jueves, 26 de octubre de 2017

El degüello en nuestra historia como forma de disciplinar la política


Matar gente por degüello no es una forma mas de hacerlo. Es una de las modalidades más crueles, más escandalosa, más “disciplinaria”, y cuando tiene público más pavorosa y tendiente a generar escarmiento (castigo ejemplarizador).

Se degüella para que la sangre salga a borbollones (no a borbotones), salpique y asuste.

Nuestra historia está llena de degolladores, algunos intolerantes como los de la “mazorca”, otros seriales como Venancio Flores (el degollador de Cañada de Gómez), y muchos otros autores intelectuales del degüello (… tal vez por no tener el valor parta hacerlo personalmente), como Sarmiento que incitó a todos los “Coroneles de Mitre” para que usaran la técnica como rutina contra los gauchos y soldados enemigos.

Degollar muchas veces no terminaba ahí, se terminaba decapitando y clavando la cabeza en una pica “como escarmiento”, o tirando la cabeza en un lugar específico como un “mensaje”.

No se trata de sacar las cosas de contexto, en ese mismo contexto había mucha gente “humanizada” que no mataba ni mandaba a matar.

Buena parte de nuestras historias están manchadas de sangre, ¡¡ pero estas …..!!

jueves, 19 de octubre de 2017

El negro Barcala, ¿Unitario converso o convencido?


Dicen algunos que cuando se mezcla realidad con leyenda, hay que quedarse con la leyenda.

La pluma estrictamente “antifederal” de Domingo Faustino Sarmiento, hizo del Coronel Barcala (el único negro que llegó a Coronel del ejército), un unitario acérrimo, sin embargo en algunos tramos de su vida demostró lo contrario, como tantos de su época.

Hasta el Chacho Peñaloza (del que nadie puede dudar de su federalismo del interior), cumplió una etapa en el bando contrario.

El negro Barcala, como lo llamaban sus camaradas, fue un magnífico instructor y puente entre los de su color y los altos mandos militares.

San Martín le concedió la libertad y lo admiró profundamente, Facundo Quiroga lo quiso a su lado y Aldao (de quien también fue subalterno), lo fusiló cuando apenas tenía 40 años.


Aquí va otra de estas tristes historias de las guerras civiles argentinas.

viernes, 13 de octubre de 2017

José Félix Aldao. Luces y sombras entre sotanas y espadas


Este Fraile mendocino, que por recomendación del General Las Heras cambió los hábitos por la espada, fue admirado, temido e insultado durante su revolucionaria y convulsionada vida.

San Martín lo tuvo entre los suyos durante muchos años y Sarmiento se encargó de denostarlo tanto como su hábil pluma pudo, lo mismo que hiciera con el Chacho Peñaloza.

Fue cura, soldado, amante, padre, paisano, gobernante y empresario, nada despreciable como ritmo de vida de aquellas épocas.

Acertó sablazos y se equivocó tirando balas a diestra y siniestra, pero nadie le podrá enrostrar el valor y la convicción con que llevo a cabo estas acciones.

No lo mataron las balas de mil batallas en ese atribulado escenario que sería luego nuestro país.


A los 60 años se lo llevó un cáncer facial, no sin antes solicitar que fuese enterrado con sus hábitos de Dominico debajo de su chaquetilla militar.

sábado, 7 de octubre de 2017

El yuyo que cambió parte de nuestra historia


Muchos factores accidentales e incidentales pueden haber cambiado, o al menos torcido, el rumbo de la historia, la mayoría de ellos de gran envergadura, sin embargo la protagonista de este caso es un plantita pequeña.

El personaje principal de estos actos fue Juan Lavalle, que perdió tres batallas solo por ignorar o no recordar que no se puede hacer pastar a la caballada en campos donde hay Mio Mio o Romerillo, una especie silvestre que literalmente mata a los caballos cuando estos la consumen en grandes cantidades.

Perdió buen parte de su caballada en 1829 y perdió dos batallas (Carrizales y Puente de Márquez), y 11 años después volvió a perder otra (Quebracho Herrado), por la misma causa.

¿Qué hubiese pasado en la historia de nuestras guerras civiles, si Lavalle hubiese sabido de “malas hierbas” y ganaba estas batallas? ¿Tendríamos un país aún más unitario que el que tenemos?


No lo sabremos nunca, pero como siempre se dice Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores”, estudiémosla, y seremos cada día más conscientes de donde venimos.  

lunes, 2 de octubre de 2017

Angel Pacheco. Un "correcaminos" de nuestra historia


Es difícil estimar cuantos kilómetros recorrieron a caballo (o carreta), algunos de nuestros próceres. Muchos de ellos cuentan sus desplazamientos en decenas de miles, y uno de ellos fue, quien llegara a General (con todas las estrellas), Ángel Pacheco, quien solo en desplazamientos entre puntos recorrió más de 25.000 km.

Militar a carta cabal, formado por San Martín, y que “solo quería ser eso”, por su patria en formación y por sus convicciones políticas. Actuó donde hacía falta, no importa la latitud ni la altitud del terreno.

Un estudioso, estratega, que no perdió batallas cuando él las conducía. Dicen algunos que si hubiese participado activamente en Caseros, otro hubiese sido el resultado.

Estudiar y escribir sobre sus movimientos a lo largo del país (y de actuales países vecinos), durante los 42 años que estuvo al servicio de la Patria, puede resultar tedioso, ya que el “correcaminos” no tenía frases rimbombantes, ni escándalos de polleras, civiles ni militares, y esto le significó muy poco reconocimiento con el paso del tiempo.


Su nombre debería ocupar más espacios y reconocimiento de los que hoy tiene. Alguna localidad y algunas calles llevan su nombre. Bridamos muchos honores a aquellos que pasaron a la historia “sin pena ni gloria”, sin embargo Ángel Pacheco (…que seguramente tuvo penas), estuvo lleno de glorias.