Seguramente bailamos este carnavalito en decenas de fiestas de la escuela primaria, y lo vimos bailar y lo escuchamos en cientos de festivales, pero pocos sospechábamos de su verdadero origen.
Este ritmo, tan caro
a nuestros sentimientos, al escucharlo y reproducir su letra, nos imaginamos que
su autor era un nativo de la bella Quebrada de Humahuaca, en Jujuy, hombre
tranquilo, con una humildad al hombro que le permite disfrutar de su paisaje,
pero no es así.
El autor de letra y
música de El Humahuaqueño es un porteño (Edmundo Zaldivar), un tanguero que no
conocía la Quebrada y que inspira su ritmo en el traqueteo continuo y
sistemático del tranvía en que viajaba a trabajar.
Hoy sus restos
descansan en Humahuaca bajo un monumento que recuerda su memoria y su obra
(considerada un himno para el pueblo jujeño), y la fecha de su desaparición (el
7 de febrero), se transformó, desde 1982, en el Día del Carnavalito.
Se estima que existen más de 1.400 versiones y fue traducido a más de 70
idiomas, convirtiéndose en la música argentina más difundida en todo el mundo.
Así son las cosas de
nuestra tierra.