Recordar por un momento a Los Infernales de Güemes es una modesta manera de rendir homenaje a quienes dejaban de labrar sus campos para acompañar a su caudillo de solo 29 años, y volver a sus actividades.
Denostados
por el centralismo porteño de siempre, Los Infernales eran considerados como
“gauchos brutos” y no como una fuerza regular del Ejército.
Esos
gauchos, que tenían la admiración de San Martín, fueron los que defendieron la
frontera norte del actual territorio argentino y sur del Alto Perú (hoy
Bolivia), de la invasión realista (como ya lo habían hecho, por otros motivos
muchos años antes, los omaguacas de la Quebrada).
Los Infernales o División Infernal de Gauchos de Línea fueron un ejército de gauchos de la Provincia de Salta, a ellos se sumaban principalmente jinetes de Tarija y Jujuy, en Argentina,
que al mando de Martín Miguel de Güemes tuvieron un papel destacado en las guerras
de independencia hispanoamericana.
El nombre les fue dado porque se transformaron en un
"infierno" para la las tropas coloniales o realistas.
Contexto histórico
La futura Argentina en 1815 y 1816 estaba dividida en dos grandes áreas
geopolíticas tensionadas siempre por el centralismo porteño: la Liga de los
Pueblos Libres que acaudillaba José Gervasio Artigas, y los movimientos que
terminaron el 9 de julio de
1816 en el Congreso de Tucumán donde
la República Argentina (o Provincias Unidas del Río de la
Plata), proclamaron su independencia de España y
de todo otro poder extranjero.
A pesar de la voluntad independentista de los criollos, quedaban en el
continente varios focos de realistas (y algunos españoles y criollos adinerados), que intentaban restaurar la autoridad de la
Corona Española en la región.
Mapa, en 1816, de lo que sería
con el tiempo República Argentina Paraguay y Uruguay
respecto a los esfuerzos
constituyentes
Ya entre 1812 y 1813 habían sucedido con éxito el Éxodo Jujeño y las
Batallas de Tucumán y Salta.
San Martín estaba dispuesto a llevar a cabo su estrategia de liberar a
América del Sur de españoles tomando Lima. La táctica fue el movimiento de
pinzas por tierra a través del Ejército del Norte (pidiéndole a Güemes que
protegiera la frontera), y por mar tomando la playa de Paracas cerca del puerto
de Pisco en Perú.
Desobediencia obligada
Martín Miguel de Güemes gobernaba como caudillo en la Intendencia de Salta desde mayo de 1815. En octubre el líder salteño solicitó a Buenos
Aires que se instalara un
ejército con el propósito de frenar al ejército español, pero el Director
Supremo de las Provincias Unidas, Ignacio Álvarez Thomas, lo consideró innecesario argumentando:
"No hay motivo que justifique la creación de un Cuerpo de Línea en
esa Provincia donde no hace falta; la aprobación del que dice V. S. ha
organizado denominándole División Infernal de Gauchos de Infantería cuyo estado
de fuerza y propuestas respectivas dirige con oficio del 12 del presente, no
haría sino arruinar los escasos fondos del erario público."
Una vez más el centralismo porteño no supo mirar con grandeza el resto de
la geografía y la situación político-militar, ya que la desconocía.
Haciendo caso omiso a la
respuesta porteña, Güemes decidió formar su propio ejército de milicias
gauchas. Este cuerpo fue creado por Oficio del 12 de septiembre de 1815, y
luego de contar con su gente entrenada en la doble función de caballería e
infantería, fue elevado al Director Supremo.
Los fundamentos esgrimidos
fueron que convenía reunir en un cuerpo orgánico a los gauchos, que hasta ese
entonces habían combatido desinteresadamente por la libertad de la Patria, expresándolo
así:
"No
dudando del beneplácito de V. E. he organizado una división de caballería
compuesta de dos escuadrones de a dos compañías, cada una de cien plazas; y he
dispuesto se les instruya en todo lo necesario al desempeño del servicio de
infantería, para que puedan ser ocupados así a pie como a caballo, con la
denominación de División Infernal de Gauchos de Línea. A la fecha se halla con
la fuerza que manifiesta el Estado que adjunto a V. E. armada por ahora con
fusil y bayoneta. Su disciplina es ya regular en una y otra arma, tanto que la
considero suficiente para el desempeño del servicio en campaña y en
guarnición".
Las derrotas del Ejército del Norte en
Huaqui (1811), Vilcapugio y Ayohuma (1813), demostraron que si el objetivo era
terminar con el centro del poder realista, el camino no era por estos rumbos,
pues el enemigo concentraba aquí todo su poderío, con el propósito de bajar
hasta Buenos Aires, para terminar con el único foco, aún en pie de la rebeldía
americana.
Para comprender el impacto de esa negativa del gobierno nacional baste
señalar que el Tercer Ejército Auxiliar del Perú, al mando de José Rondeau, sería
derrotado en noviembre de ese año en la Batalla de Sipe
Sipe (1815), es decir un mes después del
requerimiento de Güemes, que, ya para ese entonces, no dudaba de esa suerte,
dada la escasa efectividad de aquella tropa.
El ejército gaucho era en realidad una milicia nacional irregular que
contó en su origen solo con 2 Jefes, 16 Oficiales, 32 Cabos, 16 Músicos y 336 Infernales.
El uniforme original era chaqueta y pantalón azules, botones de
cascabel, gorras azules con mangas de bayeta (tejido liviano), grana y azul,
botas negras hasta la rodilla y ponchos de bayetón.
Hoy, para las fiestas conmemorativas se utiliza gorras y chaquetas
rojas, bombachas blancas, poncho salteño (colorado con listas negras), y botas
de descarne.
Los Infernales se especializaron en el tiro de lazo a la carrera, en
disparar con rifles en forma eficaz desde caballos en movimiento, y en cambios
rápidos de formación para actuar como infantería, con el uso de lanzas y
machetes en lugar de sables del ejército regular.
La milicia actuó
en la región desde apenas iniciadas las hostilidades. Ejerció una guerra de guerrillas, basada en su superior
conocimiento del terreno, su excelencia ecuestre y la flexibilidad, atacando a
las tropas realistas en posiciones
desventajosas y diezmando sus provisiones, su equipo y su ganado, también utilizando tácticas nunca antes vista en la época, como ser
ataques nocturnos, y ataques seguido de retiradas, con el fin de debilitar las
tropas enemigas.
José de San Martín (al frente
del Ejército del Norte), que admiró la “guerra de
guerrillas” llevadas a cabo como tácticas de batalla de Los Infernales le
informó de la situación al director José Gervasio de Posadas, comentando que las tropas realistas de Joaquín de la Pezuela habían tenido que destinar una división entera a
intentar paliar los daños infligidos por los milicianos.
San Martín los
incorporó al Ejército de los Andes, dando a Güemes el título de Comandante General de Avanzadas para el
cuidado de la frontera norte que llegaba hasta el Alto Perú (hoy Bolivia).
Su jefe de tropa fue Bonifacio Ruiz de los Llanos, actuando en el frente de combate de Humahuaca, y Coronel Mayor Juan José Feliciano Fernández
Campero (más conocido como el Marqués de Yavi), en el flanco oriental de la Puna.
Francisco Pérez de Uriondo estaba en Tarija, Manuel Arias en Orán y José María Pérez de Urdininea en Humahuaca. A Jujuy lo protegían los Comandantes Bartolomé de la Corte, Domingo Arenas y José de la Quintana.
Los Infernales
actuaron como fuerza de línea no registrándose deserciones. Solo tres años
después, en 1818, llegó a tener 6.610 hombres, lo que demuestra el nivel de
adhesión de la población más humilde y patriota.
De acuerdo a una
lista de ese año, el Ejército se componía así: un primer grupo integrado por el
Estado Mayor, la artillería y la caballería de línea (en la que figura la
división de gauchos de línea no aceptada por el Directorio), que ascendían a
667 plazas; y un segundo grupo integrado por Escuadrones de Gauchos con 5.943
hombres.
Era indispensable convocar siempre el menor número posible, por cuanto
los gastos de manutención de las divisiones de gauchos estaban a cargo de los
pudientes de Salta y Jujuy, sin embargo, estos escuadrones de gauchos "no eran meras agrupaciones ocasionales
de paisanos, sino verdaderos cuerpos fijos y reglados de milicias con fuero
militar propio para sus componentes".
Para quienes no
reconocían a Los Infernales como una fuerza regular habría que recordarles que
este ejército tenía un verdadero servicio de maestranza, una fábrica de pólvora
y cartuchos, un hospital y una sastrería. Contaba, además, con varias
divisiones corsarias con funciones parecidas a los modernos comandos, y los
escuadrones tenían sus capellanes.
Luego de la muerte de Güemes en 1821 se impone la actual indumentaria
por la que se conoce a Los Infernales.
Es aquella en la que cada soldado viste ropa de gaucho norteño, es decir un chambergo de alas anchas, un poncho teñido de colorado (por la sangre de Güemes), con listas y guardas
negras (en señal de luto de su Jefe), pañuelo al cuello, montados protegiendo
sus piernas con "guardamontes" de cuero y usando como arma principal
más común una lanza.
El jefe gaucho
Martín Miguel de Güemes era hijo de un próspero
político español y de madre jujeña, de quien hereda el amor por su tierra.
Muchos quisieron de alguna manera denostar la figura de Güemes diciendo
que era “un gaucho”, un militar no formado, un desobediente, entre otras cosas.
Centenas de nuestros héroes de la independencia tampoco fueron militares formados,
pero debemos recordar que Güemes ingresó a los 14 años el Regimiento Fijo de
Infantería, cuyo cuartel central estaba en
Buenos Aires pero tenía un batallón en Salta.
Combatió en las Invasiones Inglesas y en las campañas al Alto Perú como
parte de Ejército de Norte. Casi todo su accionar lo tuvo entre Salta y el sur
del actual territorio boliviano, consiguiendo por su actitud la atención de San
Martín y de Belgrano, aunque con este tuvo algunas diferencias por
indisciplina.
Al conocerse en Buenos Aires el desastre patriota de la batalla de Ayohuma, Güemes fue ascendido a Teniente Coronel y enviado al norte, como jefe
de las fuerzas de caballería de José de San Martín, nuevo comandante del Ejército del Norte. En esta Tercera
Expedición Auxiliadora al Alto Perú se
hizo cargo de la vanguardia del ejército reemplazando en ese puesto a Manuel
Dorrego, otro oficial brillante que
había sido desterrado por problemas de disciplina.
Se presentó en Salta como el protector de los pobres y el más decidido
partidario de la revolución, pero aun así, no logró nuevos aportes de recursos
de parte de los sectores adinerados. Contó con su hermana María
Magdalena ("Macacha"), como
una de sus principales colaboradores.
La acción de Los Infernales
Güemes y sus
Infernales detuvieron numerosas y poderosas invasiones al mando de destacados
jefes españoles. La primera fue la del experimentado Mariscal José de la Serna, el cual,
al mando de 5.500 veteranos de guerra, partió de Lima asegurando que con
ellos recuperaría Buenos Aires para España.
Después que su
ejército derrotara a los Coroneles Manuel Ascensio Padilla (esposo de
Juana Azurduy), e Ignacio Warnes, ocupó Tarija, Jujuy y Salta y los pueblos de Cerrillos y Rosario de
Lerma, pero Güemes lo dejó incomunicado con sus bases
ocupando Humahuaca, venciendo a uno de sus regimientos en San Pedrito y dejando
sin víveres la capital de la provincia. De la Serna tuvo que retirarse,
hostigado todo el tiempo por las partidas de Los Infernales.
Meses después, el
General Pedro Olañeta (quien se transformaría en el enemigo acérrimo del
salteño), volvió al ataque y capturó al más importante de los segundos de
Güemes, el general Juan José Feliciano Alejo Fernández
Campero, jefe de la defensa de la Puna. Pero aun así no pudo pasar más allá de Jujuy.
Toda la población
participaba en la lucha: los hombres actuando como guerreros, mientras que las
mujeres, los niños y los ancianos lo hacían como espías o mensajeros.
Las emboscadas se
repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero más aún en la
retaguardia y en las vías de aprovisionamiento. Cuando los realistas se
acercaban a un pueblo o a una hacienda, los habitantes huían con todos los
víveres, el ganado, cualquier cosa que pudiese ser útil al enemigo.
Esta clase de
lucha arruinó la economía salteña, pero nadie se quejaba, al menos en las
clases populares. Jamás obtuvo apoyo económico del gobierno del Directorio y la
ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy limitada, por lo cual
decidiría legalizar monedas privadas locales circulantes desde 1817 que se
extendían por todo el noroeste argentino.
Uno de los más
importantes encuentros armados fue la que comandó el segundo de De la Serna,
general Juan Ramírez Orozco que en junio de 1820 avanzó con 6.500
hombres. En todas éstas obligó a su enemigo a retroceder después de haber
tomado Salta y Jujuy.
Si bien la
estructura militar de entonces no contemplaba un Estado Mayor, en la práctica Güemes contaba con cuadros superiores organizados.
En el valle de
Jujuy estuvieron los coroneles Domingo Arenas en Perico y el teniente
coronel Eustaquio
Medina, a cargo del río Negro. Más movilidad tenían otros
jefes, como José Ignacio Gorriti, Pablo Latorre o José Antonio Rojas. El frente de combate a su
cargo tenía una extensión de más de setecientos kilómetros, desde Volcán (Jujuy), hasta más allá de San Ramón de la Nueva Orán (Salta), y se conoció como
Línea del Pasaje.
En las campañas al
Alto Perú entre 1812 y 1815, se organizaban en escuadrones, divididos a su vez
en compañías, acompañadas cada una de cirujano y capellán castrense.
San Martín le encomendó el mando de la avanzada sobre el río Juramento. Poco después, asumía también el mando de las partidas que operaban en el Valle
de Lerma en el que está situada
la ciudad de Salta.
De este modo se iniciaba la Guerra
Gaucha, ayudado por otros
caudillejos, como Luis
Burela, Apolinario Saravia, José Ignacio Gorriti o Pablo Latorre. Ésta fue una larga serie de enfrentamientos (casi diarios), apenas
cortos tiroteos seguidos de retiradas.
En esas condiciones, unas fuerzas medianamente disciplinadas y mal
equipadas, pero apoyadas por la población, pudieron hacer mucho daño a un
ejército regular de invasión.
Estos gauchos del
campo (que volvían a sus tareas rurales entre combate y combate), rechazó el
avance del General Joaquín de la Pezuela y posibilitó el inicio de un nuevo avance hacia el Alto Perú.
Bajo el mando del general José
Rondeau, Güemes y sus hombres
tuvieron un papel destacado en la victoria de Batalla
de Puesto del Marqués.
Las relaciones y las ambiciones personales de Rondeau no congeniaban con
Güemes. Este, indignado por el desprecio que mostraba Rondeau por sus fuerzas
gauchas y por la indisciplina del ejército “formal”, se retiró del frente hacia
Jujuy.
Daba por descontada la derrota del Ejército del Norte en esas
condiciones y, en ese caso, necesitaría a sus hombres para organizar la defensa.
Al pasar por Jujuy Güemes se adueñó del armamento de reserva del ejército. Al
enterarse, Rondeau (que era simultáneamente Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata), lo declaró traidor.
Tras el cambio
táctico que llevó a San Martín a emprender el Cruce de los Andes, se les sumó a Los Infernales
durante un tiempo una pequeña tropa boliviana dirigida por Juana Azurduy, heroína del alzamiento de Chuquisaca.
Los Infernales
actuaron conjuntamente con el Regimiento de Granaderos a Caballo y con el Regimiento de Cazadores a Caballo.
Picardía criolla
Esta Guerra Gaucha fue también una guerra de
inteligencia, de ingenio, pues las reducidas partidas gauchas, cuando
cabalgaban para atacar sorpresivamente al enemigo, producían un ruido tal con
sus guardamontes que provocaba la huida de los españoles al hacerles creer que
eran atacados por una muchedumbre.
Se cuenta que en la noche del 5 de mayo de 1817
los gauchos probaron con gran éxito un ingenioso método que alarmó al
campamento enemigo. Largaron un potro con un cuero encendido atado a la cola, a
toda carrera por el campo español, seguido por gran número de yeguas cerriles
(no domadas), que eran azuzadas por los gritos de los gauchos, para gran terror
de los soldados españoles.
Por otro flanco, cuatrocientos gauchos abrieron
fuego en todas direcciones sobre el campamento. Se generó una gran confusión y
el tumulto fue tal que los españoles creyeron que los patriotas tenían un
ejército cuantioso. Los realistas perdieron bienes, vituallas y ganado, pero lo
mas importante que perdieron fue el poco ánimo que les quedaba. Al día
siguiente habían retrocedido hasta Jujuy. Cuando el comandante recibe el
reporte en su tienda, las risotadas de los gauchos, felices, ponen una nota de
calidez al frío atardecer.
En agosto de 1817
el Coronel Olañeta inició una nueva invasión por la Quebrada de Humahuaca con
1.000 hombres. El 15 de agosto tuvo lugar el Segundo Combate de Humahuaca, localidad que fue evacuada por el
coronel Manuel Eduardo Arias, humahuaqueño de nacimiento y destacado hombre de
Güemes.
El 12 de
septiembre se produjo el Combate de Huacalera, donde Arias
logró tomar numerosos prisioneros realistas.
El 3 de enero de 1818 los realistas se
retiraron hasta Yavi y luego retornaron al Alto Perú.
Poco después
Olañeta y el Coronel José María Valdez (el
“Barbarucho”), iniciaron una nueva invasión en Yavi con 2.400
hombres. El 14 de enero ocuparon Jujuy, pero la evacuaron el 16 de enero,
retirándose a Yavi.
A principios de
1818 de la Serna renunció y se dirigió a Cochabamba, dejando el mando al
Coronel José Canterac, quien luego de pacificar Tarija, inició una nueva invasión con tres
columnas al mando de Olañeta (que entró por Humahuaca), Vigil (que entró por
Orán) y Valdez (que entró por el Despoblado). El 26 de marzo ocuparon San
Salvador de Jujuy por sólo tres horas y la evacuaron retirándose a Yala ante el riesgo de
quedar aislados. Posteriormente regresaron a la base de Tupiza (hoy Bolivia).
El año 1820 y
hasta mediados de 1821 fue, quizás, el de mayor actividad de Los Infernales ya
que mantuvieron “a raya” a las innumerables invasiones del ejército realista
con base en Tupiza, llegando a Yavi, Jujujy y Salta
El 1 de febrero de 1820 el Ejército del
Norte recibió la orden de abandonar Tucumán y dirigirse a Buenos Aires. La
defensa del noroeste quedó definitivamente a cargo Los Infernales.
En febrero de 1820
Canterac fue sustituido por el General Juan Ramírez Orozco como comandante de las fuerzas españolas en el Alto
Perú. El 8 de mayo Ramírez Orozco salió de Tupiza al mando de un ejército de
4.000 hombres y avanzó sobre Jujuy, ocupando la ciudad el 28 de mayo y la
ciudad de Salta el 31 de mayo, llegando hasta el río Pasaje.
El 2 de junio las
fuerzas realistas lograron el triunfo en el Combate de Chamical (al suroeste de la ciudad de Salta). En el Combate de Las
Cañas murió el Teniente Coronel Juan Antonio Rojas, pero 400 realistas fueron
derrotados.
El 8 de junio hubo
una nueva victoria independentista en el Combate de Cuesta de la Pedrera (al sureste de
Salta), donde las fuerzas patriotas al mando de Alejandro
Burela dispersaron a 2.000 realistas que se retiraron a Jujuy. En el Combate de
Yala fue derrotada otra fuerza realista, capturando al coronel Antonio Vigil.
El 15 de abril de 1821 el Coronel Juan Guillermo Marquiegui (militar argentino
pero pasado al bando español, jefe de caballería del ejército realista en América), entró en la ciudad de Jujuy y la abandonó luego. El 27 de abril (llamado
el Día Grande de Jujuy) tuvo lugar el Combate de León (12 kilómetros al norte
de Yala), en donde el General José Ignacio Gorriti logró rendir a 400 realistas.
El cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, cansadas
de pagar las contribuciones forzosas que exigía Güemes, y aprovechando la
ausencia del caudillo, lo acusó de “tirano” y lo declaró depuesto. Muchos de
sus miembros se habían puesto de acuerdo con el General español Olañeta para entregarle la ciudad.
Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad, y perdonó a los
revolucionarios. Ésa fue la llamada "Revolución del Comercio”, que, aunque
fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como "Patria
Nueva", en oposición a la "Patria Vieja", es decir, al partido
de Güemes.
Pero no todo había terminado. Olañeta ya estaba en camino, y mandó al
Coronel “Barbarucho” Valdez por un camino desierto de la Puna. El Coronel Valdez era un español, radicado desde hacía décadas en la
región y con experiencia en arriar y robar ganado, oficios que le permitieron conocer múltiples senderos poco
transitados.
Valdéz, ayudado por indios baqueanos y algunos salteños enemistados con
el jefe gaucho, cruza la altoplanicie de “el Despoblado” y se embosca, el 7 de
junio de 1821, en la serranía de los Yacones (20 km al NO aproximadamente de
Salta), con unos 400 hombres de infantería.
Al oscurecer desciende, sin ser advertido, al valle, llegando a la
medianoche el Campo de la Cruz sin tropezar con guardias, ya que ese flanco era
considerado inaccesible. Allí divide sus fuerzas en partidas a cargo de buenos
conocedores de la ciudad y ordena que las mismas se dirijan a rodear la manzana
de la casa de Güemes, lo que se realiza sin mayores tropiezos
Uno de los colaboradores del jefe patriota, que ha estado reunido en su
casa y atraviesa la plaza, se topa con una de las patrullas del “Barbarucho”, y
es muerto de un disparo.
Güemes escucha la detonación y sale solo a la oscuridad de la noche,
convencido de que se trata de algún disturbio aislado provocado por la anarquía
patriota, sin imaginar que los realistas se habían desplegado ya por toda la
ciudad
Al darse cuenta de lo que realmente sucedía, se lamenta de haberse
aventurado sin escolta, y pretende huir a la carrera por una calle lateral,
pero cae en una encerrona y es herido en un glúteo.
Como pudo
montó a caballo hasta una hacienda
a dos leguas de la ciudad, pero su herida (como cualquier herida profunda de un
hemofílico), nunca cicatrizó. Güemes falleció diez días
después, el 17 de junio de 1821 en Chamical, con solo 36 años de edad.
Por pedido de Güemes, luego de su muerte, asumió el mando de Los Infernales el Coronel Jorge Enrique Vidt o Widt (un
alsaciano que combatió con el ejército de Napoleón Bonaparte).
El 22 de junio
Olañeta tomó Jujuy y avanzó sobre Salta, en donde, al estar cercado, firmó el
14 de julio un armisticio y se retiró al Alto Perú. Olañeta realizó la última
incursión en suelo argentino en junio de 1822, llegando hasta Volcán (40 kilómetros al norte de Jujuy). El 6 de
diciembre de 1822 se retiró de
territorio argentino finalizando la última invasión realista. Sus fuerzas
permanecieron, sin embargo, ocupando algunos pueblos fronterizos, tales como Santa Victoria Oeste.
Martín Miguel de Güemes fue el único general argentino caído en acción
de guerra exterior. La
noticia de su muerte fue publicada en Buenos Aires, por inspiración de
Rivadavia, bajo el título "Ya tenemos un cacique menos".
El artículo que lo anunciaba demostraba alivio por la muerte de un enemigo
ideológico.
Durante la mayor parte del siglo XIX, tanto en Salta como en el resto de
la Argentina, la figura de Güemes fue interpretada solamente como la de
un caudillo que había soliviantado a las masas campesinas contra las clases
altas de la sociedad, un "pecado" que el patriotismo demostrado a lo
largo de su carrera militar no alcanzaba a compensar.
Aunque la milicia
se extinguió con la muerte de su jefe, el destacado papel jugado en la guerra
conservó su recuerdo.
Casi 100 años
después, en 1919, el Quinto
Regimiento de Caballería del Ejército Argentino, instalado en Salta desde 1886, adoptó el nombre de General Güemes.
En 1970 se autorizaría el
empleo del poncho de Güemes y
el resto de la indumentaria empleada por las tropas milicianas durante la
guerra independentista, aunque la vestimenta se reserva para los desfiles en
fechas conmemorativas, especialmente el aniversario de la muerte de Güemes.
El Quinto
Regimiento cobraría triste fama por su feroz accionar durante el Operativo Independencia (autorizado por el Decreto Nº262/75del gobierno constitucional de María Estela
Martínez de Perón, al Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina en Tucumán), actuando contra civiles, en violación de las disposiciones
constitucionales, por disposición del Poder Ejecutivo avalado luego por el
Congreso Nacional.
¿Quién era quién?
Los jefes “infernales”
Consignar nombres (que en el mejor de los casos “nos suenan” por verlo
en alguna calle o en un poblado), no es suficiente. Les debemos algo mas, al
menos unas pocas líneas de su vida.
· Bonifacio
Ruiz de los Llanos
(1791-1870). Militar salteño del Ejército del Norte. Fue custodio de Juan
Martín de Pueyrredón cuando este transportaba los caudales desde Potosí. Luchó
con Belgrano en las Batallas de Tucumán y Salta. Se incorporó a los 24 años a
Los Infernales, en 1815. Güemes alababa sus virtudes en batalla y sus
compañeros de armas lo apodaron “El intrépido”, al frente de su tropa destinada
en Humahuaca. Años más tarde participó en la guerra civil de la época,
tomando partido por los federales.
· Juan J. Feliciano Fernández
Campero (1777-1820).
Hacendado, político y militar argentino, nacido en Yavi (Jujuy), que tuvo una actuación destacada en la Guerra de Independencia de la
Argentina, después de haber sido oficial del bando realista. Se lo conoció
como el Marqués de Yavi. Su marquesado (que se extendía por el norte de las
actuales provincias argentinas de Jujuy y Salta e incluían grandes extensiones del territorio de Tarija y Potosí), constituyó lo que sería el único caso de nobleza
otorgado en lo que luego sería la República Argentina. En 1813 ocupaba el cargo
de gobernador de Salta y jefe de la Caballería Realista, pero poco tiempo
después decidió pasarse a las filas patriotas. Se incorporó a Los Infernales
acompañando como Comandante del frente oriental de la Puna.
· Francisco
Pérez de Uriondo (1784 – 1822).
Militar chileno formado en Buenos Aires. En 1815 se incorporó al Ejército del
Norte, siguió así combatiendo a los realistas dentro de las
Provincias Unidas. Formó parte de Los Infernales teniendo destacada
participación en las provincias de Chichas y Tarija . En esta última etapa de su carrera militar llegó
a ser coronel del Regimiento de Granaderos a Caballo de la Provincia de Salta.
· Manuel Eduardo Arias (1785-1823). Militar y hacendado humahuaqueño, destacado participante en la Guerra
de la Independencia. Se unió a las fuerzas de Los Infernales para enfrentar la invasión realista de 1814. En 1815 era el jefe de las
fuerzas de Orán, San Andrés y Santa Victoria (la zona de Salta que actualmente queda al este de Jujuy). En la Guerra Gaucha, en 1816 fue nombrado
comandante de Humahuaca de las fuerzas de Güemes. Durante la gran invasión
realista de 1817, obtuvo en marzo la victoria de Humahuaca sobre el coronel Guillermo Marquiegui. Durante la invasión de
febrero de 1819 fue derrotado por Olañeta. A mediados de ese año tuvo un
enfrentamiento serio con Güemes por sus amistades salteñas. Se lo acusó de
tramar la deposición del gobernador y fue arrestado, juzgado y condenado a
muerte, pero Güemes solo lo desterró.
· José María Pérez de Urdininea. (1784 – 1865) Militar y político boliviano de larga trayectoria en las guerras de independencia de su país y de la Argentina. En este país ocupó el cargo de Gobernador de la Provincia de San Juan, y posteriormente fue Presidente de Bolivia. Se inició en el ejército en 1809, en la represión de las revoluciones de Chuquisaca y de La Paz de ese año. Se pasó a los patriotas después de la batalla de Suipacha, en abril de 1811, y combatió en la derrota de Huaqui. Fue llevado herido a la Argentina, donde se unió al Ejército del Norte combatiendo en las batallas de Tucumán y Salta y en las siguientes campañas al Alto Perú. En 1816, durante la retirada del General Rondeau, fue el jefe de la retaguardia patriota en Humahuaca. No reconocía la autoridad del gobernador Güemes, y a fines de año se retiró hacia el sur para incorporarse al Ejército de Los Andes.
· José María Pérez de Urdininea. (1784 – 1865) Militar y político boliviano de larga trayectoria en las guerras de independencia de su país y de la Argentina. En este país ocupó el cargo de Gobernador de la Provincia de San Juan, y posteriormente fue Presidente de Bolivia. Se inició en el ejército en 1809, en la represión de las revoluciones de Chuquisaca y de La Paz de ese año. Se pasó a los patriotas después de la batalla de Suipacha, en abril de 1811, y combatió en la derrota de Huaqui. Fue llevado herido a la Argentina, donde se unió al Ejército del Norte combatiendo en las batallas de Tucumán y Salta y en las siguientes campañas al Alto Perú. En 1816, durante la retirada del General Rondeau, fue el jefe de la retaguardia patriota en Humahuaca. No reconocía la autoridad del gobernador Güemes, y a fines de año se retiró hacia el sur para incorporarse al Ejército de Los Andes.
· Bartolomé De la Corte (1775 - 1822) Militar jujeño que
participó en la Guerra Gaucha y fue durante tres años teniente de gobernador de Jujuy, territorio que en esa época pertenecía a Salta. Se enroló en el Ejército del
Norte poco después de la Batalla de Suipacha. Participó en las batallas de Huaqui, Tucumán, Salta, Vilcapugio y Ayohuma. Fue el primer oficial patriota en ocupar la
ciudad de Jujuy después de la retirada del general realista Joaquín de la Pezuela, en 1813. Durante la invasión
realista de enero de 1817, De la Corte comandó una partida de gauchos que logró una
serie de pequeñas victoria en la zona de Los Alisos, al sur de la ciudad de San
Salvador de Jujuy. Se destacó como jefe de guerrillas. Tuvo una actuación destacada en el llamado Día Grande de Jujuy, de 1820, cuando la ciudad logró expulsar de su territorio a una nueva invasión
sin apoyo jujeño, en una sola batalla.
· Domingo Arenas (1792 - 1859). Militar uruguayo combatiente
de la independencia argentina y americana, prócer indiscutible de la zona de
los Pericos (Jujuy). En 1817 pasa a formar parte de la escolta del general
Manuel Belgrano en San Miguel de Tucumán. Participa con Güemes en la defensa
del territorio del norte argentino con Los Infernales, particularmente de la
ciudad de Jujuy.
· Manuel Ascencio
Padilla (1774 – 1816). Militar altoperuano que luchó en el Virreinato del Río de la Plata a favor de la emancipación del Reino de
España y murió al frente de guerrillas irregulares
durante esta defensa. Se enroló en el ejército siendo muy joven, participando
en la represión y ajusticiamiento de Dámaso Catari (sucesor de
Túpac Amaru), en el La Paz. Tras una serie de batallas menores, rodeadas por un enorme número de
enemigos, las fuerzas de Padilla fueron vencidas en la batalla de La Laguna. El vencedor, coronel Aguilera, ordenó matar a
los prisioneros, entre ellos Padilla. Su cabeza fue expuesta en la punta de una
lanza en la plaza de La Laguna. El general Belgrano lo nombró Coronel, sin
saber que ya había muerto. Al enterarse, nombró teniente coronel a Juana
Azurduy (su esposa), que intentaba seguir sin su marido. Pero también Juana
debió retirarse hacia el sur, refugiándose en la ciudad de
Salta.
· Ignacio J.J. Warnes (1770–1816). Militar argentino que luchó en la
Guerra de la Independencia. Es uno de los próceres de la región de Santa Cruz en donde lideró la
llamada Republiqueta de Santa Cruz adscripta a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Muy joven ingresó en el Cuerpo de Blandengues de Montevideo. Entre 1806 y 1807 combatió durante
las Invasiones Inglesas bajo bandera del cuerpo de Caballería de Frontera.
Revistó como uno de los lugartenientes del general Manuel
Belgrano en la pequeña tropa que marchó a la expedición al Paraguay. Se destacó en las exitosas batallas de Tucumán y Salta. Derrotado Rondeau
en la Batalla de Sipe Sipe, quedó Warnes nuevamente a cargo de Santa Cruz, pero el Ejército del
Norte nunca regresó, y Warnes y Padilla se vieron cada día más presionados por
el avance de los realistas. En la Batalla de El Pari fue alcanzado por una bala
de cañón y muerto.
· Eustaquio Medina (1790 -1836). Militar y político jujeño, héroe de la guerra gaucha y gobernador de la provincia de Jujuy. Se enroló en el Ejército del
Norte en 1810, y participó en las tres Expediciones Auxiliadoras al Alto
Perú. Combatió en las batallas de Cotagaita, Suipacha, Huaqui, Las Piedras, Tucumán, Salta, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe. Cuando el general José Rondeau declaró la guerra
al gobernador de la provincia de Salta, Martín Miguel de Güemes, se negó a
seguirlo y se incorporó a las partidas de gauchos de éste. Luchó
contra cada una de las invasiones realistas a Jujuy y Salta,
con suerte diversa. Fue uno de los oficiales que salvó a la división del Marqués de Yavi cuando éste fue
capturado. Participó de las
decisivas victorias de Humahuaca, a órdenes del coronel Manuel Arias, y en el “Día Grande de Jujuy”, bajo el mando de José Ignacio Gorriti.
· José Ignacio
Gorriti, (1770 – 1835). Fue un abogado, militar y político jujeño, que se destacó en la Guerra de Independencia. Fue reiteradas veces gobernador de la Provincia de Salta. Como dirigente
revolucionario en Salta, formó la Partida de Baqueanos para el Ejército
del Norte y el primer Cuerpo
de Patriotas Decididos que
se incorporó a las fuerzas que comandaba Martín Miguel de Güemes. Además colaboró
económicamente con Güemes para que este pudiera formar el Escuadrón
de Salteños. Como colaborador
de Manuel
Belgrano hostilizó a las tropas de Tristán en la retirada del Ejército del Norte
hacia Tucumán. Actuó además en las batallas de Las Piedras y Tucumán (1812). En 1816, el pueblo de Salta lo eligió diputado al Congreso de Tucumán.
· Pablo Latorre (1790 – 1834). Caudillo federal salteño, que combatió en la guerra gaucha y Gobernador de la provincia de Salta. En 1812 se unió al Ejército del
Norte y participó en las batallas de Tucumán y Salta con el grado de
Teniente Coronel. Apoyó la
revolución que llevó al poder al caudillo Martín Miguel de Güemes, y fue comandante
de Los Infernales. Participó en decenas de encuentros contra los sucesivos
invasores realistas, fue diputado provincial largos períodos, militando en el
partido de Güemes. En 1821, tras la muerte del caudillo, fue Gobernador provisional, asegurando el
acceso al poder de José Ignacio Gorriti.
· Juan Antonio Rojas (1787 - 1820). Fue un militar salteño que combatió en las Campañas al Alto Perú. Se destacó por su bravura al punto que la crónica de entonces relataba que "Rojas llegó a luchar en combate hasta con los puños". Le llamaban el “león de los gauchos”. Se enroló como oficial en las milicias gauchas hacia 1814. Se unió con un grupo de gauchos a la tercera campaña al Alto Perú, y luchó en la batalla de Sipe Sipe. El 6 de febrero de 1817 luchó en el combate de San Pedrito, en el cual fue el artífice de la victoria. En la guerra de guerrillas contra los realistas, en la defensa de la Ciudad de Salta, se destacó brillantemente, siendo premiado por la gloriosa jornada del 4 de mayo con una medalla por la Defensa de Salta, una Estrella Heráldica Militar de seis puntas. Durante la invasión realista de 1820, fue seriamente herido el 4 de junio, en el combate de Las Cañas, junto al río Pasaje. Sus hombres, que de todos modos vencieron a los invasores, llevaron a su comandante a Cerrillos. Falleció en esa localidad unos días más tarde.
· Juan Antonio Rojas (1787 - 1820). Fue un militar salteño que combatió en las Campañas al Alto Perú. Se destacó por su bravura al punto que la crónica de entonces relataba que "Rojas llegó a luchar en combate hasta con los puños". Le llamaban el “león de los gauchos”. Se enroló como oficial en las milicias gauchas hacia 1814. Se unió con un grupo de gauchos a la tercera campaña al Alto Perú, y luchó en la batalla de Sipe Sipe. El 6 de febrero de 1817 luchó en el combate de San Pedrito, en el cual fue el artífice de la victoria. En la guerra de guerrillas contra los realistas, en la defensa de la Ciudad de Salta, se destacó brillantemente, siendo premiado por la gloriosa jornada del 4 de mayo con una medalla por la Defensa de Salta, una Estrella Heráldica Militar de seis puntas. Durante la invasión realista de 1820, fue seriamente herido el 4 de junio, en el combate de Las Cañas, junto al río Pasaje. Sus hombres, que de todos modos vencieron a los invasores, llevaron a su comandante a Cerrillos. Falleció en esa localidad unos días más tarde.
· Jorge Enrique Vidt
(o Widt). (1772- ¿???). Fue un alsaciano que peleó con Napoleón Bonaparte y uno de los oficiales argentinos en la lucha por la independencia en el norte del
país. Segundo en el mando y sucesor de Martín Miguel de Güemes al frente de Los Infernales. Pese a ser
extranjero era muy popular entre los gauchos, quienes lo llamaban Ubite.
En 1824, asegurada la independencia de América pasó a Inglaterra. Existen indicios de que en 1866 se encontraba
radicado en su ciudad natal (Estrasburgo).
· Luis Burela (1779 – 1834).
Hacendado y militar salteño, que inició la lucha independentista defensiva en el
norte. Reconoció como su
jefe a Martín Miguel de Güemes. Apoyó el avance
hacia el norte del Ejército del Norte y combatió a órdenes de Güemes en la Batalla de Puesto del Marqués. Quedó a cargo de una guarnición en la Quebrada de Humahuaca. En abril de 1817
venció a los realistas en el combate de El Bañado, en que destruyó a la mitad
del ejército enemigo, que había salido de Salta para reunir provisiones. Esta
victoria obligó al enemigo a evacuar Salta. Estaba junto a
Güemes cuando éste murió, y ayudó a Vidt y Gorriti a expulsar a Olañeta. Siguió en el ejército, por lo
menos hasta el final de la guerra en el Alto Perú, llegando al grado de
Coronel.
· José Apolinario Saravia (1791-1844). Militar salteño, que participó en la Guerra de la Independencia defendiendo la frontera norte contra las invasiones realistas. En 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar de las Provincias Interiores y marchó a la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú. Peleó en la batalla de Suipacha como ayudante del general Balcarce, y en Huaqui como ayudante del Coronel Juan José Viamonte. Regresó al Ejército del Norte a mediados de 1812, y luchó en la batalla de Tucumán. Pasó después a la ciudad de Salta como espía, y organizó la preparación para la Batalla de Salta. Participó en la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú y fue seriamente herido en la batalla de Vilcapugio. De regreso a Tucumán, el general José de San Martín lo nombró jefe de una partida de gauchos del departamento de Guachipas, para observación de los realistas que ocupaban la ciudad de Salta. En 1818 rechazó los avances del general Olañeta, y al año siguiente a José Canterac. En 1820 fue uno de los más destacados defensores de Jujuy contra el ataque de Juan Ramírez Orozco.
· José Apolinario Saravia (1791-1844). Militar salteño, que participó en la Guerra de la Independencia defendiendo la frontera norte contra las invasiones realistas. En 1810 se incorporó al Ejército Auxiliar de las Provincias Interiores y marchó a la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú. Peleó en la batalla de Suipacha como ayudante del general Balcarce, y en Huaqui como ayudante del Coronel Juan José Viamonte. Regresó al Ejército del Norte a mediados de 1812, y luchó en la batalla de Tucumán. Pasó después a la ciudad de Salta como espía, y organizó la preparación para la Batalla de Salta. Participó en la Segunda expedición auxiliadora al Alto Perú y fue seriamente herido en la batalla de Vilcapugio. De regreso a Tucumán, el general José de San Martín lo nombró jefe de una partida de gauchos del departamento de Guachipas, para observación de los realistas que ocupaban la ciudad de Salta. En 1818 rechazó los avances del general Olañeta, y al año siguiente a José Canterac. En 1820 fue uno de los más destacados defensores de Jujuy contra el ataque de Juan Ramírez Orozco.
Las tropas realistas
· Joaquín de la Pezuela (1761 - 1830) Fue noble, militar y político español. En 1805 fue trasladado a América del Sur, donde ocupó cargos secundarios. Posteriormente el virrey del Perú, José Fernando de Abascal, lo nombró Director de la Artillería Real, que reorganizó profundamente.
Después de las
derrotas que Ejército realista del Alto Perú sufrió a manos del Ejército del
Norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata en las batallas de Tucumán y Salta, Joaquín de la Pezuela fue nombrado comandante del ejército realista,
sucediendo a José Manuel de Goyeneche. Fue el triunfador de Vilcapugio y Sipe-Sipe. En 1816 fue nombrado virrey del Perú.
· José de la
Serna. (1770-1832). Conde de los Andes. Fue noble, militar y
administrador colonial español que
detentó el cargo de virrey del Perú en la fase terminal de la dominación de España en
Sudamérica. Luego de la guerra española contra la ocupación Napoleónica, desde 1815, fue destinado para servir como oficial en el Virreinato del Perú y afectado al teatro de operaciones en el Alto Perú. A pesar de la feroz resistencia
que le opusieron los gauchos de Güemes en la frontera norte, derrotó a su
comandante en La Puna, el marqués de Yavi, en 1816. De la Serna es derrotado en Ayacucho (última batalla que
aseguró el triunfo de los criollos), en 1824.
· Pedro de
Olañeta (1770-1825). Fue un militar español de
destacada actuación en el ejército realista del Alto Perú, donde dirigió la última campaña
que se llevó a cabo en este territorio contra las tropas independentistas.
Radicado en Potosí y Salta, al producirse la Revolución de Mayo en 1810, este terrateniente y caudillo se
volcó de un modo absoluto al bando "realista". De este modo participó como comandante en las campañas contra las incursiones de los
independentistas argentinos contra
el Alto Perú. Atacó Jujuy en repetidas
ocasiones y cuya capital consiguió ocupar en 1817, hasta que fue rechazado por los gauchos de Güemes.
Más tarde ascendió a Coronel y
permaneció bajo el mando de Joaquín de la Pezuela. Murió como consecuencia de las heridas sufridas
durante el combate de Tumusla. El julio de 1825 fue nombrado virrey del Río de la Plata por el rey Fernando VII,
quien desconocía que Olañeta había fallecido.
· Juan Ramírez
Orozco (1764-1852). Militar español de
larga actuación en el ejército realista, durante la guerra de
independencia en el Alto Perú, llegando a ser comandante del
ejército español en esa región. Llegó al Perú muy joven y, se afincó en el país serviendo en la
milicia colonial. A las órdenes del general José Manuel de Goyeneche, después de la derrota de Salta, evacuó
Chuquisaca por orden del nuevo comandante, General Joaquín de la Pezuela, y pasó a ser su segundo jefe. Combatió en Vilcapugio y Ayohuma
y acompañó a Pezuela en la campaña a Salta.
Constantemente hostigados por los gauchos de Luis Burela, Apolinario Saravia y Martín Miguel de Güemes, tuvieron que regresar al Alto Perú.
· José de Canterac (1787-1835). Fue un militar español de origen francés. Participó en
la Guerra de la
Independencia Española y
en las guerras de emancipación de los virreinatos de Nueva Granada y Perú.
En 1815 fue ascendido al rango de Brigadier, siendo
nombrado jefe de una división de 2.700 hombres destinada a reforzar el Ejército Real del Perú y que debía dirigirse por la ruta de Panamá. Tras ser
destinado por el virrey Pezuela al ejército que operaba en el Alto Perú, al mando del general José de la Serna, acompañó la invasión de Pedro Antonio Olañeta y Gerónimo Valdés a Jujuy. Fue comandante de las fuerzas de reserva en la batalla de Ayacucho. Cuando De la Serna fue herido, asumió el mando hasta la derrota
definitiva. En representación del virrey firmó la capitulación después de la batalla, lo que significaba en la
práctica la definitiva derrota realista en América del Sur.
· José María
Valdez, autobautizado como “Barbarucho” (mezcla de bárbaro y asno), fue un militar español que combatió en
la Guerra de Independencia en el bando realista. Es
particularmente conocido por haber dirigido las acciones causado la muerte del
general Martín Miguel de Güemes. Radicado desde joven en la ciudad de
Salta, se dedicó al comercio como tropero, conduciendo mulas o llamas con cargas para el
abastecimiento de las poblaciones, lo que le permitió conocer los múltiples
senderos de la Cordillera. También se dedicaba al contrabando, destacándose por trasladar plata desde el Alto Perú a Salta, y mulas
desde Salta al Alto Perú por caminos despoblados de la Puna. En 1825, tras la batalla de Ayacucho, Valdez seguía a órdenes de
Olañeta cuando el Mariscal Antonio José de Sucre ocupó el Alto Perú desde el norte. Olañeta, fue
muerto por una partida de sus propios hombres que se habían pasado de bando.
Tras la muerte de su jefe, el último oficial realista con mando de tropa fue el
Coronel Valdez, que se rindió días más tarde. Así
como se ignora su fecha de nacimiento, se desconoce por completo el resto de la
vida de Valdez, así como el lugar y fecha de su fallecimiento.
· Juan
Guillermo Marquiegui (1777-1832).
Militar nacido
en Jujuy, participante de la derrota de Huaqui, que luego se pasó al bando español como jefe de caballería del ejército realista y baqueano
de Pio Tristán. Combatió encarnizadamente a los independentistas de la
Argentina, tanto contra las Expediciones Auxiliadoras al Alto
Perú (Vilcapugio, Ayohuma, Tucumán y Salta), como
contra los gauchos de Güemes. Alcanzó el grado de Coronel y fue uno de los líderes realistas
partidarios de Pedro Antonio Olañeta. Al intentar volver a las
filas patriotas fue capturado por Valdéz y permaneció prisionero en el Cuzco hasta la capitulación de Ayacucho.
· José Antonio Vigil (1782 – 1872). Militar peruano con destacada
participación en las guerras de independencia
hispanoamericana y en los sucesos políticos del siglo XIX de la
república del Perú. Durante la independencia americana se pasó al bando español. Fue paje del
Virrey del Perú José Fernando Abascal. En 1809 tomó parte en la
represión de las revoluciones de Chuquisaca y La Paz. Formó parte en las batallas de Suipacha, Huaqui, Vilcapugio y Ayohuma.
Al terminarse el Ejército realista en América, Vigil pasó a prestar servicios en el ejército peruano. Fue uno de los
jefes realistas más prestigioso entre propios y enemigos.
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