Acompañó de su mano amiga a
muchos grupos musicales como Los Fronterizos o Los Cantores del Alba, y se
rodeaba de otros cientos de personajes de la música, la poesía o el deporte.
En su casa lo visitaban muchos
hombres talentosos de todas las áreas, desde Jorge Luis Borges, Juan Manuel
Fangio o Enrique Muiño, solo para citar algunos.
El dicho “si no conoce el museo
del Pajarito Velarde no conoce Salta”, sigue siendo una provocativa propuesta
para acercarnos a los personajes que le dan brillo a la cultura popular
folclórica tradicional.
Veamos …
¿Quién fue Guillermo Velarde Mors?
A inicios de diciembre de 1895 nació en Cerrillos (Salta), Guillermo Velarde Mors, popularmente
conocido como “Pajarito”, apodo
que representaba su figura delgada y elegante.
Hijo de una familia de buen
pasar económico, concurrió para sus
estudios primarios a la escuela Dr. Benjamín Zorrilla, en tanto que la
secundaria la finalizó en el viejo Colegio Nacional de la ciudad de Salta.
Al concluir estos
estudios, su familia, que era de la alta sociedad salteña, lo envió en 1914 a Buenos Aires para continuar sus
estudios universitarios. Primero se inscribió en la carrera de abogacía,
estudios que abandono tiempo después para cambiar por odontología, carrera
que también abandono.
Por su gusto artístico refinado, se acercó a las academias de tango logrando el diploma de “Campeón de baile de Tango”, que le sirvió algunos años más tarde para ser profesor de ese ritmo en su Salta natal.
Los años fueron pasando y en 1922, cuando estaba haciendo los trámites para ingresar a la Facultad de Medicina en Córdoba, fallece su padre, don Juan Emeterio Velarde, y fue entonces cuando Pajarito regresa a Salta.
Trabajó como periodista de tiempo parcial en el diario El Intransigente mientras gestionaba su ingreso al Banco de la Provincia de Salta, donde muchos años más tarde se jubiló como Secretario General del Directorio.
En 1930 crea y dirige sus propios periódicos. Uno llamado “Salta” y el otro “Tradición y Cultura”, ambos con un contenido selectivo de buena lectura y hermosa presentación, pero de publicación efímera y de poca circulación, que los llevo a la quiebra al poco tiempo de aparecer.
Guillermo era muy elegante,
siempre bien vestido. Nunca se lo veía de vestimenta simple, pero en el fondo
era sencillo. Podría haberse comprado un auto pero no, tenía una hermosa
bicicleta de aquel tiempo, toda cromada y con ella salía y andaba,
impecablemente vestido, por el centro de su ciudad.
Un mecenas sin dinero
Ese mismo año Pajarito creo y subsidió la Sociedad de
los amigos del Arte.
Cabe aclarar que esta sociedad fue muy importante en esa época, ya que
suplió, hasta fines de 1952, la falta de una casa destinada para la Cultura en
Salta.
La Sociedad de los amigos del Arte logró reunir en
su casa a numerosos músicos, bailarines, artistas, cantores, poetas y
deportistas nacionales y extranjeros.
Al mismo tiempo organizó
certámenes literarios e invitó a artistas plásticos de diversas provincias.
En 1949,
dada la gestión de Pajarito y su institución, en el Teatro
Victoria de la
Capital Provincial, actuaron Los Niños
Cantores de Viena, todo un acontecimiento para la época en una provincia.
La
casona que adquirió en 1940 (en realidad era una casita de un
dormitorio, cocina, estar y un baño externo), era cita obligada para las
celebridades culturales y sociales de la época. Por allí se paseaban todos aquellos que llegaban a la ciudad, fusionando
sus artes en largas tertulias.
Era común mirar hacia adentro
por la ventana de la vieja casona y ver a Eduardo Falú, el Cuchi Leguizamón, o los Dávalos. Pajarito, el anfitrión
cedía espacios mientras que los recibía con un trago, ya que era uno de los
mejores cocteleros de Salta.
A su casa llegaron
personalidades de las artes cinematográficas como Enrique Muiño, Francisco Petrone o Ángel Magaña, mientras filmaban
la trascendente película La Guerra Gaucha.
Hoy, la esquina de Pueyrredón y
España, con su típica ventana esquinero de madera, guarda entre sus paredes
recuerdos, secretos y anécdotas de tantos personajes que la transitaron y
fueron protagonistas fundamentales para la cultura de esta tierra.
Dejaron sus huellas profundas e imborrables Atahualpa
Yupanqui, Manuel J. Castilla, "Ucururo" Villegas, Díaz Villalba, el
"Poncho" Marrupe, Martín Salazar, el "Coya" Bustamante,
Luis Preti, "Toquichi" Maehashi, José Ríos, Benjamín Toro, Miguel
Ángel Pérez, Antonio Yutronich, el "Payo" Solá, Juan Manuel Fangio y,
en 1964, un año antes de la muerte
de "Pajarito", el universal José Luis Borges.
Son varios los
cantores solistas y compositores musicales que surgieron en Pueyrredón 106. Por
nombrar algunos de ellos citemos a Los
Fronterizos (Juan Carlos Moreno, Carlos Barbaran Alvarado - que
luego fue remplazado por Cesar Isella -, Gerardo López y Eduardo Madeo), que en muchas oportunidades ensayaron
sus canciones allí y a los que “Pajarito, mediante sus contactos y conexiones
les abriera las puertas hacia la fama.
Lo mismo pasó con Los
Cantores del Alba (integrados
por entonces por Tomas “Tutu” Campos, Guillermo Vaca, Gonzales Lobo
y Javier Pantaleón. Más tarde González Lobo fue remplazado por Horacio Aguirre. Ambos grupos, Fronterizos y del Alba,
nacieron como conjuntos en la casa de Pajarito Velarde que también fue el
padrino artístico de ambos.
En esa casa, donde siempre estaba presente la
música, el arte y las tertulias trasnochadas, solían estar presente, José Juan
Botelli, Cesar Perdiguero, Hernán Figueroa Reyes, José Ríos, Julio Espinosa,
Julio Díaz Villalba, Juan Carlos Dávalos y sus tres hijos: Arturo, Ramiro y
Jaime, Miguel Ángel Pérez, Raúl Araoz Anzoátegui. Todos músicos, artistas, poetas y
bohemios de Salta.
También pasaron por “Pueyrredón 106”: Tito
Lusiardo, actor, bailarín de tango y amigo de Carlos
Gardel; Edgardo
Donatto y Julio De Caro, dos grandes directores y
compositores; Armando Bó,
Silvina Roth, los poetas María Vázquez, Conrado Nalé Roxlo, José Pedroni; el dramaturgo Alberto Vacarezza; el poeta español León Felipe; Mario Clavel, conjuntos
folclóricos como “Los
Hermanos Ábalos”, “Los Quilla Huasi” y “Los Arroyeños”.
Fueron destacados visitantes Vicente Gonzales y Fermín Álvarez, un mecenas
del folklore en Buenos Aires; Julio Martínez Oyanguren, Abel Fleury, Kurt Lange, la bailarina de flamenco y tango Angelita Vélez,
los compositores Fernando
Ochoa, Ariel Ramírez y Nicanor Zabaleta.
Tan conocida y popular era esa casa que Héctor García
Martínez, autor del Diccionario del quehacer
folklórico argentino,
cuenta que toda persona que estuviera o no estuviera en Salta y se
dirigiera a “Pajarito” Velarde, le mandaba una carta con un dibujo de un
pajarito en el anverso del sobre, este llegaba a la ciudad de Salta y ya
sabían los carteros que esa carta era para “Pajarito”.
En una ocasión Manuel J. Castilla, desde Perú y haciendo ostentación de
que tan conocido era el Pajarito y su casa, le mandó una postal y le escribió
en el sobre:
"En Salta de la
Argentina,
cartero como sabéis,
vive un pájaro que trina
en Pueyrredón 106.
Si el pájaro no se encuentra
entregue esta carta de
amor
a un muchacho calavera
Guillermo Velarde Mors".
Su
partida
Ese día de agosto de 1965, la
señora que trabajaba en la casa, lo quiso despertar y no respondía. Tenía 69
años. “Pajarito” murió como había vivido, abrazado a las
cosas amadas, a los libros y la música. Lo encontraron acostado en su cama
tallada en madera de palo santo, con sus ojos cerrados, un libro abierto sobre
el pecho y la música de su tocadisco sonando.
Murió tan
inesperadamente, que no se pudo grabar la zamba que le compusieran sus amigos, el
poeta José Ríos y el músico José “Coco” Botelli y le cantaran Los Fronterizos
como una serenata, al pie de su ventana, en una madrugada de 1963.
Al día siguiente de su fallecimiento, "Pajarito" fue trasladado hasta el panteón familiar en el cementerio de la Santa Cruz. Hasta allí llegaron en cortejo sus amigos, al son de suaves sones de guitarras dolientes. Esa sentida música fue, sin duda, el último homenaje bohemio que recibió "Pajarito".
Después se escucharon las palabras de despedida de César Perdiguero y de José Juan Botelli
Homenajes eternos
Eraclio Catalin
Rodriguez (más conocido como Horacio
Guarany), y Cesar Isella
recuerdan a “Pajarito” Velarde en unos de
los versos de una zamba compuesta por ellos para el Cuchi Leguizamón,
titulada “Padre del Carnaval”.
Oscar “Cacho” Valles (miembro de
los Cantores de Quilla Huasi), hace un reconocimiento a “Pajarito” Velarde en
la Zamba "Del mismo Palo".
Mi tata fue
guitarrero cantor de madrugada
Cumpa del Payo Solá, churo carpero de Salta
Su trajinar
en el patio mi mamá repechaba
Mientras cantaban los dos las zambas que me enseñaban
Rancho
quema'o por el sol, quincho y paja, piedra y barro
Donde un cantar me acunó, hecho de aloja y lapacho
Yo también me hice cantor, astilla del mismo palo
Por
trasnochar, meta coquear desde las Cacharpayas
La sangre del carnaval se me ganó dentro el alma
No olvidaré
cuando se fue apurando la tarde
Y el último amanecer del pajarito
Velarde
Rancho
quema'o por el sol, quincho y paja, piedra y barro
Donde un cantar me acunó, hecho de aloja y lapacho
Yo también me hice cantor, astilla del mismo palo
https://www.youtube.com/watch?v=rj6Sdoxmb94
Jaime Dávalos, con la picardía que lo caracterizaba, le dedicó
una glosa a la soltería de “Pajarito” Velarde que dice:
“Pajarito, pajarito,
cuándo vas hacer el nido,
provéelo de una escopeta,
al retrógrado Cupido”.
La propiedad de Pueyrredón 106, fue adquirida años después de su muerte por Roberto Romero, propietario del diario “El Tribuno” de Salta.
Se la compró a sus familiares con todo lo que contenía adentro y en Abril de 1966 se convirtió en la única Casa - Museo de Salta, con el nombre de Museo Folklórico “Pajarito Velarde”.
Si van a Salta, no se pierdan la oportunidad de visitarlo.
Bibliografía
BORELLI, L. (2015). A 50
años de la muerte de Guillermo Pajarito Velarde | Relatos de Salta. https://www.eltribuno.com/salta/nota/2015-8-1-0-29-0