Nicolás Avellaneda, quien
sucedió a Sarmiento en la Presidencia de la Nación, fue en parte opacado por la
influencia de su predecesor, pero su visión y su juventud (tenía apenas 37 años
al asumir), lo hizo ir más allá.
Entre
los méritos que le adjudica la historia está la sanción durante su período
presidencial de la famosa Ley Nº 817 de
Inmigración y Colonización de la República Argentina de 1876.
Por esta ley, una buena parte de nuestros abuelos
fueron beneficiarios de ella, siempre y cuando “viniesen de ultramar”, y a
pesar del papel escrito muchas cosas no salieron como ellos pensaban y
decidieron volverse.
Dicen que “mientras
los peruanos descienden de los Incas, los mexicanos de los Aztecas, los
argentinos descendemos de los barcos”, sin embargo esto no es cierto. Hoy,
en la Provincia de Córdoba y aledañas (solo por dar un ejemplo), la herencia materna indica que la mayoría de los
cordobeses (76%), son de origen nativo americano y, en menor medida, europeo
(16%), y africano (8%).
Veamos que pasó.