martes, 12 de abril de 2016

Rodeo del Medio no fue una batalla cualquiera

(*) 400 Unitarios 18 Federales
La Batalla de Rodeo del Medio (localidad cercana a la ciudad de Mendoza), se llevó a cabo el 24 de septiembre de 1841

Fue un combate violento entre el ejército “federal” de Ángel Pacheco que defendía la provincia de Mendoza y el “unitario” dirigido por Gregorio Aráoz de Lamadrid que avanzaba desde Tucumán.
Las batallas de Famaillá en Tucumán (que Oribe le gana a Lavalle), y la de Rodeo del Medio ganada por los “federales” fueron el final de la Coalición del Norte.
El significado histórico que se debe resaltar es que la Batalla de Rodeo del Medio fue la última de las luchas entre estas facciones por una década, y garantizaron a Rosas el dominio del territorio hasta la Batalla de Caseros en 1852.

PARTE 1.  Los hechos del ayer
Todas las batallas por los ideales fueron importantes, para unos o para otros. El solo hecho que se pierdan vidas de hombres comprometidos con sus pensamientos las hacen importantes, pero algunas son un hito en el camino y otras son el fin del camino o al menos de una etapa de este.
¿Qué significó la Batalla de Rodeo del Medio?
La Batalla de Rodeo del Medio (localidad cercana a la ciudad de Mendoza), se llevó a cabo el 24 de septiembre de 1841. Fue un combate violento entre el ejército “federal” de Ángel Pacheco que defendía la provincia de Mendoza y el “unitario” dirigido por Gregorio Aráoz de Lamadrid que avanzaba desde Tucumán.
Las batallas de Famaillá en Tucumán (que Oribe le gana a Lavalle), y la de Rodeo del Medio ganada por los “federales” fueron el final de la Coalición del Norte.
El significado histórico que se debe resaltar es que la Batalla de Rodeo del Medio fue la última de las luchas entre estas facciones por una década, y garantizaron a Rosas el dominio del territorio hasta la Batalla de Caseros en 1852.
No se trata solamente de dar detalles tácticos de batalla. Este relato intenta solo resaltar la importancia geopolítica de la misma y promover su conocimiento en el ámbito del turismo histórico.
¿Cuál era la situación política y militar del territorio?

Entre 1827 y 1854 el actual territorio argentino no tuvo presidente. Rosas era el gobernador de Buenos Aires y por lo tanto, como el poder en esa época estaba concentrado en Buenos Aires, él era el que controlaba todo el territorio.

La llamada Guerra Grande, con innúmeras batallas y escaramuzas se inicia 1936 con la del Arroyo Carpintería (Durazno, actual territorio uruguayo), y culmina 1852 con Caseros.

Durante esos 16 años pueblos hermanos defendiendo ideas e intereses, se entreveraron en algunas como Quebracho Herrado, Angaco, Famaillá y Rodeo del Medio. Estas dos últimas marcaron la culminación de una época.

A Rosas le respondían en Cuyo José Félix Aldao en Mendoza, Pablo Lucero en San Luis y Nazario Benavidez en San Juan, pero también había defecciones.

El general Gregorio Aráoz de Lamadrid, hombre de Rosas, se había pasado a las filas unitarias, y otro tanto había hecho el “zarco” Tomás Brizuela (heredero político de Juan Facundo Quiroga), en La Rioja.

El partido unitario había proyectado, con apoyo francés, un movimiento simultáneo en todo el país con el fin de derrocar a Rosas. 

El Ejército Combinado de Cuyo (con Félix Aldao a la cabeza y Nazario Benavidez como segundo jefe), debía obrar contra las fuerzas de la Coalición del Norte, alianza creada e1840  de casi todas las provincias del norte argentino (Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja), con Tucumán como base, contra el gobernador de la provincia de Buenos AiresJuan Manuel de Rosas, y sus aliados.
Por otro lado, el general Juan Lavalle ya llevaba más de un año luchando contra éste en Entre Ríos y Corrientes, cuando invadió la provincia de Buenos Aires. Al fracasar en su invasión, se retiró hacia Córdoba para unirse a Lamadrid. Lavalle fue derrotado en Quebracho Herrado (este de la Provincia de Córdoba), por Oribe el 28 de noviembre de 1840. Luego marchó hasta la provincia de Tucumán.
Desde allí, Lamadrid marchó hacia las provincias de Cuyo aprovechando que Aldao en Mendoza tenía (según creía Lavalle), solo 800 a 1.000 mendocinos en esos momentos para abrir un nuevo frente de guerra.
Lavalle resistía en Tucumán con 1.500 milicianos,  sin embargo, en esos momentos empezaron a llegar los refuerzos de Manuel Oribe (enviado por Rosas), sumando 9.000 hombres, pero sólo 6.000 terminaron por participar de la ofensiva final ya que el resto permanecería en Cuyo guarneciendo la región.
Rosas envió a Lamadrid para controlar el levantamiento del Norte, pero éste último se adhirió a los rebeldes y el 24 de septiembre de 1840 se constituyó la Liga del Norte.
Luego de la derrota de Lavalle en Famaillá, el doctor Marco Avellaneda (que era el gobernador rebelde y padre del futuro presidente Nicolás Avellaneda), es degollado y su cabeza es colocada en una pica en Tucumán. Juan Lavalle también muere en Jujuy en dudosos acontecimientos.

Vienen desde el norte: Angaco y La Chacarilla
La vanguardia de Lamadrid (900 a 1.000 soldados y 2 cañones, pero otros señalan que esta cifra es una exageración y hablan de 300 infantes, 200 jinetes y la artillería), al mando de Mariano Acha, enfrentó a los ejércitos federales de José Félix Aldao y Nazario Benavidez, gobernadores de las provincias de Mendoza y San Juan, en la épica batalla de Angaco.
Esta fue una de las más sangrientas batallas de las guerras civiles argentinas en la que murieron en siete horas unos 1.500 hombres (aproximadamente la mitad de los hombres de cada bando).
La Batalla de Angaco (23 km al noreste de San Juan), una de las más sangrientas batallas, con más de 1.000 muertos, ocurrió el 16 de agosto de 1841. Fue un enfrentamiento que dio una efímera ventaja a los unitarios, ya que pocos días más tarde los federales retomaron la ciudad de San Juan y lo derrotaron. Benavidez entregó a Acha a Aldao, que lo hizo fusilar por la espalda el 16 de septiembre de 1841. 
Su cabeza fue cortada y expuesta en una pica, en las inmediaciones de la Posta de la Cabra, actualmente Jarilla, en las márgenes del rio Desaguadero, sobre la provincia de San Luis.
A los dos días (18 de agosto de 1841), ambos ejércitos se cruzaron en la Batalla de La Chacarilla, paraje próximo a la ciudad de San Juan.
José Félix Aldao recuperó el control sobre la ciudad de San Juan solo por unos días hasta que llegó Lamadrid con su ejército de 1.500 hombres, (otros hablan de 600 a 1.000 con 8 cañones), pero de allí siguió camino a Mendoza.
La Batalla de Rodeo de Medio o Vuelta de la Ciénaga
·       El paraje

Ya fundada la Ciudad de Mendoza, se introdujeron “rodeos” de haciendas de Chile y, siendo necesaria la búsqueda de pastizales naturales, se trató de localizar los campos de bañados y márgenes de los ríos con buenos pastos para alimentar la hacienda, razón por la cual se fueron ocupando los distintos valles de Cuyo.

Conocedores los primeros hacendados de las zonas dedicadas a esta actividad, fueron citándose en puntos estratégicos donde solían juntarse los arreos para hacer los apartes, lo que dio como resultado el origen del nombre de los “Rodeos”, como también la construcción de puestos y corrales. Esta fue la razón por la cual en Cuyo nacieron los parajes que se fueron conociendo con los distintos nombres, entre ellos los Rodeos del Medio y Rodeo de la Cruz.

·        El combate

Tal vez sea de menor importancia los detalles del combate en si (Anexo 1), pero si hay situaciones del mismo que se deben destacar. Por un lado el error de Lamadrid al permitir que los enemigos “le tomaran el puente”, y por el otro tirarle la culpa de la derrota a sus subordinados.

Lamadrid, si bien participó en numerosos encuentros bélicos y políticos de nuestra historia, y a pesar de su larga trayectoria militar no fue un oficial exitoso. Fue un hombre de no siempre claras intenciones jugando mas con su el poder económico y político de su familia que con sus propios compromisos.

Siempre en conveniente repasar quienes fueron los actores de tales acontecimientos, como se describen en el Anexo 2.

Persecución muerte y exilio

El General Lamadrid luego de la derrota debe huir. Los coroneles Angel Salvadores, Cayetano Cortines, el teniente coronel Pascual Pirán y otros cinco oficiales se dirigen hacia Chile por el paso de Canota hacia Uspallata. Heridos, muertos de hambre y de sed fueron alcanzados por federales.
Se enfrentaron a sus perseguidores y después de ser herido y capturado, Salvadores fue ultimado (los degollaron bárbaramente),  el 25 de septiembre de 1841.
Algunos derrotados alcanzaron a cruzar la Cordillera de los Andes, mucho antes de que el deshielo permitiera un cruce seguro, pero una tormenta lo sorprende en la cordillera y murieron más de cien hombres.
Se dice que unos pocos vencidos se escondieron en un caserío cerca de Mendoza, que se llamó desde entonces Coquimbito, diminutivo de la ciudad de Coquimbo, donde encontraron refugio la mayor parte de los que lograron cruzar los Andes.
La persecución de los vencidos estuvo dirigida por Aldao. Este dispuso 1.000 hombres para seguirlos por Catamarca hacia el norte mientras el resto permanecía en La Rioja evitando que Lavalle intentara avanzar a Cuyo.



PARTE 2. Los deshechos de hoy

Monumento, historia viva y responsabilidades

Muchas veces se escucha: “pueblos que olvidan su historia cometen luego los mismos errores”.
Veamos. Que el lugar donde murieron muchos argentinos, y que significó tanto para nuestra historia, tenga un “recordatorio” tan pobre y olvidado, (que tan solo es mantenido “dignamente” por los alumnos de una escuela cercana al mando de un buen maestro), es por lo menos motivo de sentir vergüenza ajena.
     Hoy el “monumento” (un corral desvencijado de 20 m x 5,5, metros), es prácticamente imposible de encontrar, y mucho menos de motivar a alguien para visitarlo.
Otros parajes, en nuestro país o en otros países, con menos trascendencia que este, sienten respeto por su historia y ponen en valor un lugar de tanta importancia.
Si olvidamos de poner en valor estas cosas, nuestros nietos serán cada vez más desaprensivos y terminarán olvidándose de quien “hizo patria”, de uno y de otro lado.
Lo peor de todo es que las autoridades con responsabilidad sobre el lugar histórico son lo suficientemente desaprensivas como para que algún viajero encuentre el lugar. Seguir estas instrucciones sería una verdadera aventura, ya que a su vez las señales viales para arribar al lugar son escasas y confusas.

Las páginas Web informativas, al referirse a cómo llegar al predio dicen textualmente:

·         Sitio: Batalla Rodeo Del Medio. DEC. PEN Nº 1178/74

·         Ubicación: costado Sur del antiguo carril nacional (R.P.Nº 8), a unos 550 m al Este de la intersección del mismo con calle “El Resplandor”, sobre el que fuera campo de la acción.

Sobre esos terrenos, ha quedado la cruz como testimonio indicativo a vecinos y viajeros, de uno de los más crueles enfrentamientos sostenidos en el trayecto de las contiendas civiles en nuestro país.

La batalla de Rodeo del Medio fue el 24 de septiembre de 1841, fue un combate entre el ejército federal de Ángel Pacheco y el unitario dirigido por Gregorio Aráoz de Lamadrid, que dio la victoria definitiva al partido federal por una década.

Los capitanes Salvadores, Cortinez, Rojas y otros, huyeron en dirección a Uspallata y llegaron a la estancia de Canota muertos de hambre, de sed y despedazados, donde fueron alcanzados por federales que los degollaron bárbaramente. La Batalla de Rodeo del Medio fue la más sangrienta de nuestra historia y con ella se dio término a la Guerra Civil Argentina.

Este texto está lleno de inexactitudes u omisiones.

·      La Ruta Provincial 8 (que no tiene cartelería al respecto), hoy se llama Calle Moreno. Yendo hacia el este desde la calle Pueyrredón de Rodeo del Medio, se llama así hasta a la intersección con la calle El Resplandor (continuación de Los Álamos en la localidad de Fray Luis Beltrán). Moreno allí cambia de nombre y se llama Santa Clara.

·        El “Monumento” está a 550 metros de la intersección de Moreno con El Resplandor sobre la calle Santa Clara, sobre el costado sur.

·    No fue uno de los crueles enfrentamientos ni la más sangrienta de las batallas de nuestra historia.

Por otra parte la Junta de Estudios Históricos de Mendoza Filial Maipú, en 2014, promociona el lugar en internet diciendo textualmente:
"La batalla de Rodeo del Medio o Vuelta de la Ciénaga, tuvo lugar el 24 de setiembre de 1841. Se encontraron en la oportunidad fuerzas federales y unitarias, al mando, respectivamente, de los Generales Ángel Pacheco y Gregorio A. de Lamadrid, obteniendo las primeramente nombradas una concluyente victoria.

Conviene señalarse que por aquellos años el área conocida bajo la denominación de Rodeo del Medio comprendía una extensión territorial que se prolongaba mucho más allá de su actual delimitación. Luego, al producirse la división interna del departamento Maipú, fundado el 14 de mayo de 1858, sectores de tales tierras fueron insumidos por jurisdicciones aledañas. Así pues el escenario del combate pasó a ser, desde entonces, parte integrante del hoy distrito Fray Luis Beltrán.

Al cumplirse el primer centenario del citado hecho de armas, la Junta de Estudios Históricos de Mendoza hizo levantar una sencilla cruz al costado Sur del antiguo carril nacional (R.P. N°8), a unos 550 metros al Este de la intersección del mismo con calle “El Resplandor”, sobre el que fuera campo de la acción.

Sobre esos terrenos, en el presente convertidos en vergeles merced al trabajo tesonero del hombre, ha quedado la cruz como testimonio indicativo a vecinos y viajeros, de uno de los más crueles enfrentamientos sostenidos en el trayecto de las contiendas civiles en nuestro país. 

El resultado del combate cabe ser medido en ese aspecto, no solo por las cuantiosas pérdidas humanas producidas durante su transcurso, sino también por efecto de las persecuciones implacables de que fue objeto el vencido a través de llanos y montañas mendocinas. También en lo político, la batalla de Rodeo del Medio, tuvo una singular trascendencia en ese momento argentino.

Juzgada como acción militar, dejo margen para diversas evaluaciones emanadas de especialistas en la materia, coincidentes todos en puntualizar las precisas y acertadas disposiciones adoptadas por Pacheco, junto a juicios adversos con respecto a la conducción impuesta por Lamadrid y hacia las actitudes asumidas por varios de los más caracterizados jefes de su ejército.

Destacados y prestigiosos escritores argentinos han emitido opiniones y conceptos en relación a este suceso. Relatos, descripciones y comentarios ocupan páginas importantes dentro del caudal bibliográfico dedicado a esa época del pasado nacional.

En la actualidad el predio que asume la representatividad histórica del escenario de la confrontación posee una superficie de 110 metros cuadrados aproximadamente, en cuyo centro se conserva el motivo recordatorio anteriormente mencionado.

Esta fracción de terreno, por gestión de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza - Filial Maipú-, ha sido donada a la Municipalidad local por los propietarios del inmueble, Sra. Ana María Martín de Rodríguez y Sr. Antonio Rodríguez.

Por resolución oficial, la entidad precedentemente citada tiene la responsabilidad del cuidado y conservación del sitio, el cual se encuentra convenientemente acondicionado con sus puentes, senderos y jardines que sirven a las anuales evocaciones que allí se realizan.

El “Lugar Histórico” que recuerda a la batalla de Rodeo del Medio, constituye la expresión del emotivo homenaje a los hombres, sin distinción de causas o banderas, que perdieron sus vidas en la intensidad de la lucha y en las derivaciones que la misma produjera".


Este texto también está lleno de inexactitudes u omisiones.

·        La cruz que se conserva como “motivo recordatorio” es mejor que la olviden, ya que es una falta de respeto.

·       Lejos de estar convenientemente acondicionado  “vergeles” y de “senderos jardines y puentes”, el espacio (en abril 2016), es un corral con síntomas de abandono, sin jardines, mientras que el anuncio reza que la Junta de Estudios Históricos Filial Maipú tiene la responsabilidad del cuidado.

Probablemente muchos de los habitantes del lugar son descendientes de los sobrevivientes perdedores o de los ganadores de la batalla, y se deben sentir al menos decepcionados de ser choznos (hijo del tataranieto de una persona), de los olvidados de una batalla QUE NO FUE UNA BATALLA CUALQUIERA.

El “lugar histórico” (que recién se reconoce 133 años después de ocurrido el hecho), durante la Presidencia de María Estela Martínez de Perón (Anexo 3), se debe respetar y mantener dignamente y no proclamar a viva voz sin compromiso alguno.
¡¡ Que alguno levante el guante…!!

Como llegar
Hoy, para honrar a los caídos y a deshonrar a los responsables del abandono, se puede acceder:  

·   Desde la ciudad de Mendoza: salir por Acceso Este (Ruta 7) hasta la calle Los álamos. Continuar por El resplandor hasta su intersección con Santa Clara. Girar a la izquierda 500 m.

·       Desde  la ciudad de Lujan de Cuyo: salir por Acceso Sur (Ruta 40) hacia el norte y girar a la derecha en la Ruta Provincial 60 (Ex Calle Araoz). Continuar hasta la calle Pueyrredón y girar a la izquierda hasta calle Moreno (Ex Carril Nacional). Girar a la derecha por Moreno hasta la intersección con calle El Resplandor. Continuar por Santa Clara 500 metros.


Algunas inexactitudes de los medios de información
·     
  •   Fue la batalla más sangrienta. No es verdad. Solo las de Angaco, Pavón, Oncativo, la Tablada, La Ciudadela tuvieron más de 1.000 muertos, Quebracho Herrado más de 1.500 y Caseros más de 1.800. 

·   Domingo Faustino Sarmiento participó en la batalla. No es exacto ya que estaba exiliado (por segunda vez), en Chile desde 1839. Durante el gobierno de Rosas, escribe “Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga que se publica en 1845. Ese mismo año el presidente chileno Manuel Montt Torresle le encomendó la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos. Durante su paso por Francia aprovechó para encontrarse con José de San Martín que vivía exiliado por propia voluntad en su residencia de Grand Bourg. 
  •  Narciso Laprida murió en la batalla. No es verdad. Laprida muere en 1829 en la Batalla de Pilar (próxima a la ciudad de Mendoza que se llevó a cabo el 22 de septiembre). Fue un enfrentamiento armado entre unitarios y federales en el marco de las guerras civiles argentinas, que significó la momentánea recuperación de la provincia de Mendoza para el partido federal. Es especialmente conocida por la particular ferocidad con que el general vencedor, José Félix Aldao, ejecutó a los prisioneros enemigos después de la batalla, en venganza por la muerte de su hermano mientras negociaba con el jefe enemigo.

Anexo 1

Detalles del campo de batalla
En la madrugada del 3 de setiembre una partida de Lamadrid, al mando del coronel Lucio Salvadores, entró en la ciudad y más allá del horario muchos de los pobladores simpatizantes de los unitarios salieron a la calle dando “vivas” a las tropas.
Unas horas después, por la mañana, ingresó la vanguardia de Lamadrid quien tomó posesión de la provincia y “se hizo nombrar gobernador”. Tenía 46 años. Se acantonaron en el campo El Plumerillo, de cuyo lugar partieron el día 20 hacia los potreros de Hidalgo.
La ciudad se fortificó y se incorporaron hombres para engrosar las filas del ejército unitario, también se compraron a los hacendados ganado y caballada, mientras tanto, las tropas unitarias estaban en alerta al recibir noticias del avance de los federales por el este y norte. 
La situación para el flamante gobernador no era de las mejores y hacía pensar que su mandato tenía los días contados.
Varios autores difieren sobre la cantidad de tropa a cargo de las partes, pero podemos redondear las cifras diciendo que el ejército federal de Pacheco contaba con unos 1.800 infantes y 1.000 de caballería y artillería, mientras que el de Lamadrid contaba con unos 400 hombres de infantería y 1.200 de caballería y artillería.
Ángel Pacheco (48 años) y Félix Aldao (56 años), llegan a Mendoza. Las primeras escaramuzas se libraron el 22. Fue un encuentro de los escuadrones de caballería de los coroneles José María Flores y Ángel Peñaloza, en  la localidad de El Retamo (cerca de Junín). 
Los unitarios de Lamadrid con muy pocos infantes estaban separados por una zona inundada, que sólo se podía pasar por un puente.
El 23 de setiembre Lamadrid avanzó con sus tropas hasta la “Vuelta de la Ciénaga”, en donde se posicionó a 10 kilómetros de las huestes federales del general Pacheco.
Al amanecer del día 24 ambos ejércitos comenzaron a ejecutar sus movimientos. El ejército federal tomó la iniciativa dirigiéndose por el lado opuesto de la “Vuelta de la Ciénaga”. Al otro lado de un puente de madera, se encontraba Lamadrid.
Lamadrid extendió su línea frente a ese puente y dividió sus fuerzas en dos alas. Su ala derecha de caballería, dirigida por Ángel Vicente Peñaloza y Joaquín Baltar, se ve impedida de avanzar por una contraorden que éste recibe, y cuando finalmente lo hace, es rápidamente rechazado por la infantería.
En su ala izquierda estaba el coronel tucumano Crisóstomo Álvarez con otra división de caballería y al centro estaba el coronel Ángel Salvadores con 400 infantes y 9 piezas de artillería. Había además una reserva al mando del coronel Acuña.
Pacheco había formado su ejército de igual forma. A la derecha y a la izquierda, divisiones de caballería, a las órdenes de los coroneles Nicolás Granada y José María Flores. El centro, con la infantería y artillería, estaba al mando del coronel Gerónimo Costa y la reserva al mando del coronel Pedro Ramos.
La batalla estaba perdida para Lamadrid desde el principio. El general cometió un error al no aprovechar la ventaja de tener el puente a su favor (por donde  pasarían las tropas de Pacheco). No avanzó lo suficiente y le permitió a los federales que pudieran desplegarse a su frente.
El ataque fue casi simultáneo. Pacheco ordenó cargar a su izquierda, mandada por Flores, contra la derecha de Lamadrid. Éste a su vez mandó a su izquierda dirigida por Álvarez que cargara contra la derecha contraria, comandada por Granada. La carga de Crisóstomo Alvarez fue arrollada. Obligó a Granada a repasar el puente y a salir del campo de batalla y la derecha unitaria fracasó. 
Algunos autores aseguran que los coroneles Baltar y Peñaloza desobedecieron las órdenes de Lamadrid y se quedaron estáticos. Sus dos divisiones se dispersaron determinando la derrota. Otros infieren que estos veteranos recibieron órdenes y contra órdenes confusas y por eso actuaron como actuaron.
Cuando el general Lamadrid ordenó al Chacho cargar de frente a la infantería federal, Baltar convenció al jefe riojano de no hacerlo.
Dispersada el ala derecha del ejército unitario (y ya fuera del campo de batalla la división de Álvarez, que había seguido a la de Granada entusiasmado por su carga victoriosa) sólo quedaba la infantería, al mando del coronel Salvadores. 
Eran unos 400 soldados. Cargaron con toda valentía. El centro de Pacheco tenía más de mil hombres y todos eran veteranos. Los esfuerzos de Lamadrid fueron en vano y la caballería federal comenzó a encerrarlos. Entonces los unitarios vieron como única salida abandonar el campo y dirigirse a la ciudad.
La pulseada estaba perdida para los unitarios. Muchos de los oficiales, jefes y soldados vencidos, fueron acorralados y ejecutados por la exacerbada tropa federal. 
El propio Lamadrid envía el 22 de octubre de 1841 una extensa carta desde Chile dirigida al general Paz (se transcribe solo parte de la misma), justificando de alguna manera sus errores tácticos y volcando la culpa hacia sus subalternos:

El valiente coronel Baltar, uno de los jefes más estimados del general Lavalle y de todo el ejército, por su bravura y capacidad, que siendo el jefe de estado mayor había querido ir a mandar la derecha que estaba a las órdenes de su bravo amigo, el coronel Peñaloza, con más de quinientos hombres de la mejor caballería de mi ejército, se acobardó sin duda en esta vez a vista de la numerosa infantería enemiga, y me manda decir que no puede cargar por tener al frente una columna de infantería y se queda parado, presenciando el retroceso precipitado del enemigo y el abandono que hicieron de su batería de la izquierda. Repito la orden con todos mis ayudantes y no es obedecida, a pesar de las instancias del coronel Peñaloza.
           
Vuelvo a repetir, con enfado y de un modo terminante. En tales circunstancias y después de mis repetidísimas órdenes al costado derecho para que cargase, se había movido al galope, no sobre el enemigo sino sobre su derecha. Observado yo antes del desorden de mi infantería, que los polvos conversaban hacia el enemigo y que los de la caballería de éste corrían hacia el puente que tenían a su retaguardia, pero en eso momentos, precisamente, se me avisa que la caballería de mi derecha venía por mi espalda en desorden, perseguida por alguna caballería enemiga pero en corto número, y me fue forzoso abandonar el campo. Aquí tiene usted perdida una batalla a que era ya nuestra”.

El error de Lamadrid les costó caro a sus hombres y redundó en la derrota más dolorosa de la facción azul. El ejército federal victorioso tuvo 18 muertos y 30 heridos. Lamadrid tuvo 400 muertos, innumerables heridos y 300 prisioneros.
La derrota unitaria en esa batalla decidió el final de la Coalición del Norte.
Los vencidos aún no lo sabían, pero cinco días antes el general Lavalle había sido derrotado en la batalla de Famaillá, en Tucumán, y pocos días después sería muerto en confuso episodio en San Salvador de Jujuy.

Por qué Peñaloza luchaba en el bando de los “unitarios”
Ángel Vicente Peñaloza, “el Chacho Peñaloza”, reconocido caudillo federal, participó en más de 30 combates importantes y decenas de encuentros armados y fueron más las grandes batallas perdidas que las ganadas, sin embargo todo el arco político de la época sabía bien de quien se trataba y lo quisieron tener de su lado.
Si bien nunca estudió movimientos tácticos militares, (porque no tenía formación militar pero pesar de ello llegó a ser General de la Nación designado por el Congreso), Peñaloza había diseñado los suyos: entrar en combate en terrenos conocidos y, en determinado momento, habiendo causado el menor daño posible, ordenar un desbande en todas las direcciones para evitar la persecución unidireccional por parte de sus adversarios.
Antes de cada encuentro el Chacho indicaba a su tropa el lugar de reunión posterior, sabiendo que se retiraría antes de seguir “manchándose las manos con sangre de sus hermanos”, y esos “desbandes” les habría dado el “triunfo” a sus adversarios.
Entraba en combate con centenas o miles de hombres, y en el “rejunte” podía duplicar esa cantidad por las deserciones en la tropa enemiga.
Tres etapas marcan la vida político militar del Chacho:
ü  Etapa federal nacional
ü  Etapa de vaivén unitario
ü  Etapa federal regional

Estas, comunes a muchos militares y políticos de la época, estuvieron marcadas por las diferencias que los caudillos federales del interior tuvieron con Rosas, y esto mostraba que los federales anti rosistas fuesen considerados “cuasi” unitarios.
Hubo al menos dos grandes razones para que los “federales del interior” hicieran alianzas temporales con los unitarios.
Por un lado la crisis económica y la pobreza que esta arrastraba en las provincias por pérdidas de los mercados (agrícolas, pecuarios y artesanales), debido al centralismo que monopolizaba las rentas de la aduana e instrumentaba, en sus beneficios, las ventajas del libre comercio.
La porteña Ley de Aduanas no alcanzó a evitar la creciente miseria de las provincias sin “protectores”. El régimen impuesto por Juan Manuel de Rosas decepcionó a los dirigentes federales del interior.
Rosas, después de la Campaña al Desierto, se niega a ser gobernador ya que solo lo aceptaría con facultades extraordinarias que la Legislatura de Buenos Aires no estaba dispuesta a conceder. Don Juan Manuel, fiel a su postura conservadora, se manifiesta en contra que el país se organizara constitucionalmente bajo un régimen federal, y dice:
“…no existen los elementos básicos para hacerlo, recién sale de una guerra civil, las provincias están destrozadas, las cicatrices son aún muy hondas. Dejemos que las cosas se vayan arreglando con el tiempo”.
Por el otro lado, y tras el asesinato de Facundo Quiroga en 1835, y al estar Peñaloza convencido que Rosas fue el responsable del mismo, se vuelve en contra de él a las órdenes del “zarco” Brizuela (a quien Rosas le prohibió acuñar moneda riojana), y, equivocadamente, se pone del lado del Gral. Juan Galo Lavalle y Lamadrid (su antiguo enemigo), en la Coalición del Norte.
Lavalle, militar de la independencia y soldado de San Martín fue un hombre temperamental y con escasas convicciones políticas. Fusiló a su ex jefe Manuel Dorrego, marcando un hito en nuestra historia.
La alianza con Lavalle y Lamadrid es impensada. Estos se aprovechan del poder de convocatoria de Peñaloza.
Anexo 2
¿Quién era quién?

En aquella época el “vaivén político” era moneda corriente, y cambiarse de bandos también.  Algunos por convencimiento, otros por ambiciones personales, otros por las confusiones que generaba Rosas entre los caudillos federales del interior. Por eso a veces ponemos a las palabras unitarios y federales entre comillas.  Vale la pena repasar quienes eran los actores en estos escenarios, los que se conocían bien por los encuentros o desencuentros que tuvieron.

Por los unitarios:
    ACHA, Mariano Antonio (1799 - 1841). Fue un militar porteño, de notable actuación en las guerras civiles de nuestro país contra los caudillos federales. En 1828, cuando el gobernador Manuel Dorrego se refugió en el fuerte de Salto, después de la derrota de Navarro, Acha tomó preso al coronel Ángel Pacheco y también a Dorrego, a quien envió al campamento de Juan Lavalle para su fusilamiento.
Lavalle lo ascendió a coronel de caballería por este "mérito". Se unió al ejército del general Lamadrid en la marcha hacia Cuyo, como jefe de su vanguardia. Derrotó a las fuerzas de Nazario Benavidez primero y a las de José Félix Aldao después en Angaco (San Juan). Benavidez lo vence en la batalla de La Chacarilla.
    ALVAREZ, Juan Crisóstomo (1819 - 1852). Fue un militar tucumano, que se distinguió por su valentía en la guerra civil, luchando prioritariamente en el bando unitario. Incorporado a las fuerzas de Lamadrid, viajó con él a Tucumán.
Se destacó por su coraje en las campañas posteriores, especialmente durante las batallas de Angaco (donde continuó dirigiendo a sus hombres aun gravemente herido en la cabeza), y Rodeo del Medio. Luego de esta última, grave derrota de los unitarios, cruzó con varios compañeros la cordillera de los Andes para exiliarse en Chile.
BALTAR, José Joaquín (1810 1884). Fue un militar porteño, que participó en las guerras civiles del país militando en el Partido Unitario. Después de la derrota de la división del general Mariano Acha, se unió a las fuerzas del general Lamadrid. En la batalla de Rodeo del Medio fue nombrado Jefe de Estado Mayor, pero en lugar de ejercer como tal se unió a la división de caballería al mando del Chacho Peñaloza.
LAMADRID, Gregorio Aráoz de (1795-1857). Militar de la independencia. Fue Gobernador de Tucumán, Córdoba y Mendoza. Fue oficial del Gral. Belgrano en el Ejército del Norte y segundo de Juan Bautista Bustos, sin embargo siempre fue fiel al gobierno de Rivadavia. Peleó del lado del Gral. Paz en La Tablada y Oncativo y fue el enemigo acérrimo de Facundo Quiroga. A pesar de su larga trayectoria militar no fue un oficial exitoso. Fue un hombre de no siempre claras intenciones. Este tucumano de 46 años, era también legendario por su valor en la batalla. Había sido hombre de Rosas pero se pasó a la causa unitaria, combatiendo junto al general Juan Lavalle
LAVALLE, Juan Galo (1797-1841). Fue un militar destacado de la independencia nacido en Buenos Aires. De fuerte convicción unitaria y antirosista. Fue soldado de San Martín (quien dijo de él que era “una lanza sin cabeza”), y de Dorrego (a quien luego fusiló). La ejecución de Dorrego pesaría sobre la conciencia de Lavalle el resto de su vida. Ejerció la gobernación de Buenos Aires entre 1828 y 1829 y murió en una situación muy confusa en Jujuy. 
SALVADORES, Ángel Antonio (1792 – 1941). Fue un militar porteño que tras participar de la Guerra de Independencia de la Argentina y del Perú, tuvo un destacado papel en las guerras civiles argentinas, luchando por la facción unitaria hasta su muerte. Mientras emprendía el cruce de los Andes luego de la Batalla de Rodeo del Medio se encontró en Villavicencio con una división de 200 hombres al mando del comandante Rodríguez. Se enfrentaron a sus perseguidores, y después de ser herido y capturado fue ultimado el 25 de septiembre de 1841.

Por los federales:
·       ALDAO, José Félix (1785-1845).  Fue un fraile mendocino que acompañó el cruce sanmartiniano de Los Andes como capellán, pero San Martín, por consejo Las Heras, lo motivó para que realizara una carrera militar. A los 56 años era uno de los más prestigiosos militares federales. Su capacidad como militar y su crueldad con los enemigos llegaron a ser legendarias. Fue jefe del Ejército Combinado de Cuyo cuando Lamadrid ocupó Mendoza y ejerció sólo como jefe de una parte de la caballería del general Pacheco en la batalla de Rodeo del Medio. Eficaz dirigente, hizo mucho por su provincia cuando fue gobernador
     BENAVIDEZ, Nazario (1805-1858). Ex arriero reclutado por Quiroga para las campañas del norte. Por su carácter lo denominaban “el caudillo manso”. Hombre ordenado y pacífico. Fue un militar y caudillo sanjuanino, que ejerció como gobernador de la Provincia de San Juan en cuatro periodos distintos. Fue aliado de Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza, figurando como el hombre fuerte de Cuyo durante más de 20 años. Su asesinato fue uno de los desencadenantes de la Batalla de Cepeda (1859), que puso fin al periodo de organización constitucional de la Argentina, punto de inflexión en las guerras civiles argentinas.
      BRIZUELA, Tomás (1800-1841) Fue un militar y caudillo riojano, lugarteniente de Facundo Quiroga en su provincia natal y gobernador de la misma. Conocido como el “zarco”  por tener ojos azules muy oscuros. Desde joven se unió a las fuerzas federales. Acompañó a Quiroga en la batalla de El Tala contra Lamadrid, y como jefe de la infantería en la batalla de Rincón de Valladares, que le valió el ascenso a coronel.  Fue dos veces Gobernador de La Rioja entre 1836 y 1841. Su adicción al alcohol lo condenó políticamente. Forma parte de la herencia federal del interior y muere luchando contra la hegemonía de Rosas. 
·         COSTA, Gerónimo (1808-1856).  Fue un militar porteño que se puso de parte de Juan Manuel de Rosas, y desde entonces su espada estuvo al servicio de la causa del Restaurador hasta el final de su gobierno. Pasó a formar parte del cuerpo de ejército del general Ángel Pacheco, mandando el “Batallón Independencia”, con cuyas fuerzas aquel general batió a Lamadrid en Rodeo del Medio.  El coronel Emilio Conesa lo tomó prisionero y lo ejecutó por orden del gobierno. 


·     FLORES, José María (1801 – 1856). Militar porteño que realizó la campaña de fines de 1840 contra el ejército de la Coalición del Norte, en el Regimiento 6º de Caballería de Campaña. El 20 de julio de 1841 venció al coronel Acha en Mazán (La Rioja). Le tocó pelear contra el Chacho en esta larga campaña. En setiembre de 1841 se distinguió en la batalla de Rodeo del Medio. Falleció repentinamente en la ciudad de Rosario.

·      GRANADA, Nicolás Eusebio (1795 - 1871). Fue un militar uruguayo, combatiente de las guerras contra los indígenas del sur de la provincia de Buenos Aires y destacado partidario del gobernador Rosas durante las guerras civiles argentinas. Peleó de su lado en la batalla de Caseros. Murió víctima de la epidemia de fiebre amarilla.          
  
·       PACHECO, Ángel (1793-1896). Militar porteño, educado como oficial por José de San Martín y uno de los principales comandantes de las tropas de la Confederación Argentina durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas. Militar prestigioso respetado por compañeros de armas y adversarios. Victorioso de la Batalla de Rodeo del Medio.    
    
    RAMOS, Pedro (1795 – 1871). Fue un militar porteño que participó en la guerra de independencia, en las guerras civiles del país y en la lucha contra los indígenas. Se hizo conocido como eficaz oficial a órdenes del gobernador Juan Manuel de Rosas. Falleció de fiebre amarilla en 1871. 



Anexo 3

Decreto de declaración del sitio histórico
DECRETO Nº 1178 / 1974 BUENOS AIRES, 17 DE OCTUBRE DE 1974
VISTO:
el expediente Nº 43.768/74 del registro del Ministerio de Cultura y Educación por el cual la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos solicita se declare lugar histórico el sitio donde se libró la Batalla de "Rodeo del Medio", librada el 24 de septiembre de 1841 entre las fuerzas unitarias y federales, donde el General Gregorio Aráoz de Lamadrid se asentó en Mendoza y al General Ángel Pacheco se le encomienda desalojarlo;

y CONSIDERANDO:
·      Que Rodeo del Medio constituyó en el escenario de la Provincia de Mendoza uno de los más cruentos sucesos enmarcados en la luctuosa época de la guerra civil.
·    Que Rodeo del Medio tuvo los dramáticos ribetes similares a los de la acción "del Pilar", librada el 22 de septiembre de 1829, oportunidad en que perdiera la vida el Presidente del Congreso de Tucumán al declararse la Independencia Argentina, Doctor Francisco Narciso de Laprida y que la del suceso de "Chacal", producido en el sur mendocino el 11 de junio de 1830, donde las hordas salvajes de indios y pinchoyrinos encabezados por el cacique Coleto, dieron muerte al ex Gobernador Juan Corvalán y al Doctor Agustín Maza, que tuvo la representación de Mendoza en el Congreso de 1816. 
·   Que la población de la provincia cuyana, actuando bajo la influencia de causas que consideraba justas y lógicas por parte de cada uno de los bandos en pugna, ofrendaron su existencia en dramático combate que fue un eslabón más en la cadena de enfrentamientos que se sucedieron a todo lo largo y ancho del país durante la época de la desorganización. 
·         Que el triunfo del General Ángel Pacheco fue un impacto para el frente adversario en Cuyo y que con la definición de la batalla a su favor y el afianzamiento que a la misma le insumió, dejó finiquitado un episodio en el drama de las luchas civiles desarrolladas en ese sector de la patria y que la influencia y posición federal quedó ahí, como en el norte argentino, por hechos inmediatos, totalmente asegurada. 
·         Que es deber de los Poderes Públicos tributar su homenaje a los mártires de ambos bandos que en épocas de incomprensión e inmadurez política, dejaron en los campos de la lucha sus vidas en holocausto de principios que ellos estimaban como conducentes a una solución.
Por ello y atento lo informado por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos y a lo aconsejado por el señor Ministro de Cultura y Educación,

LA PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA DECRETA:

ARTICULO 1º.- Declárase lugar histórico el sitio donde se libró el combate de Rodeo del Medio en la jurisdicción territorial del Departamento de Maipú, Provincia de Mendoza.

ARTICULO 2º.- La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos convendrá con la Junta de Estudios Históricos de Mendoza -filial Maipú- el modo de asegurar la conservación del referido sitio.

ARTICULO 3º.- Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.-

DECRETO Nº: 1178.
OSCAR IVANISSEVICH. MINISTRO DE CULTURA Y EDUCACION

Bibliografía

ARÁOZ DE LAMADRID, G. 1912 Observaciones sobre las memorias póstumas del brigadier general d. José María Paz, Buenos Aires.

SALDÍAS, A. 1987. Historia de la Confederación Argentina, Ed. Hyspamérica, Buenos Aires.

MAZA, Juan I. Rodeo del Medio. Extractos Publicados por paisanoderodeodelmedio  en 22:42

CAMPANA, C. - las2campanas@yahoo.com.ar

QUESADA, E. 1965. Lamadrid y a la Coalición del Norte, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.

QUESADA, E. 1965. Pacheco y la campaña de Cuyo, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.

ROSA, J.M. 1972. Historia Argentina. Tomo IV. Unitarios y Federales (1826-1841). Ed. Oriente SA. Buenos Aires.

RUIZ MORENO, I. J. 2006. Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Buenos Aires. ISBN 950-04-2794-X.

 www.revisionistas.com.ar

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