Las civilizaciones siempre
se desarrollaron próximas a fuentes de agua, pero la disponibilidad de esta no
siempre estuvo, mucho menos si de agua potable se trataba.
Los mas viejos hemos visto
el uso diario de los aljibes y de los pozos de agua, y en algunas regiones aún
hoy se siguen viendo y usando.
La mayor parte de los
antiguos aljibes coloniales de las viviendas hoy están adornados de flores y
enredaderas, como si quisieran permanecer en la memoria colectiva de los
pueblos. Hasta Jorge Luis Borges y Lucio V. Mansilla se ocuparon de ellos en
varios escritos.
Los fortines también
encontraron en los aljibes la fuente de subsistencia. Estos reservorios tienen
una historia muy antigua, y llegaron a nuestras tierras de la mano de los
españoles.
Los hay rústicos y los hay
lujosos, los hay diseñados y los hay improvisados, pero en su plenitud de uso
ambos sirvieron como reservas tácticas de agua y herramienta de sobrevivencia.
Si bien muchos aseguran que
los aljibes y los pozos de agua (o pozos de balde), son la misma cosa, hay
diferencias y prestaciones muy diferentes.
Veamos de que se trata.