Cuando escuché por primera vez esa zamba llamada La Rubia Moreno en la voz del “turco” Cafrune, quedé sorprendido por la descripción de esta mujer. La “ví” cientos de veces, ya que la letra de don Cristóforo Juárez permitía que la imaginación volara.
Ahora que tengo tiempo de meditar las cosas y tratar de documentarlas, veo que mi imaginación se quedó corta. La Rubia Moreno era mucho más que una pulpera.
Valiente como pocas y comprometida política y socialmente, merece que conozcamos un poco más de su corta, pero rica historia. Parte de su vida está poco documentada y se mezcla con la leyenda, pero como dijo el poeta: “cuando se mezcla la leyenda con la historia, es mejor quedarse con la leyenda”.
Quien fue “la rubia”
Habría nacido en 1840 en Santiago del Estero. Su familia, de origen vasco francés, dedicados al traslado de carretas entre Tucumán y Rosario, se establecieron en “los pagos del Dulce” con un comercio de ramos generales, que incluía la pulpería.
Este estaba ubicado en la bajada del antiguo camino del El Polear, cerca del Río Dulce, aproximadamente donde hoy se encuentra el barrio Misky Mayu (nombre del Rio Dulce en quechua), en La Banda, al sudeste de la ciudad Capital.
El matrimonio esperaba la llegada de un varón, pero la naturaleza quiso que naciera una hermosa niña de cabellos rubios y ojos claros. Como el nombre ya estaba elegido, y nadie estuvo dispuesto a cambiarlo la llamaron Santos.
Como nadie quería reconocer su nombre de Santos para llamarla, se la conocía como “La Rubia Moreno”.
De niña le enseñaron a cazar animales en el monte y a “eludir acciones indebidas”. Dicen que maneaba hacienda con tanta o más habilidad que los varones y que jugaba muy bien al “visteo”, un juego en que luego de tiznarse los dedos se jugaba a la espada, donde perdía el que se dejaba manchar la cara.
Luego siguió el juego usando palitos tiznados, lo cual, naturalmente, la preparó para el uso del puñal, que su padre le regaló cuando cumplió los 15 años. Ella acostumbraba llevarlo adelante, del lado izquierdo, no atrás como lo hacían los gauchos. Completando su imagen se asegura que era muy buena jugando al truco y a la taba.
Siendo
adolescente murió su mamá, y fue su padre quien la crio y educó en las tareas
rudas de la vida de campo de aquella época. Cuando la joven tenía unos 20 años,
su padre decidió que le ayudara en el negocio de la familia.
Según cuenta Cristóforo Juaréz, autor de la letra de la zamba que
la recuerda, y que lo había escuchado de don Clodomiro Carabajal (hombre nacido
en 1866), la Rubia Moreno hablaba español y quechua, sabía leer
y escribir, y se destacó por ser una buena nadadora que competía con el oleaje
del río en las crecidas.
Su padre la puso a llevar la cuenta de los que cruzaban y la carga que llevaban por el paso de Horno Bajada sobre el Río Dulce.
Dicen las mentas que Santos Moreno era una bellísima mujer, rubia, de ojos verdes, con una presencia que se destacaba en aquél lugar. Más allá de su carácter duro, con gestos imperativos y acostumbrada mandar y dar órdenes (posiblemente como consecuencia de la adaptación al ambiente de la pulpería), era frecuentada por quienes pasaban por ese camino, generalmente soldados, reseros y troperos.
La identificación con el medio llegaba a tal punto que las ropas femeninas usuales en la época las había cambiado por una falda roja, cuyo origen sería un poncho, los cabellos ceñidos por una vincha y calzada con alpargatas.
Se dice que cuando entraba en la pulpería se hacía un silencio casi marcial, ante el respeto y la imponencia de aquella joven que imponía sus pasos en los tablones con un talero (rebenque corto y grueso), en su mano.
La guerrillera
Las luchas políticas de la época no le fueron ajenas. Se convirtió en ferviente adherente al partido liberal, que en Santiago del Estero lideraban los unitarios Ramón Antonio ‘Antonino’ y Manuel Baldomero Taboada Ibarra, aliados de Mitre y, paradójicamente, sobrinos del líder federal Juan Felipe Ibarra.
Para entonces, la Rubia Moreno, a sus 27 años, ya era esposa de Juan Manuel Barrionuevo, aunque hay autores que dudan de que haya tenido una pareja estable.
En este marco, y ante el inminente enfrentamiento con las fuerzas federales de Felipe Varela, fue ella quien convenciera a su padre y a su esposo a hacer un importante aporte a la causa de los Taboada, con una gruesa parte del patrimonio familiar, incluyendo hacienda vacuna y caballos.
Además, los convenció para que se alistaran en sus tropas, llevando también a sus peones.
El 10 de abril de 1867 tuvo lugar uno de los más cruentos enfrentamientos de las guerras civiles argentinas: la batalla del Pozo de Vargas (La Rioja), de la cual la historiografía y el folklore han escrito muchas páginas y versiones.
Los
federales fueron rechazados y obligados a la dispersión propia de las derrotas,
sin embargo la “Rubia Moreno” no podía festejar el resultado: su propio padre
fue muerto a degüello.
La militante social
El negocio familiar quedó a su cargo. Su fama y respeto la hicieron intocable. Allí se sembraba como para alimentar a una tropa de paso, se acopiaban cuero, lana, lazos, riendas, jerguillas, bozales y tejidos de todo tipo.
Sus fiestas de carnaval con las consabidas “trincheras” eran de renombre. La fama de su dueña y su buen trato hizo de ella la madrina preferida de todos los niños, los que luego de crecidos la llamaban Mamá Rubia.
La Rubia Moreno no tuvo hijos de sangre, pero se llenó de hijos “del corazón” cuando les daba de comer, los vestía y los calzaba a todos los changuitos de sus pagos aunque su estado de pobreza no se lo permitiera.
Ya que estaba los hacía
bautizar y en muchos casos, hasta tenía que ponerles nombre, y lo mismo acontecía con más de un paisano que precisaba una palabra de
aliento o apoyo.
Pobre y abandonada
Hacia 1870, cuando los Taboada perdieron su poder,
ella perdió lo poco que le quedaba, asediada por la oposición quienes la
identificaban políticamente “taboadista”.
El ocaso encontró a la Rubia Moreno en la más
absoluta soledad y pobre, y el nuevo poder político la despojó de todos sus
bienes. Nada se sabe de su esposo. Murió cerca de
1890, en la pobreza, cuando tendría solo 50 años. Sus restos, descansan hoy en
el cementerio La Misericordia en Santiago del Estero, al lado del calicanto,
según se dice.
Homenajes y reconocimientos
La historia oficial nos tiene acostumbrados a que cuando muere “una persona común”, aunque haya sido notable durante su vida, no tiene reconocimiento alguno, pero por suerte existe la trasmisión oral de los hechos, los poetas y los músicos.
A escasos 7 km del centro de Santiago del Estero se levanta una histórica finca que rememora un capítulo valioso en la luchas por la defensa de los ideales imperantes, enalteciendo, con su nombre, a una aguerrida mujer.
La figura de la Rubia Moreno perdura en la zamba que por título lleva su nombre, con versos de Cristóforo Juárez, musicalizada por Agustín Carabajal y registrada en SADAIC el 18 de mayo de 1966, y que dice:
Rubia Moreno, pulpera gaucha
de falda roja, vincha y puñal.
No había viajero que no te nombre
por el antiguo camino real.
Hecha entre el bronco bramar del Dulce
solo sabía tu voz mandar.
Eran tus ojos dos nazarenas
bravas espuelas en el mirar.
Rubia Moreno guarda mi pueblo
a orillas del río natal.
Tu nombre heroico como figura,
como figura de cuño real.
Juntito al vado, tu rancho amigo
alzaba al cielo su banderín.
Por los carriles de cuatro vientos
venía el alerta de algún clarín.
¿Tuviste amores?..., ¿tuviste celos?...
Rubia pulpera sin corazón.
Eras más brava que las leonas
de los juncales del Albardón
Ahora que la conocés un poco mas, escuchá la versión de Jorge Cafrune en:
https://www.youtube.com/watch?v=xkNoNEtg9RA
Bibliografía
CUELLO, R. (2016). Historia
de la zamba "La Rubia Moreno". EL FORO DE LOS CANTORES DEL ALBA :: HISTORIA. https://cantoresdelalba.foroactivo.com/.
LA BANDA DIARIO. (2009. LA
RUBIA MORENO. https://labandadiario.
com/rubia-moreno
LA GAZETA. DOÑA SANTOS MORENO “LA RUBIA MORENO” mujer santiagueña
que se convirtió en leyenda ejemplar. www.lagazeta.com.ar
SABOLDELLI, C. (2014). La
“Rubia Moreno”, capitana. Serie: Caciques, cautivas y algunos héroes
sin recuerdo. Especial para UNO. https://www.unoentrerios.com.ar/a-fondo/la-rubia-moreno-capitana-928253.html.
WIDMANN MIGUEL, E.F. (2017). La Rubia Moreno. IberInfo. Historias y Sucesos. Buenos Aires. https://iberinfonoticias.wixsite.com/buenos-aires/
Revisiones relacionadas
BURBA, J.L, (2016). Pozo de Vargas. ¿Quién escribe
la historia y quien la canta? Revisión Monográfica 8. http://100historiasargentinas.blogspot.com/
BURBA, J.L.
(2018). Felipe Varela. El señor de Guandacol. Revisión Monográfica 75. http://100historiasargentinas.blogspot.com/