Pasé decenas de años por sus pagos adoptivos (la villa serrana que hoy lleva su nombre), y no me detuve a ver ni a sentir lo que este médico, abogado, agrónomo, constructor, docente, político y emprendedor nato nos dio.
Veía su dique (aún en
pie a pesar de los esfuerzos en destruirlo), y escuché de algunas de sus
historias, pero ahora que tengo mas tiempo la estudio y la repaso con asombro.
Racional, lógico,
socialista, autor de documentos valiosísimos que hoy muchos deberían re
descubrir sobre el estado laboral de nuestras clases obreras.
Seguramente le habrán
dicho “gallego”, como genéricamente llamamos a los españoles, pero era un catalán
que jamás pudo volver a sus pagos y dejó el fruto de su esfuerzo en nuestro
país.
Sufrió prisión por
razones políticas disfrazadas de defraudación, pero la justicia y el tiempo le
dieron la razón y la libertad.
Murió de cáncer de
garganta, paradójicamente, tal vez, de tanto gritar sus verdades.
Creo que vale la pena
volver a “poner en valor” su paso por nuestra historia.