martes, 26 de julio de 2016

Fueron 336 “Los Infernales” de Güemes


Recordar por un momento a Los Infernales de Güemes es una modesta manera de rendir homenaje a quienes dejaban de labrar sus campos para acompañar a su caudillo de solo 29 años, y volver a sus actividades.

Denostados por el centralismo porteño de siempre, Los Infernales eran considerados como “gauchos brutos” y no como una fuerza regular del Ejército.

Esos gauchos, que tenían la admiración de San Martín, fueron los que defendieron la frontera norte del actual territorio argentino y sur del Alto Perú (hoy Bolivia), de la invasión realista (como ya lo habían hecho, por otros motivos muchos años antes, los omaguacas de la Quebrada).

¿Quiénes fueron?
Los Infernales o División Infernal de Gauchos de Línea fueron un ejército de gauchos de la Provincia de Salta, a ellos se sumaban principalmente jinetes de Tarija y Jujuy, en Argentina, que al mando de Martín Miguel de Güemes tuvieron un papel destacado en las guerras de independencia hispanoamericana.
El nombre les fue dado porque se transformaron en un "infierno" para la las tropas coloniales o realistas.
Contexto histórico
La futura Argentina en 1815 y 1816 estaba dividida en dos grandes áreas geopolíticas tensionadas siempre por el centralismo porteño: la Liga de los Pueblos Libres que acaudillaba José Gervasio Artigas, y los movimientos que terminaron el 9 de julio de 1816  en el Congreso de Tucumán donde la República Argentina (o Provincias Unidas del Río de la Plata), proclamaron su independencia de España y de todo otro poder extranjero.
A pesar de la voluntad independentista de los criollos, quedaban en el continente varios focos de realistas (y algunos españoles y criollos adinerados),  que intentaban restaurar la autoridad de la Corona Española en la región. 


Mapa, en 1816, de lo que sería con el tiempo República Argentina Paraguay y Uruguay
respecto a los esfuerzos constituyentes
Ya entre 1812 y 1813 habían sucedido con éxito el Éxodo Jujeño y las Batallas de Tucumán y Salta.
San Martín estaba dispuesto a llevar a cabo su estrategia de liberar a América del Sur de españoles tomando Lima. La táctica fue el movimiento de pinzas por tierra a través del Ejército del Norte (pidiéndole a Güemes que protegiera la frontera), y por mar tomando la playa de Paracas cerca del puerto de Pisco en Perú.
Desobediencia obligada
Martín Miguel de Güemes gobernaba como caudillo en la Intendencia de Salta desde mayo de 1815. En octubre el líder salteño solicitó a Buenos Aires que se instalara un ejército con el propósito de frenar al ejército español, pero el Director Supremo de las Provincias Unidas, Ignacio Álvarez Thomas, lo consideró innecesario argumentando:
"No hay motivo que justifique la creación de un Cuerpo de Línea en esa Provincia donde no hace falta; la aprobación del que dice V. S. ha organizado denominándole División Infernal de Gauchos de Infantería cuyo estado de fuerza y propuestas respectivas dirige con oficio del 12 del presente, no haría sino arruinar los escasos fondos del erario público."

Una vez más el centralismo porteño no supo mirar con grandeza el resto de la geografía y la situación político-militar, ya que la desconocía.

Haciendo caso omiso a la respuesta porteña, Güemes decidió formar su propio ejército de milicias gauchas. Este cuerpo fue creado por Oficio del 12 de septiembre de 1815, y luego de contar con su gente entrenada en la doble función de caballería e infantería, fue elevado al Director Supremo.

Los fundamentos esgrimidos fueron que convenía reunir en un cuerpo orgánico a los gauchos, que hasta ese entonces habían combatido desinteresadamente por la libertad de la Patria, expresándolo así:

"No dudando del beneplácito de V. E. he organizado una división de caballería compuesta de dos escuadrones de a dos compañías, cada una de cien plazas; y he dispuesto se les instruya en todo lo necesario al desempeño del servicio de infantería, para que puedan ser ocupados así a pie como a caballo, con la denominación de División Infernal de Gauchos de Línea. A la fecha se halla con la fuerza que manifiesta el Estado que adjunto a V. E. armada por ahora con fusil y bayoneta. Su disciplina es ya regular en una y otra arma, tanto que la considero suficiente para el desempeño del servicio en campaña y en guarnición".

Las derrotas del Ejército del Norte en Huaqui (1811), Vilcapugio y Ayohuma (1813), demostraron que si el objetivo era terminar con el centro del poder realista, el camino no era por estos rumbos, pues el enemigo concentraba aquí todo su poderío, con el propósito de bajar hasta Buenos Aires, para terminar con el único foco, aún en pie de la rebeldía americana.

Para comprender el impacto de esa negativa del gobierno nacional baste señalar que el Tercer Ejército Auxiliar del Perú, al mando de José Rondeau, sería derrotado en noviembre de ese año en la Batalla de Sipe Sipe (1815), es decir un mes después del requerimiento de Güemes, que, ya para ese entonces, no dudaba de esa suerte, dada la escasa efectividad de aquella tropa.
El ejército gaucho era en realidad una milicia nacional irregular que contó en su origen solo con 2 Jefes, 16 Oficiales, 32 Cabos, 16 Músicos y 336 Infernales.
El uniforme original era chaqueta y pantalón azules, botones de cascabel, gorras azules con mangas de bayeta (tejido liviano), grana y azul, botas negras hasta la rodilla y ponchos de bayetón.
Hoy, para las fiestas conmemorativas se utiliza gorras y chaquetas rojas, bombachas blancas, poncho salteño (colorado con listas negras), y botas de descarne.
Los Infernales se especializaron en el tiro de lazo a la carrera, en disparar con rifles en forma eficaz desde caballos en movimiento, y en cambios rápidos de formación para actuar como infantería, con el uso de lanzas y machetes en lugar de sables del ejército regular.
La milicia actuó en la región desde apenas iniciadas las hostilidades. Ejerció una guerra de guerrillas, basada en su superior conocimiento del terreno, su excelencia ecuestre y la flexibilidad, atacando a las tropas realistas en posiciones desventajosas y diezmando sus provisiones, su equipo y su ganado, también utilizando tácticas nunca antes vista en la época, como ser ataques nocturnos, y ataques seguido de retiradas, con el fin de debilitar las tropas enemigas.
José de San Martín (al frente del Ejército del Norte), que admiró la “guerra de guerrillas” llevadas a cabo como tácticas de batalla de Los Infernales le informó de la situación al director José Gervasio de Posadas, comentando que las tropas realistas de Joaquín de la Pezuela habían tenido que destinar una división entera a intentar paliar los daños infligidos por los milicianos. 
San Martín los incorporó al Ejército de los Andes, dando a Güemes el título de Comandante General de Avanzadas para el cuidado de la frontera norte que llegaba hasta el Alto Perú (hoy Bolivia).
Su jefe de tropa fue Bonifacio Ruiz de los Llanos, actuando en el frente de combate de Humahuaca, y Coronel Mayor Juan José Feliciano Fernández Campero (más conocido como el Marqués de Yavi), en el flanco oriental de la Puna.
Francisco Pérez de Uriondo estaba en Tarija, Manuel Arias en Orán y José María Pérez de Urdininea en Humahuaca. A Jujuy lo protegían los Comandantes Bartolomé de la Corte, Domingo Arenas y José de la Quintana.
Los Infernales actuaron como fuerza de línea no registrándose deserciones. Solo tres años después, en 1818, llegó a tener 6.610 hombres, lo que demuestra el nivel de adhesión de la población más humilde y patriota.
De acuerdo a una lista de ese año, el Ejército se componía así: un primer grupo integrado por el Estado Mayor, la artillería y la caballería de línea (en la que figura la división de gauchos de línea no aceptada por el Directorio), que ascendían a 667 plazas; y un segundo grupo integrado por Escuadrones de Gauchos con 5.943 hombres.
  
Era indispensable convocar siempre el menor número posible, por cuanto los gastos de manutención de las divisiones de gauchos estaban a cargo de los pudientes de Salta y Jujuy, sin embargo, estos escuadrones de gauchos "no eran meras agrupaciones ocasionales de paisanos, sino verdaderos cuerpos fijos y reglados de milicias con fuero militar propio para sus componentes".

Para quienes no reconocían a Los Infernales como una fuerza regular habría que recordarles que este ejército tenía un verdadero servicio de maestranza, una fábrica de pólvora y cartuchos, un hospital y una sastrería. Contaba, además, con varias divisiones corsarias con funciones parecidas a los modernos comandos, y los escuadrones tenían sus capellanes.
Luego de la muerte de Güemes en 1821 se impone la actual indumentaria por la que se conoce a Los Infernales.
Es aquella en la que cada soldado viste ropa de gaucho norteño, es decir un chambergo de alas anchas, un poncho teñido de colorado (por la sangre de Güemes), con listas y guardas negras (en señal de luto de su Jefe), pañuelo al cuello, montados protegiendo sus piernas con "guardamontes" de cuero y usando como arma principal más común una lanza.
El jefe gaucho
Martín Miguel de Güemes era hijo de un próspero político español y de madre jujeña, de quien hereda el amor por su tierra.
Muchos quisieron de alguna manera denostar la figura de Güemes diciendo que era “un gaucho”, un militar no formado, un desobediente, entre otras cosas. Centenas de nuestros héroes de la independencia tampoco fueron militares formados, pero debemos recordar que Güemes ingresó a los 14 años el Regimiento Fijo de Infantería, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires pero tenía un batallón en Salta.
Combatió en las Invasiones Inglesas y en las campañas al Alto Perú como parte de Ejército de Norte. Casi todo su accionar lo tuvo entre Salta y el sur del actual territorio boliviano, consiguiendo por su actitud la atención de San Martín y de Belgrano, aunque con este tuvo algunas diferencias por indisciplina.
Al conocerse en Buenos Aires el desastre patriota de la batalla de Ayohuma, Güemes fue ascendido a Teniente Coronel y enviado al norte, como jefe de las fuerzas de caballería de José de San Martín, nuevo comandante del Ejército del Norte. En esta Tercera Expedición Auxiliadora al Alto Perú se hizo cargo de la vanguardia del ejército reemplazando en ese puesto a Manuel Dorrego, otro oficial brillante que había sido desterrado por problemas de disciplina.
Se presentó en Salta como el protector de los pobres y el más decidido partidario de la revolución, pero aun así, no logró nuevos aportes de recursos de parte de los sectores adinerados. Contó con su hermana María Magdalena ("Macacha"), como una de sus principales colaboradores.
La acción de Los Infernales
Güemes y sus Infernales detuvieron numerosas y poderosas invasiones al mando de destacados jefes españoles. La primera fue la del experimentado Mariscal José de la Serna, el cual, al mando de 5.500 veteranos de guerra, partió de Lima asegurando que con ellos recuperaría Buenos Aires para España.
Después que su ejército derrotara a los Coroneles Manuel Ascensio Padilla (esposo de Juana Azurduy), e Ignacio Warnes, ocupó Tarija, Jujuy y Salta y los pueblos de Cerrillos y Rosario de Lerma, pero Güemes lo dejó incomunicado con sus bases ocupando Humahuaca, venciendo a uno de sus regimientos en San Pedrito y dejando sin víveres la capital de la provincia. De la Serna tuvo que retirarse, hostigado todo el tiempo por las partidas de Los Infernales.
Meses después, el General Pedro Olañeta (quien se transformaría en el enemigo acérrimo del salteño), volvió al ataque y capturó al más importante de los segundos de Güemes, el general Juan José Feliciano Alejo Fernández Campero, jefe de la defensa de la Puna. Pero aun así no pudo pasar más allá de Jujuy.
Toda la población participaba en la lucha: los hombres actuando como guerreros, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos lo hacían como espías o mensajeros.
Las emboscadas se repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero más aún en la retaguardia y en las vías de aprovisionamiento. Cuando los realistas se acercaban a un pueblo o a una hacienda, los habitantes huían con todos los víveres, el ganado, cualquier cosa que pudiese ser útil al enemigo.
Esta clase de lucha arruinó la economía salteña, pero nadie se quejaba, al menos en las clases populares. Jamás obtuvo apoyo económico del gobierno del Directorio y la ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy limitada, por lo cual decidiría legalizar monedas privadas locales circulantes desde 1817 que se extendían por todo el noroeste argentino.
Uno de los más importantes encuentros armados fue la que comandó el segundo de De la Serna, general Juan Ramírez Orozco que en junio de 1820 avanzó con 6.500 hombres. En todas éstas obligó a su enemigo a retroceder después de haber tomado Salta y Jujuy.
Si bien la estructura militar de entonces no contemplaba un Estado Mayor, en la práctica Güemes contaba con cuadros superiores organizados.
En el valle de Jujuy estuvieron los coroneles Domingo Arenas en Perico y el teniente coronel Eustaquio Medina, a cargo del río Negro. Más movilidad tenían otros jefes, como José Ignacio Gorriti, Pablo Latorre o José Antonio Rojas. El frente de combate a su cargo tenía una extensión de más de setecientos kilómetros, desde Volcán (Jujuy), hasta más allá de San Ramón de la Nueva Orán (Salta), y se conoció como Línea del Pasaje.
En las campañas al Alto Perú entre 1812 y 1815, se organizaban en escuadrones, divididos a su vez en compañías, acompañadas cada una de cirujano y capellán castrense.
San Martín le encomendó el mando de la avanzada sobre el río Juramento. Poco después, asumía también el mando de las partidas que operaban en el Valle de Lerma en el que está situada la ciudad de Salta.
De este modo se iniciaba la Guerra Gaucha, ayudado por otros caudillejos, como Luis Burela, Apolinario Saravia, José Ignacio Gorriti o Pablo Latorre. Ésta fue una larga serie de enfrentamientos (casi diarios), apenas cortos tiroteos seguidos de retiradas.
En esas condiciones, unas fuerzas medianamente disciplinadas y mal equipadas, pero apoyadas por la población, pudieron hacer mucho daño a un ejército regular de invasión.
Estos gauchos del campo (que volvían a sus tareas rurales entre combate y combate), rechazó el avance del General Joaquín de la Pezuela y posibilitó el inicio de un nuevo avance hacia el Alto Perú.
Bajo el mando del general José Rondeau, Güemes y sus hombres tuvieron un papel destacado en la victoria de Batalla de Puesto del Marqués.
Las relaciones y las ambiciones personales de Rondeau no congeniaban con Güemes. Este, indignado por el desprecio que mostraba Rondeau por sus fuerzas gauchas y por la indisciplina del ejército “formal”, se retiró del frente hacia Jujuy.
Daba por descontada la derrota del Ejército del Norte en esas condiciones y, en ese caso, necesitaría a sus hombres para organizar la defensa. Al pasar por Jujuy Güemes se adueñó del armamento de reserva del ejército. Al enterarse, Rondeau (que era simultáneamente Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata), lo declaró traidor.
Tras el cambio táctico que llevó a San Martín a emprender el Cruce de los Andes, se les sumó a Los Infernales durante un tiempo una pequeña tropa boliviana dirigida por Juana Azurduy, heroína del alzamiento de  Chuquisaca.
Los Infernales actuaron conjuntamente con el Regimiento de Granaderos a Caballo y con el Regimiento de Cazadores a Caballo.
                                      Picardía criolla
Esta Guerra Gaucha fue también una guerra de inteligencia, de ingenio, pues las reducidas partidas gauchas, cuando cabalgaban para atacar sorpresivamente al enemigo, producían un ruido tal con sus guardamontes que provocaba la huida de los españoles al hacerles creer que eran atacados por una muchedumbre.

Se cuenta que en la noche del 5 de mayo de 1817 los gauchos probaron con gran éxito un ingenioso método que alarmó al campamento enemigo. Largaron un potro con un cuero encendido atado a la cola, a toda carrera por el campo español, seguido por gran número de yeguas cerriles (no domadas), que eran azuzadas por los gritos de los gauchos, para gran terror de los soldados españoles.

Por otro flanco, cuatrocientos gauchos abrieron fuego en todas direcciones sobre el campamento. Se generó una gran confusión y el tumulto fue tal que los españoles creyeron que los patriotas tenían un ejército cuantioso. Los realistas perdieron bienes, vituallas y ganado, pero lo mas importante que perdieron fue el poco ánimo que les quedaba. Al día siguiente habían retrocedido hasta Jujuy. Cuando el comandante recibe el reporte en su tienda, las risotadas de los gauchos, felices, ponen una nota de calidez al frío atardecer.
En agosto de 1817 el Coronel Olañeta inició una nueva invasión por la Quebrada de Humahuaca con 1.000 hombres. El 15 de agosto tuvo lugar el Segundo Combate de Humahuaca, localidad que fue evacuada por el coronel Manuel Eduardo Arias, humahuaqueño de nacimiento y destacado hombre de Güemes.
El 12 de septiembre se produjo el Combate de Huacalera, donde Arias logró tomar numerosos prisioneros realistas.
El 3 de enero de 1818 los realistas se retiraron hasta Yavi y luego retornaron al Alto Perú.
Poco después Olañeta y el Coronel José María Valdez (el “Barbarucho”), iniciaron una nueva invasión en Yavi con 2.400 hombres. El 14 de enero ocuparon Jujuy, pero la evacuaron el 16 de enero, retirándose a Yavi.
A principios de 1818 de la Serna renunció y se dirigió a Cochabamba, dejando el mando al Coronel José Canterac, quien luego de pacificar Tarija, inició una nueva invasión con tres columnas al mando de Olañeta (que entró por Humahuaca), Vigil (que entró por Orán) y Valdez (que entró por el Despoblado). El 26 de marzo ocuparon San Salvador de Jujuy por sólo tres horas y la evacuaron retirándose a Yala ante el riesgo de quedar aislados. Posteriormente regresaron a la base de Tupiza (hoy Bolivia).
El año 1820 y hasta mediados de 1821 fue, quizás, el de mayor actividad de Los Infernales ya que mantuvieron “a raya” a las innumerables invasiones del ejército realista con base en Tupiza, llegando a Yavi, Jujujy y Salta
El 1 de febrero de 1820 el Ejército del Norte recibió la orden de abandonar Tucumán y dirigirse a Buenos Aires. La defensa del noroeste quedó definitivamente a cargo Los Infernales.
En febrero de 1820 Canterac fue sustituido por el General Juan Ramírez Orozco como comandante de las fuerzas españolas en el Alto Perú. El 8 de mayo Ramírez Orozco salió de Tupiza al mando de un ejército de 4.000 hombres y avanzó sobre Jujuy, ocupando la ciudad el 28 de mayo y la ciudad de Salta el 31 de mayo, llegando hasta el río Pasaje.
El 2 de junio las fuerzas realistas lograron el triunfo en el Combate de Chamical (al suroeste de la ciudad de Salta). En el Combate de Las Cañas murió el Teniente Coronel Juan Antonio Rojas, pero 400 realistas fueron derrotados.
El 8 de junio hubo una nueva victoria independentista en el Combate de Cuesta de la Pedrera (al sureste de Salta), donde las fuerzas patriotas al mando de Alejandro Burela dispersaron a 2.000 realistas que se retiraron a Jujuy. En el Combate de Yala fue derrotada otra fuerza realista, capturando al coronel  Antonio Vigil.
El 15 de abril de 1821 el Coronel Juan Guillermo Marquiegui (militar argentino pero pasado al bando español, jefe de caballería del ejército realista en América), entró en la ciudad de Jujuy y la abandonó luego. El 27 de abril (llamado el Día Grande de Jujuy) tuvo lugar el Combate de León (12 kilómetros al norte de Yala), en donde el General José Ignacio Gorriti logró rendir a 400 realistas.
El cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, cansadas de pagar las contribuciones forzosas que exigía Güemes, y aprovechando la ausencia del caudillo, lo acusó de “tirano” y lo declaró depuesto. Muchos de sus miembros se habían puesto de acuerdo con el General español Olañeta para entregarle la ciudad.
Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad, y perdonó a los revolucionarios. Ésa fue la llamada "Revolución del Comercio”, que, aunque fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como "Patria Nueva", en oposición a la "Patria Vieja", es decir, al partido de Güemes.
Pero no todo había terminado. Olañeta ya estaba en camino, y mandó al Coronel “Barbarucho” Valdez por un camino desierto de la Puna. El Coronel Valdez era un español, radicado desde hacía décadas en la región y con experiencia en arriar y robar ganado, oficios que le permitieron conocer múltiples senderos poco transitados.
Valdéz, ayudado por indios baqueanos y algunos salteños enemistados con el jefe gaucho, cruza la altoplanicie de “el Despoblado” y se embosca, el 7 de junio de 1821, en la serranía de los Yacones (20 km al NO aproximadamente de Salta), con unos 400 hombres de infantería.
Al oscurecer desciende, sin ser advertido, al valle, llegando a la medianoche el Campo de la Cruz sin tropezar con guardias, ya que ese flanco era considerado inaccesible. Allí divide sus fuerzas en partidas a cargo de buenos conocedores de la ciudad y ordena que las mismas se dirijan a rodear la manzana de la casa de Güemes, lo que se realiza sin mayores tropiezos
Uno de los colaboradores del jefe patriota, que ha estado reunido en su casa y atraviesa la plaza, se topa con una de las patrullas del “Barbarucho”, y es muerto de un disparo.
Güemes escucha la detonación y sale solo a la oscuridad de la noche, convencido de que se trata de algún disturbio aislado provocado por la anarquía patriota, sin imaginar que los realistas se habían desplegado ya por toda la ciudad
Al darse cuenta de lo que realmente sucedía, se lamenta de haberse aventurado sin escolta, y pretende huir a la carrera por una calle lateral, pero cae en una encerrona y es herido en un glúteo.
Como pudo montó a caballo hasta una hacienda a dos leguas de la ciudad, pero su herida (como cualquier herida profunda de un hemofílico), nunca cicatrizó. Güemes falleció diez días después, el 17 de junio de 1821 en Chamical, con solo 36 años de edad.
Por pedido de Güemes, luego de su muerte,  asumió el mando de Los Infernales el Coronel Jorge Enrique Vidt o Widt (un alsaciano que combatió con el ejército de Napoleón Bonaparte).
El 22 de junio Olañeta tomó Jujuy y avanzó sobre Salta, en donde, al estar cercado, firmó el 14 de julio un armisticio y se retiró al Alto Perú. Olañeta realizó la última incursión en suelo argentino en junio de 1822, llegando hasta Volcán (40 kilómetros al norte de Jujuy). El 6 de diciembre de 1822 se retiró de territorio argentino finalizando la última invasión realista. Sus fuerzas permanecieron, sin embargo, ocupando algunos pueblos fronterizos, tales como Santa Victoria Oeste.
Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción de guerra exterior. La noticia de su muerte fue publicada en Buenos Aires, por inspiración de Rivadavia, bajo el título "Ya tenemos un cacique menos". El artículo que lo anunciaba demostraba alivio por la muerte de un enemigo ideológico.
Durante la mayor parte del siglo XIX, tanto en Salta como en el resto de la Argentina, la figura de Güemes fue interpretada solamente como la de un caudillo que había soliviantado a las masas campesinas contra las clases altas de la sociedad, un "pecado" que el patriotismo demostrado a lo largo de su carrera militar no alcanzaba a compensar.
Aunque la milicia se extinguió con la muerte de su jefe, el destacado papel jugado en la guerra conservó su recuerdo.
Casi 100 años después, en 1919, el Quinto Regimiento de Caballería del Ejército Argentino, instalado en Salta desde 1886, adoptó el nombre de General Güemes.
En 1970 se autorizaría el empleo del poncho de Güemes y el resto de la indumentaria empleada por las tropas milicianas durante la guerra independentista, aunque la vestimenta se reserva para los desfiles en fechas conmemorativas, especialmente el aniversario de la muerte de Güemes.
El Quinto Regimiento cobraría triste fama por su feroz accionar durante el Operativo Independencia (autorizado por el Decreto Nº262/75del gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, al Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina en Tucumán), actuando contra civiles, en violación de las disposiciones constitucionales, por disposición del Poder Ejecutivo avalado luego por el Congreso Nacional.
¿Quién era quién?
Los jefes “infernales”
Consignar nombres (que en el mejor de los casos “nos suenan” por verlo en alguna calle o en un poblado), no es suficiente. Les debemos algo mas, al menos unas pocas líneas de su vida.
·    Bonifacio Ruiz de los Llanos (1791-1870). Militar salteño del Ejército del Norte. Fue custodio de Juan Martín de Pueyrredón cuando este transportaba los caudales desde Potosí. Luchó con Belgrano en las Batallas de Tucumán y Salta. Se incorporó a los 24 años a Los Infernales, en 1815. Güemes alababa sus virtudes en batalla y sus compañeros de armas lo apodaron “El intrépido”, al frente de su tropa destinada en Humahuaca. Años más tarde participó en la guerra civil de la época, tomando partido por los federales. 
·    Juan J. Feliciano Fernández Campero (1777-1820). Hacendado, político y militar argentino, nacido en Yavi (Jujuy), que tuvo una actuación destacada en la Guerra de Independencia de la Argentina, después de haber sido oficial del bando realista. Se lo conoció como el Marqués de Yavi. Su marquesado (que se extendía por el norte de las actuales provincias argentinas de Jujuy y Salta e incluían grandes extensiones del territorio de Tarija y Potosí), constituyó lo que sería el único caso de nobleza otorgado en lo que luego sería la República Argentina. En 1813 ocupaba el cargo de gobernador de Salta y jefe de la Caballería Realista, pero poco tiempo después decidió pasarse a las filas patriotas. Se incorporó a Los Infernales acompañando como Comandante del frente oriental de la Puna.
·  Francisco Pérez de Uriondo (1784 – 1822). Militar chileno formado en Buenos Aires. En 1815 se incorporó al Ejército del Norte, siguió así combatiendo a los realistas dentro de las Provincias Unidas. Formó parte de Los Infernales teniendo destacada participación en las provincias de Chichas y Tarija . En esta última etapa de su carrera militar llegó a ser coronel del Regimiento de Granaderos a Caballo de la Provincia de Salta.
·   Manuel Eduardo Arias (1785-1823). Militar y hacendado humahuaqueño, destacado participante en la Guerra de la Independencia. Se unió a las fuerzas de Los Infernales para enfrentar la invasión realista de 1814. En 1815 era el jefe de las fuerzas de Orán, San Andrés y Santa Victoria (la zona de Salta que actualmente queda al este de Jujuy). En la Guerra Gaucha, en 1816 fue nombrado comandante de Humahuaca de las fuerzas de Güemes. Durante la gran invasión realista de 1817, obtuvo en marzo la victoria de Humahuaca sobre el coronel Guillermo Marquiegui. Durante la invasión de febrero de 1819 fue derrotado por Olañeta. A mediados de ese año tuvo un enfrentamiento serio con Güemes por sus amistades salteñas. Se lo acusó de tramar la deposición del gobernador y fue arrestado, juzgado y condenado a muerte, pero Güemes solo lo desterró.

 ·  José María Pérez de Urdininea. (1784 1865) Militar y político boliviano de larga trayectoria en las guerras de independencia de su país y de la Argentina. En este país ocupó el cargo de Gobernador de la Provincia de San Juan, y posteriormente fue Presidente de Bolivia. Se inició en el ejército en 1809, en la represión de las revoluciones de Chuquisaca y de La Paz de ese año. Se pasó a los patriotas después de la batalla de Suipacha, en abril de 1811, y combatió en la derrota de Huaqui. Fue llevado herido a la Argentina, donde se unió al Ejército del Norte combatiendo en las batallas de Tucumán y Salta y en las siguientes campañas al Alto Perú. En 1816, durante la retirada del General Rondeau, fue el jefe de la retaguardia patriota en Humahuaca. No reconocía la autoridad del gobernador Güemes, y a fines de año se retiró hacia el sur para incorporarse al Ejército de Los Andes.
·  Bartolomé De la Corte (1775 - 1822) Militar jujeño que participó en la Guerra Gaucha y fue durante tres años teniente de gobernador de Jujuy, territorio que en esa época pertenecía a Salta. Se enroló en el Ejército del Norte poco después de la Batalla de Suipacha. Participó en las batallas de Huaqui, Tucumán, Salta, Vilcapugio y Ayohuma. Fue el primer oficial patriota en ocupar la ciudad de Jujuy después de la retirada del general realista Joaquín de la Pezuela, en 1813. Durante la invasión realista de enero de 1817, De la Corte comandó una partida de gauchos que logró una serie de pequeñas victoria en la zona de Los Alisos, al sur de la ciudad de San Salvador de Jujuy. Se destacó como jefe de guerrillas. Tuvo una actuación destacada en el llamado Día Grande de Jujuy, de 1820, cuando la ciudad logró expulsar de su territorio a una nueva invasión sin apoyo jujeño, en una sola batalla.
· Domingo Arenas (1792 - 1859). Militar uruguayo combatiente de la independencia argentina y americana, prócer indiscutible de la zona de los Pericos (Jujuy). En 1817 pasa a formar parte de la escolta del general Manuel Belgrano en San Miguel de Tucumán. Participa con Güemes en la defensa del territorio del norte argentino con Los Infernales, particularmente de la ciudad de Jujuy.
·    Manuel Ascencio Padilla (1774 – 1816). Militar altoperuano que luchó en el Virreinato del Río de la Plata a favor de la emancipación del Reino de España y murió al frente de guerrillas irregulares durante esta defensa. Se enroló en el ejército siendo muy joven, participando en la represión y ajusticiamiento de Dámaso Catari (sucesor de Túpac Amaru), en el La Paz. Tras una serie de batallas menores, rodeadas por un enorme número de enemigos, las fuerzas de Padilla fueron vencidas en la batalla de La Laguna. El vencedor, coronel Aguilera, ordenó matar a los prisioneros, entre ellos Padilla. Su cabeza fue expuesta en la punta de una lanza en la plaza de La Laguna. El general Belgrano lo nombró Coronel, sin saber que ya había muerto. Al enterarse, nombró teniente coronel a Juana Azurduy (su esposa), que intentaba seguir sin su marido. Pero también Juana debió retirarse hacia el sur, refugiándose en la ciudad de Salta.
 ·   Ignacio J.J. Warnes  (1770–1816). Militar argentino que luchó en la Guerra de la Independencia. Es uno de los próceres de la región de Santa Cruz en donde lideró la llamada Republiqueta de Santa Cruz adscripta a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Muy joven ingresó en el Cuerpo de Blandengues de Montevideo. Entre 1806 y 1807 combatió durante las Invasiones Inglesas bajo bandera del cuerpo de Caballería de Frontera. Revistó como uno de los lugartenientes del general Manuel Belgrano en la pequeña tropa que marchó a la expedición al Paraguay. Se destacó en las exitosas batallas de Tucumán y SaltaDerrotado Rondeau en la Batalla de Sipe Sipe, quedó Warnes nuevamente a cargo de Santa Cruz, pero el Ejército del Norte nunca regresó, y Warnes y Padilla se vieron cada día más presionados por el avance de los realistas. En la Batalla de El Pari fue alcanzado por una bala de cañón y muerto. 
·    Eustaquio Medina (1790 -1836). Militar y político jujeño, héroe de la guerra gaucha y gobernador de la provincia de Jujuy. Se enroló en el Ejército del Norte en 1810, y participó en las tres Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú. Combatió en las batallas de Cotagaita, Suipacha, Huaqui, Las Piedras, Tucumán, Salta, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe SipeCuando el general José Rondeau declaró la guerra al gobernador de la provincia de Salta, Martín Miguel de Güemes, se negó a seguirlo y se incorporó a las partidas de gauchos de éste. Luchó contra cada una de las invasiones realistas a Jujuy y Salta, con suerte diversa. Fue uno de los oficiales que salvó a la división del Marqués de Yavi cuando éste fue capturado. Participó de las decisivas victorias de Humahuaca, a órdenes del coronel Manuel Arias, y en el “Día Grande de Jujuy”, bajo el mando de José Ignacio Gorriti. 
·  José Ignacio Gorriti, (1770 1835). Fue un abogado, militar y político jujeño, que se destacó en la Guerra de Independencia. Fue reiteradas veces gobernador de la Provincia de SaltaComo dirigente revolucionario en Salta, formó la Partida de Baqueanos para el Ejército del Norte y el primer Cuerpo de Patriotas Decididos que se incorporó a las fuerzas que comandaba Martín Miguel de Güemes. Además colaboró económicamente con Güemes para que este pudiera formar el Escuadrón de Salteños. Como colaborador de Manuel Belgrano hostilizó a las tropas de Tristán en la retirada del Ejército del Norte hacia Tucumán. Actuó además en las batallas de Las Piedras y Tucumán (1812). En 1816, el pueblo de Salta lo eligió diputado al Congreso de Tucumán. 
·  Pablo Latorre  (1790 1834). Caudillo federal salteño, que combatió en la guerra gaucha y Gobernador de la provincia de Salta. En 1812 se unió al Ejército del Norte y participó en las batallas de Tucumán y Salta con el grado de Teniente Coronel. Apoyó la revolución que llevó al poder al caudillo Martín Miguel de Güemes, y fue comandante de Los Infernales. Participó en decenas de encuentros contra los sucesivos invasores realistas, fue diputado provincial largos períodos, militando en el partido de Güemes. En 1821, tras la muerte del caudillo, fue Gobernador provisional, asegurando el acceso al poder de José Ignacio Gorriti. 

·    Juan Antonio Rojas (1787 - 1820). Fue un militar salteño que combatió en las Campañas al Alto Perú. Se destacó por su bravura al punto que la crónica de entonces relataba que "Rojas llegó a luchar en combate hasta con los puños". Le llamaban el “león de los gauchos”. Se enroló como oficial en las milicias gauchas hacia 1814. Se unió con un grupo de gauchos a la tercera campaña al Alto Perú, y luchó en la batalla de Sipe Sipe. El 6 de febrero de 1817 luchó en el combate de San Pedrito, en el cual fue el artífice de la victoria. En la guerra de guerrillas contra los realistas, en la defensa de la Ciudad de Salta, se destacó brillantemente, siendo premiado por la gloriosa jornada del 4 de mayo con una medalla por la Defensa de Salta, una Estrella Heráldica Militar de seis puntas. Durante la invasión realista de 1820, fue seriamente herido el 4 de junio, en el combate de Las Cañas, junto al río Pasaje. Sus hombres, que de todos modos vencieron a los invasores, llevaron a su comandante a Cerrillos. Falleció en esa localidad unos días más tarde.
·    Jorge Enrique Vidt (o Widt). (1772- ¿???). Fue un alsaciano que peleó con Napoleón Bonaparte y uno de los oficiales argentinos en la lucha por la independencia en el norte del país. Segundo en el mando y sucesor de Martín Miguel de Güemes al frente de Los Infernales. Pese a ser extranjero era muy popular entre los gauchos, quienes lo llamaban Ubite. En 1824, asegurada la independencia de América pasó a Inglaterra. Existen indicios de que en 1866 se encontraba radicado en su ciudad natal (Estrasburgo). 
·    Luis Burela (1779 – 1834). Hacendado y militar salteño, que inició la lucha independentista defensiva en el norte. Reconoció como su jefe a Martín Miguel de Güemes. Apoyó el avance hacia el norte del Ejército del Norte y combatió a órdenes de Güemes en la Batalla de Puesto del Marqués. Quedó a cargo de una guarnición en la Quebrada de HumahuacaEn abril de 1817 venció a los realistas en el combate de El Bañado, en que destruyó a la mitad del ejército enemigo, que había salido de Salta para reunir provisiones. Esta victoria obligó al enemigo a evacuar Salta. Estaba junto a Güemes cuando éste murió, y ayudó a Vidt y Gorriti a expulsar a Olañeta. Siguió en el ejército, por lo menos hasta el final de la guerra en el Alto Perú, llegando al grado de Coronel.

·  José Apolinario Saravia (1791-1844). Militar salteño, que participó en la Guerra de la Independencia defendiendo la frontera norte contra las invasiones realistas. En 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar de las Provincias Interiores y marchó a la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú. Peleó en la batalla de Suipacha como ayudante del general Balcarce, y en Huaqui como ayudante del Coronel Juan José ViamonteRegresó al Ejército del Norte a mediados de 1812, y luchó en la batalla de Tucumán. Pasó después a la ciudad de Salta como espía, y organizó la preparación para la Batalla de Salta. Participó en la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú y fue seriamente herido en la batalla de VilcapugioDe regreso a Tucumán, el general José de San Martín lo nombró jefe de una partida de gauchos del departamento de Guachipas, para observación de los realistas que ocupaban la ciudad de Salta. En 1818 rechazó los avances del general Olañeta, y al año siguiente a José Canterac. En 1820 fue uno de los más destacados defensores de Jujuy contra el ataque de Juan Ramírez Orozco.
Las tropas realistas
·   Joaquín de la Pezuela (1761 - 1830) Fue noble, militar y político español. En 1805 fue trasladado a América del Sur, donde ocupó cargos secundarios. Posteriormente el virrey del Perú, José Fernando de Abascal, lo nombró Director de la Artillería Real, que reorganizó profundamente.
Después de las derrotas que Ejército realista del Alto Perú sufrió a manos del Ejército del Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata en las batallas de Tucumán y Salta, Joaquín de la Pezuela fue nombrado comandante del ejército realista, sucediendo a José Manuel de Goyeneche. Fue el triunfador de Vilcapugio y Sipe-Sipe. En 1816  fue nombrado virrey del Perú. 
·   José de la Serna. (1770-1832). Conde de los Andes. Fue noble, militar y administrador colonial español que detentó el cargo de virrey del Perú en la fase terminal de la dominación de España en Sudamérica. Luego de la guerra española contra la ocupación Napoleónica, desde 1815, fue destinado para servir como oficial en el Virreinato del Perú y afectado al teatro de operaciones en el Alto Perú. A pesar de la feroz resistencia que le opusieron los gauchos de Güemes en la frontera norte, derrotó a su comandante en La Puna, el marqués de Yavi, en 1816. De la Serna es derrotado en Ayacucho (última batalla que aseguró el triunfo de los criollos), en 1824.
 · Pedro de Olañeta (1770-1825). Fue un militar español de destacada actuación en el ejército realista del Alto Perú, donde dirigió la última campaña que se llevó a cabo en este territorio contra las tropas independentistas. Radicado en Potosí y Salta, al producirse la Revolución de Mayo en 1810, este terrateniente y caudillo se volcó de un modo absoluto al bando "realista". De este modo participó como comandante en las campañas contra las incursiones de los independentistas argentinos contra el Alto Perú. Atacó Jujuy en repetidas ocasiones y cuya capital consiguió ocupar en 1817, hasta que fue rechazado por los gauchos de Güemes. Más tarde ascendió a Coronel y permaneció bajo el mando de Joaquín de la Pezuela. Murió como consecuencia de las heridas sufridas durante el combate de Tumusla. El julio de 1825 fue nombrado virrey del Río de la Plata por el rey Fernando VII, quien desconocía que Olañeta había fallecido.
 ·   Juan Ramírez Orozco (1764-1852). Militar español de larga actuación en el ejército realista, durante la guerra de independencia en el Alto Perú, llegando a ser comandante del ejército español en esa región. Llegó al Perú muy joven y, se afincó en el país serviendo en la milicia colonial. A las órdenes del general José Manuel de Goyeneche, después de la derrota de Salta, evacuó Chuquisaca por orden del nuevo comandante, General Joaquín de la Pezuela, y pasó a ser su segundo jefe. Combatió en Vilcapugio y Ayohuma y acompañó a Pezuela en la campaña a Salta. Constantemente hostigados por los gauchos de Luis Burela, Apolinario Saravia y Martín Miguel de Güemes, tuvieron que regresar al Alto Perú. 
·   José de Canterac (1787-1835). Fue un militar español de origen francés. Participó en la Guerra de la Independencia Española y en las guerras de emancipación de los virreinatos de Nueva Granada y Perú. En 1815 fue ascendido al rango de Brigadier, siendo nombrado jefe de una división de 2.700 hombres destinada a reforzar el Ejército Real del Perú y que debía dirigirse por la ruta de Panamá. Tras ser destinado por el virrey Pezuela al ejército que operaba en el Alto Perú, al mando del general José de la Serna, acompañó la invasión de Pedro Antonio Olañeta y Gerónimo Valdés a Jujuy. Fue comandante de las fuerzas de reserva en la batalla de Ayacucho. Cuando De la Serna fue herido, asumió el mando hasta la derrota definitiva. En representación del virrey firmó la capitulación después de la batalla, lo que significaba en la práctica la definitiva derrota realista en América del Sur. 
·    José María Valdez, autobautizado como “Barbarucho” (mezcla de bárbaro y asno), fue un militar español  que combatió en la Guerra de Independencia en el bando realista. Es particularmente conocido por haber dirigido las acciones causado la muerte del general Martín Miguel de GüemesRadicado desde joven en la ciudad de Salta, se dedicó al comercio como tropero, conduciendo mulas o llamas con cargas para el abastecimiento de las poblaciones, lo que le permitió conocer los múltiples senderos de la Cordillera. También se dedicaba al contrabando, destacándose por trasladar plata desde el Alto Perú a Salta, y mulas desde Salta al Alto Perú por caminos despoblados de la Puna. En 1825, tras la batalla de Ayacucho, Valdez seguía a órdenes de Olañeta cuando el Mariscal Antonio José de Sucre ocupó el Alto Perú desde el norte. Olañeta, fue muerto por una partida de sus propios hombres que se habían pasado de bando. Tras la muerte de su jefe, el último oficial realista con mando de tropa fue el Coronel Valdez, que se rindió días más tarde. Así como se ignora su fecha de nacimiento, se desconoce por completo el resto de la vida de Valdez, así como el lugar y fecha de su fallecimiento. 
· Juan Guillermo Marquiegui (1777-1832). Militar nacido en Jujuy, participante de la derrota de Huaqui, que luego se pasó al bando español como jefe de caballería del ejército realista y baqueano de Pio Tristán. Combatió encarnizadamente a los independentistas de la Argentina, tanto contra las Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú (Vilcapugio, Ayohuma, Tucumán y Salta), como contra los gauchos de  Güemes. Alcanzó el grado de Coronel y fue uno de los líderes realistas partidarios de Pedro Antonio Olañeta. Al intentar volver a las filas patriotas fue capturado por Valdéz y permaneció prisionero en el Cuzco hasta la capitulación de Ayacucho.
· José Antonio Vigil (1782 – 1872). Militar peruano con destacada participación en las guerras de independencia hispanoamericana y en los sucesos políticos del siglo XIX de la república del Perú. Durante la independencia americana se pasó al bando español. Fue paje del Virrey del Perú José Fernando Abascal. En 1809 tomó parte en la represión de las revoluciones de Chuquisaca y La Paz. Formó parte en las batallas de Suipacha, Huaqui, Vilcapugio y Ayohuma. Al terminarse el Ejército realista en América, Vigil pasó a prestar servicios en el ejército peruano. Fue uno de los jefes realistas más prestigioso entre propios y enemigos.




                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.