Lavalle resistía en Tucumán con 1.500 milicianos, sin embargo, en
esos momentos empezaron a llegar los refuerzos de Manuel
Oribe (enviado por Rosas), sumando
9.000 hombres, pero sólo 6.000 terminaron por participar de la ofensiva final
ya que el resto permanecería en Cuyo guarneciendo la región.
Rosas envió a Lamadrid para controlar el
levantamiento del Norte, pero éste último se adhirió a los rebeldes y el 24 de
septiembre de 1840 se constituyó la Liga del Norte.
Luego de la
derrota de Lavalle en Famaillá,
el doctor Marco Avellaneda (que era el gobernador rebelde y padre del futuro presidente Nicolás Avellaneda), es degollado y su cabeza es colocada en una pica en Tucumán. Juan Lavalle también
muere en Jujuy en dudosos acontecimientos.
Vienen desde
el norte: Angaco y La Chacarilla
La vanguardia de Lamadrid (900 a 1.000 soldados y 2
cañones, pero otros señalan que esta cifra es una exageración y hablan de
300 infantes, 200 jinetes y la artillería), al mando de Mariano
Acha, enfrentó a los ejércitos
federales de José Félix Aldao y Nazario Benavidez, gobernadores de las provincias de Mendoza y San Juan, en la épica batalla
de Angaco.
Esta fue una de las más sangrientas batallas de las guerras civiles
argentinas en la que murieron en siete horas unos 1.500 hombres (aproximadamente
la mitad de los hombres de cada bando).
La Batalla de Angaco (23 km al noreste de San Juan), una de las más sangrientas batallas, con más
de 1.000 muertos, ocurrió el 16 de agosto de 1841. Fue un enfrentamiento que dio una efímera ventaja a los unitarios, ya
que pocos días más tarde los federales retomaron la ciudad de San Juan y lo derrotaron.
Benavidez entregó a Acha a Aldao, que lo hizo fusilar por la espalda el 16 de
septiembre de 1841.
Su cabeza fue cortada y expuesta en una pica, en las
inmediaciones de la Posta de la Cabra, actualmente Jarilla, en las márgenes
del rio Desaguadero, sobre la provincia de San Luis.
A los dos días (18 de agosto de 1841), ambos ejércitos se cruzaron en la Batalla de La Chacarilla, paraje
próximo a la ciudad de San Juan.
José Félix Aldao recuperó el
control sobre la ciudad de San Juan solo por unos días hasta que llegó Lamadrid con su ejército de
1.500 hombres, (otros
hablan de 600 a 1.000 con 8 cañones), pero de allí siguió camino a Mendoza.
La
Batalla de Rodeo de Medio o Vuelta de la Ciénaga
· El
paraje
Ya fundada la Ciudad de
Mendoza, se introdujeron “rodeos” de haciendas de Chile y, siendo necesaria la
búsqueda de pastizales naturales, se trató de localizar los campos de bañados y
márgenes de los ríos con buenos pastos para alimentar la hacienda, razón por la
cual se fueron ocupando los distintos valles de Cuyo.
Conocedores los primeros
hacendados de las zonas dedicadas a esta actividad, fueron citándose en puntos
estratégicos donde solían juntarse los arreos para hacer los apartes, lo que
dio como resultado el origen del nombre de los “Rodeos”, como también la
construcción de puestos y corrales. Esta fue la razón por la cual en Cuyo
nacieron los parajes que se fueron conociendo con los distintos nombres, entre
ellos los Rodeos del Medio y Rodeo de la Cruz.
· El
combate
Tal vez sea de menor
importancia los detalles del combate en si (Anexo 1), pero si hay situaciones
del mismo que se deben destacar. Por un lado el error de Lamadrid al permitir que
los enemigos “le tomaran el puente”, y por el otro tirarle la culpa de la
derrota a sus subordinados.
Lamadrid, si bien participó
en numerosos encuentros bélicos y políticos de nuestra historia, y a pesar de
su larga trayectoria militar no fue un oficial exitoso. Fue un hombre de no siempre claras intenciones jugando mas
con su el poder económico y político de su familia que con sus propios
compromisos.
Siempre en
conveniente repasar quienes fueron los actores de tales acontecimientos, como
se describen en el Anexo 2.
Persecución
muerte y exilio
El General Lamadrid luego de la derrota debe huir. Los coroneles Angel Salvadores, Cayetano Cortines,
el teniente coronel Pascual Pirán
y otros cinco oficiales se dirigen hacia Chile por el paso de Canota hacia Uspallata. Heridos, muertos de hambre y de sed fueron
alcanzados por federales.
Se
enfrentaron a sus perseguidores y después de ser herido y capturado, Salvadores
fue ultimado (los degollaron
bárbaramente), el 25 de septiembre de 1841.
Algunos derrotados alcanzaron a cruzar la Cordillera de los Andes, mucho antes de que el deshielo permitiera un cruce seguro, pero una tormenta lo sorprende en la cordillera y murieron más de cien hombres.
Se dice que unos pocos vencidos se escondieron en un caserío cerca de
Mendoza, que se llamó desde entonces Coquimbito, diminutivo de la ciudad de
Coquimbo, donde encontraron refugio la mayor parte de los que lograron cruzar
los Andes.
La persecución de los vencidos estuvo dirigida por Aldao. Este dispuso
1.000 hombres para seguirlos por Catamarca hacia el norte mientras el resto
permanecía en La Rioja evitando que Lavalle intentara avanzar a Cuyo.
PARTE 2. Los deshechos de hoy
Monumento,
historia viva y responsabilidades
Muchas veces se escucha:
“pueblos que olvidan su historia cometen luego los mismos errores”.
Veamos. Que el lugar donde murieron muchos argentinos,
y que significó tanto para nuestra historia, tenga un “recordatorio” tan pobre
y olvidado, (que tan solo es mantenido “dignamente” por los alumnos de una
escuela cercana al mando de un buen maestro), es por lo menos motivo de sentir
vergüenza ajena.
Otros parajes, en nuestro país o en otros
países, con menos trascendencia que este, sienten respeto por su historia y
ponen en valor un lugar de tanta importancia.
Si olvidamos de poner en valor estas cosas,
nuestros nietos serán cada vez más desaprensivos y terminarán olvidándose de
quien “hizo patria”, de uno y de otro lado.
Lo peor de todo es que las
autoridades con responsabilidad sobre el lugar histórico son lo suficientemente
desaprensivas como para que algún viajero encuentre el lugar. Seguir estas
instrucciones sería una verdadera aventura, ya que a su vez las señales viales
para arribar al lugar son escasas y confusas.
Las páginas Web informativas, al referirse a cómo llegar
al predio dicen textualmente:
·
Sitio: Batalla Rodeo Del Medio. DEC. PEN Nº
1178/74
·
Ubicación: costado Sur del antiguo
carril nacional (R.P.Nº 8), a unos 550 m al Este de la intersección del mismo
con calle “El Resplandor”, sobre el que fuera campo de la acción.
Sobre esos terrenos, ha quedado la cruz como testimonio indicativo a
vecinos y viajeros, de uno de los más crueles enfrentamientos sostenidos en el trayecto de las
contiendas civiles en nuestro país.
La batalla de Rodeo del Medio fue el 24 de
septiembre de 1841, fue un combate entre el ejército federal de Ángel Pacheco y
el unitario dirigido por Gregorio Aráoz de Lamadrid, que dio la victoria
definitiva al partido federal por una década.
Los capitanes Salvadores, Cortinez, Rojas y otros,
huyeron en dirección a Uspallata y llegaron a la estancia de Canota muertos de
hambre, de sed y despedazados, donde fueron alcanzados por federales que los
degollaron bárbaramente. La Batalla de Rodeo del Medio fue la más sangrienta de nuestra historia y
con ella se dio término a la Guerra Civil Argentina.
Este texto
está lleno de inexactitudes u omisiones.
· La Ruta Provincial 8 (que no tiene cartelería al
respecto), hoy se llama Calle Moreno. Yendo hacia el este desde la calle
Pueyrredón de Rodeo del Medio, se llama así hasta a la intersección con la
calle El Resplandor (continuación de Los Álamos en la localidad de Fray Luis
Beltrán). Moreno allí cambia de nombre y se llama Santa Clara.
· El “Monumento” está a 550 metros de la intersección
de Moreno con El Resplandor sobre la calle Santa Clara, sobre el costado sur.
· No fue uno de los crueles enfrentamientos ni la más
sangrienta de las batallas de nuestra historia.
Por otra parte la Junta de Estudios Históricos de Mendoza Filial Maipú, en 2014,
promociona el lugar en internet diciendo textualmente:
"La batalla
de Rodeo del Medio o Vuelta de la Ciénaga, tuvo lugar el 24 de setiembre
de 1841. Se encontraron en la oportunidad fuerzas federales y unitarias, al
mando, respectivamente, de los Generales Ángel Pacheco y Gregorio A. de
Lamadrid, obteniendo las primeramente nombradas una concluyente victoria.
Conviene
señalarse que por aquellos años el área conocida bajo la denominación de Rodeo
del Medio comprendía una extensión territorial que se prolongaba mucho más allá
de su actual delimitación. Luego, al producirse la división interna del
departamento Maipú, fundado el 14 de mayo de 1858, sectores de tales tierras
fueron insumidos por jurisdicciones aledañas. Así pues el escenario del combate
pasó a ser, desde entonces, parte integrante del hoy distrito Fray Luis
Beltrán.
Al
cumplirse el primer centenario del citado hecho de armas, la Junta de
Estudios Históricos de Mendoza hizo levantar una sencilla cruz al costado Sur
del antiguo carril nacional (R.P. N°8), a unos 550 metros al Este de
la intersección del mismo con calle “El Resplandor”, sobre el que fuera campo
de la acción.
Sobre esos
terrenos, en el presente
convertidos en vergeles merced al trabajo tesonero del hombre, ha
quedado la cruz como testimonio
indicativo a vecinos y viajeros, de uno de los más crueles enfrentamientos sostenidos
en el trayecto de las contiendas civiles en nuestro país.
El
resultado del combate cabe ser medido en ese aspecto, no solo por las
cuantiosas pérdidas humanas producidas durante su transcurso, sino también por
efecto de las persecuciones implacables de que fue objeto el vencido a través
de llanos y montañas mendocinas. También en lo político, la batalla de Rodeo
del Medio, tuvo una singular trascendencia en ese momento argentino.
Juzgada
como acción militar, dejo margen para diversas evaluaciones emanadas de
especialistas en la materia, coincidentes todos en puntualizar las precisas y
acertadas disposiciones adoptadas por Pacheco, junto a juicios adversos con
respecto a la conducción impuesta por Lamadrid y hacia las actitudes asumidas
por varios de los más caracterizados jefes de su ejército.
Destacados
y prestigiosos escritores argentinos han emitido opiniones y conceptos en
relación a este suceso. Relatos, descripciones y comentarios ocupan páginas
importantes dentro del caudal bibliográfico dedicado a esa época del pasado
nacional.
En la
actualidad el predio que asume la representatividad histórica del escenario de
la confrontación posee una superficie de 110 metros
cuadrados aproximadamente, en cuyo centro se conserva el motivo recordatorio anteriormente
mencionado.
Esta
fracción de terreno, por gestión de la Junta de Estudios Históricos
de Mendoza - Filial Maipú-, ha sido donada a la Municipalidad local
por los propietarios del inmueble, Sra. Ana María Martín de Rodríguez y Sr. Antonio
Rodríguez.
Por
resolución oficial, la entidad precedentemente citada tiene la responsabilidad del cuidado y
conservación del sitio, el cual se encuentra convenientemente acondicionado con
sus puentes, senderos y jardines que sirven a las anuales evocaciones que allí
se realizan.
El “Lugar
Histórico” que recuerda a la batalla de Rodeo del Medio, constituye la
expresión del emotivo homenaje a los hombres, sin distinción de causas o
banderas, que perdieron sus vidas en la intensidad de la lucha y en las
derivaciones que la misma produjera".
Este texto
también está lleno de inexactitudes u omisiones.
· La cruz que se conserva como “motivo recordatorio”
es mejor que la olviden, ya que es una falta de respeto.
· Lejos de estar convenientemente acondicionado “vergeles” y de “senderos jardines y puentes”,
el espacio (en abril 2016), es un corral con síntomas de abandono, sin
jardines, mientras que el anuncio reza que la Junta de Estudios Históricos
Filial Maipú tiene la responsabilidad del cuidado.
Probablemente muchos de los
habitantes del lugar son descendientes de los sobrevivientes perdedores o de
los ganadores de la batalla, y se deben sentir al menos decepcionados de ser
choznos (hijo del
tataranieto de una persona), de los olvidados de una batalla QUE NO FUE UNA
BATALLA CUALQUIERA.
El “lugar histórico” (que
recién se reconoce 133 años después de ocurrido el hecho), durante la
Presidencia de María Estela Martínez de Perón (Anexo 3), se debe respetar y mantener
dignamente y no proclamar a viva voz sin compromiso alguno.
¡¡ Que alguno levante el
guante…!!
Como
llegar
Hoy, para honrar a los caídos y a deshonrar a los
responsables del abandono, se puede acceder:
· Desde
la ciudad de Mendoza: salir por Acceso Este (Ruta 7) hasta la
calle Los álamos. Continuar por El resplandor hasta su intersección con Santa
Clara. Girar a la izquierda 500 m.
· Desde la ciudad de Lujan de Cuyo: salir
por Acceso Sur (Ruta 40) hacia el norte y girar a la derecha en la Ruta
Provincial 60 (Ex Calle Araoz). Continuar hasta la calle Pueyrredón y girar a
la izquierda hasta calle Moreno (Ex Carril Nacional). Girar a la derecha por
Moreno hasta la intersección con calle El Resplandor. Continuar por Santa Clara
500 metros.
Algunas
inexactitudes de los medios de información
·
- Fue la batalla más sangrienta. No es verdad. Solo las de Angaco, Pavón, Oncativo, la Tablada, La Ciudadela tuvieron más de 1.000 muertos, Quebracho Herrado más de 1.500 y Caseros más de 1.800.
· Domingo Faustino Sarmiento
participó en la batalla. No es exacto ya que estaba exiliado (por segunda vez), en
Chile desde 1839. Durante el
gobierno de Rosas, escribe “Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo
Quiroga que se publica en 1845. Ese mismo año el presidente chileno Manuel Montt Torresle le encomendó la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos. Durante su paso por Francia aprovechó para encontrarse con José de San Martín que vivía exiliado
por propia voluntad en su residencia de Grand Bourg.
- Narciso Laprida murió en la batalla. No es verdad. Laprida muere en 1829 en la Batalla de Pilar (próxima a la ciudad de Mendoza que se llevó a cabo el 22 de septiembre). Fue un enfrentamiento armado entre unitarios y federales en el marco de las guerras civiles argentinas, que significó la momentánea recuperación de la provincia de Mendoza para el partido federal. Es especialmente conocida por la particular ferocidad con que el general vencedor, José Félix Aldao, ejecutó a los prisioneros enemigos después de la batalla, en venganza por la muerte de su hermano mientras negociaba con el jefe enemigo.
Anexo
1
Detalles del campo de
batalla
En la madrugada del 3 de
setiembre una partida de Lamadrid, al mando del coronel Lucio Salvadores, entró
en la ciudad y más allá del horario muchos de los pobladores simpatizantes de
los unitarios salieron a la calle dando “vivas” a las tropas.
Unas horas después, por
la mañana, ingresó la vanguardia de Lamadrid quien tomó posesión de la
provincia y “se hizo nombrar gobernador”. Tenía 46 años. Se acantonaron en el campo El Plumerillo, de
cuyo lugar partieron el día 20 hacia los potreros de Hidalgo.
La ciudad se fortificó y
se incorporaron hombres para engrosar las filas del ejército unitario, también
se compraron a los hacendados ganado y caballada, mientras tanto, las tropas
unitarias estaban en alerta al recibir noticias del avance de los federales por
el este y norte.
La situación para el
flamante gobernador no era de las mejores y hacía pensar que su mandato tenía
los días contados.
Varios
autores difieren sobre la cantidad de tropa a cargo de las partes, pero podemos
redondear las cifras diciendo que el ejército federal de Pacheco contaba con
unos 1.800 infantes y 1.000 de caballería y artillería, mientras que el de
Lamadrid contaba con unos 400 hombres de infantería y 1.200 de caballería y
artillería.
Ángel Pacheco (48 años) y Félix Aldao (56 años), llegan a Mendoza. Las
primeras escaramuzas se libraron el 22. Fue un encuentro de los escuadrones de
caballería de los coroneles José María Flores y Ángel Peñaloza, en la
localidad de El Retamo (cerca de Junín).
Los unitarios de Lamadrid con muy pocos infantes estaban separados por
una zona inundada, que sólo se podía pasar por un puente.
El 23 de setiembre Lamadrid
avanzó con sus tropas hasta la “Vuelta de la Ciénaga”, en donde se posicionó a
10 kilómetros de las huestes federales del general Pacheco.
Al amanecer del día 24
ambos ejércitos comenzaron a ejecutar sus movimientos. El ejército federal tomó
la iniciativa dirigiéndose por el lado opuesto de la “Vuelta de la Ciénaga”. Al
otro lado de un puente de madera, se encontraba Lamadrid.
Lamadrid extendió su línea
frente a ese puente y dividió sus fuerzas en dos alas. Su ala derecha de caballería, dirigida por Ángel Vicente Peñaloza y Joaquín Baltar, se ve impedida de avanzar por una contraorden que
éste recibe, y cuando finalmente lo hace, es rápidamente rechazado por la
infantería.
En su ala izquierda estaba el coronel tucumano
Crisóstomo Álvarez con otra división de caballería y al centro estaba el coronel
Ángel Salvadores con 400 infantes y 9 piezas de artillería. Había además una
reserva al mando del coronel Acuña.
Pacheco había formado su
ejército de igual forma. A la derecha y a la izquierda, divisiones de
caballería, a las órdenes de los coroneles Nicolás Granada y José María Flores.
El centro, con la infantería y artillería, estaba al mando del coronel Gerónimo
Costa y la reserva al mando del coronel Pedro Ramos.
La batalla estaba perdida para Lamadrid desde el principio. El
general cometió un error al no aprovechar la ventaja de tener el puente a su
favor (por donde pasarían las tropas de
Pacheco). No avanzó lo suficiente y le permitió a los federales que pudieran
desplegarse a su frente.
El ataque fue casi
simultáneo. Pacheco ordenó cargar a su izquierda, mandada por Flores, contra la
derecha de Lamadrid. Éste a su vez mandó a su izquierda dirigida por Álvarez
que cargara contra la derecha contraria, comandada por Granada. La carga de Crisóstomo
Alvarez fue arrollada. Obligó a Granada a repasar el puente y a salir del campo
de batalla y la derecha unitaria fracasó.
Algunos autores aseguran
que los coroneles Baltar y Peñaloza desobedecieron las órdenes de Lamadrid y se
quedaron estáticos. Sus dos divisiones se dispersaron determinando la derrota. Otros
infieren que estos veteranos recibieron órdenes y contra órdenes confusas y por
eso actuaron como actuaron.
Cuando el general Lamadrid ordenó al Chacho cargar de
frente a la infantería federal, Baltar convenció al jefe riojano de no hacerlo.
Dispersada el ala
derecha del ejército unitario (y ya fuera del campo de batalla la división de
Álvarez, que había seguido a la de Granada entusiasmado por su carga
victoriosa) sólo quedaba la infantería, al mando del coronel Salvadores.
Eran unos 400 soldados.
Cargaron con toda valentía. El centro de Pacheco tenía más de mil hombres y
todos eran veteranos. Los esfuerzos de Lamadrid fueron en vano y la caballería
federal comenzó a encerrarlos. Entonces los unitarios vieron como única salida
abandonar el campo y dirigirse a la ciudad.
La pulseada estaba perdida
para los unitarios. Muchos de los oficiales, jefes y soldados vencidos, fueron
acorralados y ejecutados por la exacerbada tropa federal.
El propio Lamadrid envía el 22 de octubre de 1841 una
extensa carta desde Chile dirigida al general Paz (se transcribe solo parte de
la misma), justificando de alguna manera sus errores tácticos y volcando la
culpa hacia sus subalternos:
”El valiente coronel Baltar, uno de los jefes
más estimados del general Lavalle y de todo el ejército, por su bravura y
capacidad, que siendo el jefe de estado mayor había querido ir a mandar la
derecha que estaba a las órdenes de su bravo amigo, el coronel Peñaloza, con
más de quinientos hombres de la mejor caballería de mi ejército, se acobardó sin duda en esta vez a
vista de la numerosa infantería enemiga, y me manda decir que no puede cargar
por tener al frente una columna de infantería y se queda parado, presenciando el retroceso precipitado del enemigo
y el abandono que hicieron de su batería de la izquierda. Repito la orden con
todos mis ayudantes y no es obedecida, a pesar de las instancias del coronel
Peñaloza.
Vuelvo a repetir, con enfado y de un modo
terminante. En tales circunstancias y después de mis repetidísimas órdenes al
costado derecho para que cargase, se había movido al galope, no sobre el enemigo
sino sobre su derecha. Observado yo antes del desorden de mi infantería, que
los polvos conversaban hacia el enemigo y que los de la caballería de éste
corrían hacia el puente que tenían a
su retaguardia, pero en eso momentos, precisamente, se me avisa que la
caballería de mi derecha venía por mi espalda en desorden, perseguida por
alguna caballería enemiga pero en corto número, y me fue forzoso abandonar el
campo. Aquí tiene usted perdida una batalla a que era ya nuestra”.
El error de
Lamadrid les costó caro a sus hombres y redundó en la derrota más dolorosa de
la facción azul. El ejército federal victorioso tuvo 18 muertos y 30 heridos. Lamadrid tuvo 400 muertos, innumerables heridos
y 300 prisioneros.
La
derrota unitaria en esa batalla decidió el final de la Coalición del Norte.
Los vencidos aún no lo sabían, pero cinco días antes el general Lavalle
había sido derrotado en la batalla de Famaillá, en Tucumán, y pocos días después sería muerto en confuso episodio
en San Salvador de Jujuy.
Por qué Peñaloza luchaba en el bando de
los “unitarios”
Ángel
Vicente Peñaloza, “el Chacho Peñaloza”, reconocido caudillo federal, participó
en más de 30 combates importantes y decenas de encuentros armados y fueron más
las grandes batallas perdidas que las ganadas, sin embargo todo el arco
político de la época sabía bien de quien se trataba y lo quisieron tener de su
lado.
Si
bien nunca estudió movimientos tácticos militares, (porque no tenía formación
militar pero pesar de ello llegó a ser General de la Nación designado por el
Congreso), Peñaloza había diseñado los suyos: entrar en combate en terrenos
conocidos y, en determinado momento, habiendo causado el menor daño posible,
ordenar un desbande en todas las direcciones para evitar la persecución
unidireccional por parte de sus adversarios.
Antes
de cada encuentro el Chacho indicaba a su tropa el lugar de reunión posterior,
sabiendo que se retiraría antes de seguir “manchándose
las manos con sangre de sus hermanos”, y esos “desbandes” les habría dado
el “triunfo” a sus adversarios.
Entraba
en combate con centenas o miles de hombres, y en el “rejunte” podía duplicar
esa cantidad por las deserciones en la tropa enemiga.
Tres
etapas marcan la vida político militar del Chacho:
ü Etapa federal
nacional
ü Etapa de vaivén
unitario
ü Etapa federal
regional
Estas, comunes a muchos
militares y políticos de la época, estuvieron marcadas por las diferencias que
los caudillos federales del interior tuvieron con Rosas, y esto mostraba que
los federales anti rosistas fuesen considerados “cuasi” unitarios.
Hubo
al menos dos grandes razones para que los “federales del interior” hicieran
alianzas temporales con los unitarios.
Por
un lado la crisis económica y la pobreza que esta arrastraba en las provincias
por pérdidas de los mercados (agrícolas, pecuarios y artesanales), debido al
centralismo que monopolizaba las rentas de la aduana e instrumentaba, en sus
beneficios, las ventajas del libre comercio.
La
porteña Ley de Aduanas no alcanzó a evitar la creciente miseria de las
provincias sin “protectores”. El régimen impuesto por Juan Manuel de Rosas
decepcionó a los dirigentes federales del interior.
Rosas,
después de la Campaña al Desierto, se niega a ser gobernador ya que solo lo
aceptaría con facultades extraordinarias que la Legislatura de Buenos Aires no
estaba dispuesta a conceder. Don Juan Manuel, fiel a su postura conservadora,
se manifiesta en contra que el país se organizara constitucionalmente bajo un
régimen federal, y dice:
“…no existen los elementos básicos para
hacerlo, recién sale de una guerra civil, las provincias están destrozadas, las
cicatrices son aún muy hondas. Dejemos que las cosas se vayan arreglando con el
tiempo”.
Por
el otro lado, y tras el asesinato de Facundo Quiroga en 1835, y al estar
Peñaloza convencido que Rosas fue el responsable del mismo, se vuelve en contra
de él a las órdenes del “zarco” Brizuela (a quien Rosas le prohibió acuñar
moneda riojana), y, equivocadamente, se pone del lado del Gral. Juan Galo
Lavalle y Lamadrid (su antiguo enemigo), en la Coalición del Norte.
Lavalle,
militar de la independencia y soldado de San Martín fue un hombre temperamental
y con escasas convicciones políticas. Fusiló a su ex jefe Manuel Dorrego,
marcando un hito en nuestra historia.
La
alianza con Lavalle y Lamadrid es impensada. Estos se aprovechan del poder de
convocatoria de Peñaloza.
Anexo
2
¿Quién era quién?
En aquella
época el “vaivén político” era moneda corriente, y cambiarse de bandos también. Algunos por
convencimiento, otros por ambiciones personales, otros por las confusiones que
generaba Rosas entre los caudillos federales del interior. Por eso a veces
ponemos a las palabras unitarios y federales entre comillas. Vale la pena repasar quienes eran los actores
en estos escenarios, los que se conocían bien por los encuentros o
desencuentros que tuvieron.
Por los
unitarios:
Lavalle lo
ascendió a coronel de caballería por este "mérito". Se unió al
ejército del general Lamadrid en la marcha hacia Cuyo, como jefe de su vanguardia. Derrotó a las fuerzas de Nazario Benavidez primero y a las de José Félix Aldao después en Angaco (San Juan). Benavidez lo
vence en la batalla de La Chacarilla.
ALVAREZ, Juan Crisóstomo (1819 - 1852). Fue un militar tucumano, que se distinguió por su valentía
en la guerra civil, luchando prioritariamente en el bando unitario.
Incorporado a las fuerzas de Lamadrid, viajó con él a Tucumán.
Se
destacó por su coraje en las campañas posteriores, especialmente durante las
batallas de Angaco
(donde continuó dirigiendo a sus hombres aun gravemente herido en la cabeza), y Rodeo del
Medio. Luego de esta última, grave
derrota de los unitarios, cruzó con varios compañeros la cordillera de los
Andes para exiliarse en Chile.
BALTAR, José
Joaquín (1810 – 1884). Fue un militar porteño,
que participó en las guerras
civiles del país militando en el Partido Unitario.
Después de la derrota de la división del general Mariano Acha,
se unió a las fuerzas del general Lamadrid. En la batalla de
Rodeo del Medio fue
nombrado Jefe de Estado Mayor, pero en lugar de ejercer como tal se unió a la
división de caballería al mando del Chacho Peñaloza.
LAMADRID, Gregorio Aráoz de (1795-1857). Militar de
la independencia. Fue Gobernador de Tucumán, Córdoba y Mendoza. Fue oficial del
Gral. Belgrano en el Ejército del Norte y segundo de Juan Bautista Bustos, sin
embargo siempre fue fiel al gobierno de Rivadavia. Peleó del lado del Gral. Paz
en La Tablada y Oncativo y fue el enemigo acérrimo de Facundo Quiroga. A pesar
de su larga trayectoria militar no fue un oficial exitoso. Fue un hombre de no siempre claras intenciones. Este
tucumano de 46 años, era también legendario por su valor en la batalla. Había
sido hombre de Rosas pero se pasó a la causa unitaria, combatiendo junto al
general Juan Lavalle.
LAVALLE, Juan Galo (1797-1841).
Fue un militar destacado de la independencia nacido en Buenos Aires. De fuerte
convicción unitaria y antirosista. Fue soldado de San Martín (quien dijo de él
que era “una lanza sin cabeza”), y de Dorrego (a quien luego fusiló). La ejecución de Dorrego pesaría sobre la
conciencia de Lavalle el resto de su vida. Ejerció la gobernación de
Buenos Aires entre 1828 y 1829 y murió en una situación muy confusa en Jujuy.
SALVADORES, Ángel
Antonio (1792 – 1941). Fue un militar porteño que tras participar de la Guerra de
Independencia de la Argentina y del Perú, tuvo un destacado papel en las guerras civiles argentinas, luchando por la facción unitaria hasta su muerte. Mientras
emprendía el cruce de los Andes luego de la Batalla de Rodeo del Medio se encontró en Villavicencio con una división de 200 hombres al mando del comandante
Rodríguez. Se enfrentaron a sus perseguidores, y después de ser herido y
capturado fue ultimado el 25 de septiembre de 1841.
Por los federales:
· ALDAO, José Félix (1785-1845).
Fue un fraile mendocino que acompañó el cruce sanmartiniano de Los
Andes como capellán, pero San Martín, por consejo Las Heras, lo motivó para que
realizara una carrera militar. A los 56 años era uno de los más prestigiosos
militares federales. Su capacidad como
militar y su crueldad con los enemigos llegaron a ser legendarias. Fue jefe del Ejército Combinado de Cuyo cuando Lamadrid ocupó Mendoza y ejerció
sólo como jefe de una parte de la caballería del general Pacheco en la batalla de
Rodeo del Medio. Eficaz
dirigente, hizo mucho por su provincia cuando fue gobernador,
BENAVIDEZ,
Nazario (1805-1858).
Ex arriero reclutado por Quiroga para las campañas del norte. Por su carácter
lo denominaban “el caudillo manso”. Hombre ordenado y pacífico. Fue un militar y caudillo sanjuanino, que ejerció como gobernador de la Provincia de San Juan en cuatro periodos
distintos. Fue aliado de Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza, figurando como el hombre fuerte de Cuyo durante más de 20
años. Su asesinato fue uno de los
desencadenantes de la Batalla de Cepeda (1859), que puso fin al periodo de organización constitucional de la Argentina, punto de inflexión en las guerras civiles argentinas.
BRIZUELA, Tomás (1800-1841) Fue un militar y caudillo riojano, lugarteniente de Facundo Quiroga en su provincia natal y gobernador de la misma. Conocido
como el “zarco” por tener ojos
azules muy oscuros. Desde joven se unió a las fuerzas federales. Acompañó a Quiroga en la batalla de El Tala contra Lamadrid, y como jefe de la infantería en la batalla de Rincón
de Valladares, que le valió el ascenso a coronel. Fue dos veces Gobernador de La Rioja entre 1836 y 1841. Su
adicción al alcohol lo condenó políticamente. Forma parte de la herencia
federal del interior y muere luchando contra la hegemonía de Rosas.
·
COSTA, Gerónimo (1808-1856). Fue
un militar porteño que se puso de parte de Juan Manuel de Rosas, y desde
entonces su espada estuvo al servicio de la causa del Restaurador hasta el
final de su gobierno. Pasó a formar parte del cuerpo de ejército del general
Ángel Pacheco, mandando el “Batallón Independencia”, con cuyas fuerzas aquel
general batió a Lamadrid en Rodeo del Medio. El coronel Emilio Conesa lo tomó
prisionero y lo ejecutó por orden del gobierno.
· FLORES, José
María (1801 –
1856). Militar porteño que realizó la campaña de fines de 1840 contra el
ejército de la Coalición del Norte, en el Regimiento 6º de Caballería de
Campaña. El 20 de julio de 1841 venció al coronel Acha en Mazán (La Rioja). Le
tocó pelear contra el Chacho en esta larga campaña. En setiembre de 1841 se
distinguió en la batalla de Rodeo del Medio. Falleció repentinamente en la
ciudad de Rosario.
· GRANADA, Nicolás Eusebio (1795 - 1871). Fue un militar uruguayo, combatiente de las guerras contra
los indígenas del sur de la provincia de
Buenos Aires y
destacado partidario del gobernador Rosas durante las guerras
civiles argentinas. Peleó de su lado en la batalla de Caseros. Murió víctima de la epidemia de fiebre
amarilla.
· PACHECO, Ángel (1793-1896).
Militar porteño, educado como oficial
por José de San Martín y uno de los principales comandantes de las tropas de la
Confederación Argentina durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Militar prestigioso
respetado por compañeros de armas y adversarios. Victorioso de la Batalla de
Rodeo del Medio.
RAMOS, Pedro (1795 – 1871). Fue un militar porteño que participó en
la guerra
de independencia, en
las guerras
civiles del país y en la lucha contra los
indígenas. Se hizo conocido como eficaz oficial a órdenes del gobernador Juan Manuel de Rosas. Falleció de fiebre
amarilla en 1871.
Anexo 3
Decreto de declaración del sitio histórico
DECRETO Nº 1178 / 1974 BUENOS AIRES,
17 DE OCTUBRE DE 1974
VISTO:
el expediente Nº 43.768/74 del registro del Ministerio de Cultura y
Educación por el cual la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares
Históricos solicita se declare lugar histórico el sitio donde se libró la
Batalla de "Rodeo del Medio", librada el 24 de septiembre de 1841
entre las fuerzas unitarias y federales, donde el General Gregorio Aráoz de
Lamadrid se asentó en Mendoza y al General Ángel Pacheco se le encomienda
desalojarlo;
y CONSIDERANDO:
· Que Rodeo del Medio constituyó en el
escenario de la Provincia de Mendoza uno de los más cruentos sucesos enmarcados
en la luctuosa época de la guerra civil.
· Que Rodeo del Medio tuvo los
dramáticos ribetes similares a los de la acción "del Pilar", librada
el 22 de septiembre de 1829, oportunidad en que perdiera la vida el Presidente
del Congreso de Tucumán al declararse la Independencia Argentina, Doctor
Francisco Narciso de Laprida y que la del suceso de "Chacal",
producido en el sur mendocino el 11 de junio de 1830, donde las hordas salvajes
de indios y pinchoyrinos encabezados por el cacique Coleto, dieron muerte al ex
Gobernador Juan Corvalán y al Doctor Agustín Maza, que tuvo la representación
de Mendoza en el Congreso de 1816.
· Que la población de la provincia
cuyana, actuando bajo la influencia de causas que consideraba justas y lógicas
por parte de cada uno de los bandos en pugna, ofrendaron su existencia en
dramático combate que fue un eslabón más en la cadena de enfrentamientos que se
sucedieron a todo lo largo y ancho del país durante la época de la
desorganización.
·
Que el triunfo del General Ángel
Pacheco fue un impacto para el frente adversario en Cuyo y que con la
definición de la batalla a su favor y el afianzamiento que a la misma le
insumió, dejó finiquitado un episodio en el drama de las luchas civiles
desarrolladas en ese sector de la patria y que la influencia y posición federal
quedó ahí, como en el norte argentino, por hechos inmediatos, totalmente
asegurada.
·
Que es deber de los Poderes Públicos
tributar su homenaje a los mártires de ambos bandos que en épocas de
incomprensión e inmadurez política, dejaron en los campos de la lucha sus vidas
en holocausto de principios que ellos estimaban como conducentes a una
solución.
Por ello y atento lo informado por la Comisión Nacional de Museos y de
Monumentos y Lugares Históricos y a lo aconsejado por el señor Ministro de
Cultura y Educación,
LA PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA DECRETA:
ARTICULO 1º.- Declárase lugar histórico el sitio donde se libró el
combate de Rodeo del Medio en la jurisdicción territorial del Departamento de
Maipú, Provincia de Mendoza.
ARTICULO 2º.- La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares
Históricos convendrá con la Junta de Estudios Históricos de Mendoza -filial
Maipú- el modo de asegurar la conservación del referido sitio.
ARTICULO 3º.- Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del
Registro Oficial y archívese.-
DECRETO Nº: 1178.
OSCAR IVANISSEVICH. MINISTRO DE CULTURA Y EDUCACION
Bibliografía
ARÁOZ DE LAMADRID, G.
1912 Observaciones sobre las
memorias póstumas del brigadier general d. José María Paz, Buenos Aires.
SALDÍAS, A. 1987.
Historia de la Confederación Argentina,
Ed. Hyspamérica, Buenos Aires.
MAZA, Juan I. Rodeo del Medio. Extractos Publicados
por paisanoderodeodelmedio en 22:42
CAMPANA, C. - las2campanas@yahoo.com.ar
QUESADA, E. 1965.
Lamadrid y a la Coalición del Norte,
Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
QUESADA, E. 1965. Pacheco y la campaña de Cuyo, Ed.
Plus Ultra, Bs. As., 1965.
ROSA, J.M. 1972. Historia Argentina. Tomo IV.
Unitarios y Federales (1826-1841). Ed. Oriente SA. Buenos Aires.
RUIZ MORENO, I. J. 2006. Campañas militares argentinas, Tomo
II, Ed. Emecé, Buenos Aires. ISBN
950-04-2794-X.
www.revisionistas.com.ar
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