Como dijo una amiga y vieja compañera de peñas, no podemos cantar sin saber lo que decimos, ni conocer a quien nombramos.
Cada palabra que un poeta pone en
boca de un cantor necesita ser aprendida y aprehendida, y así poner sentimiento
en la interpretación.
Escribí hace un tiempo algunas
reflexiones al rememorar Cielos de los Tupamaros (aquel cielito de la época
colonial), y ahora lo hago con Zamba de
los mineros, una pieza bellísima que muchos cantan y que tiene decenas de
referencias que la gran mayoría desconocemos
Localidades, costumbres y vocablos
fueron puestos en la poesía de Jaime Dávalos y que le diera música el Cuchi
Leguizamón, pero no son palabras. Detrás de cada una hay historias de gente.