viernes, 3 de junio de 2016

Wiphala, La bandera que no sabemos usar

¿Cuántas cosas decimos y hacemos sin tener certeza si está bien o está mal, si es justo o injusto, si corresponde o no corresponde?.  Deben ser muchas, y el uso de la wiphala es una de ellas.

Por un lado wiphala no es la bandera con 49 cuadritos multicolores, wiphala quiere decir simplemente bandera en el idioma aimara.

Creo que debemos poner cada cosa en su lugar, usar correctamente el idioma, los símbolos y sus alcances, y es por eso que intento revisar este tema y compartirlo.


Si bien hoy se asume que la bandera cuadrada, cuadriculada en 7 líneas y 7 columnas, con 7 colores y 49 cuadritos representa de alguna manera a los aborígenes, debemos decir que esta, llamada wiphala (que en el idioma aimara quiere decir simplemente bandera), solo representa a algunas etnias de la Cordillera de los Andes. Su uso es relativamente reciente, y recién fue reconocida como símbolo del Estado Boliviano por la Constitución de 2008.

Al parecer la palabra wiphala viene de la fusión de dos palabras aimaras: wiphai, que es voz de triunfo, usada hasta hoy en las fiestas solemnes y en actos ceremoniales y lapks-lapks, producido por el efecto del viento, lo que origina la palabra laphaqi que se entiende como el fluir de un objeto flexible.

Juntando los dos sonidos (wiphai-lapks) se obtiene wipha-la, simplificada wiphala (la "pks" se perdió por la necesidad de un pronunciamiento fácil de la palabra en español).
También se denomina de otras maneras:
·         laphaqay, por los kallawayas en el departamento de La Paz (Bolivia).
·         laphala, en las regiones del departamento de Potosí (Bolivia).
·         wiphayla, en los valles del departamento de Cochabamba (Bolivia).
·         wipala, en algunas regiones de Ecuador

¿Realmente se trata de una bandera aborigen?
En realidad su patrón cuadrado es inusual en la estética aborigen. El antiguo arte textil chancay (Distrito del Departamento de Lima, Perú), no posee la cromaticidad de la wiphala ni se reporta tal objeto en ningún museo peruano.
Si la wiphala fuera un símbolo antiguo rescatado, como ocurre con la chakana (cruz andina), habría piezas arqueológicas de antigüedad que servirían de testimonio.
El aimara es un pueblo textil, por lo que si la wiphala hubiera existido en la antigüedad no habría pasado desapercibida durante siglos.
La wiphala suele ser confundida con una bandera de siete franjas horizontales con los colores del arcoíris, usada actualmente como emblema oficial de la ciudad del Cuzco (Perú), y erróneamente asociada al imperio inca, sin embargo, debe observarse que mientras la wiphala es un emblema relacionado principalmente con los pueblos de origen aimara, los incas tuvieron su origen en las etnias quechuas.
Cierta corriente historiográfica manifiesta que el pueblo andino, expresó sus símbolos en relación a la matriz andina, y que la wiphala está relacionada, en su desarrollo histórico, con las características ya mencionadas.

Estos dicen que wiphalas “ajedrezadas” se han encontrado en tejidos, pinturas, en piedras, en chullpas, etc., sin embargo otros autores lo niegan, y personalmente creo que estos últimos tienen razón.

Que el cuadrado sea el símbolo de la igualdad y de la armonía no quiere decir que todos debemos apropiarnos de la whiphala. Hoy la bandera levantada por la igualdad de géneros toma los colores de la wiphala pero en forma de rayas horizontales.
Se ha determinado que la supuesta "bandera de los incas" no tiene realmente un sustento histórico, pues su aparición es relativamente reciente. La historiografía peruana ha sido enfática en precisar que en el imperio inca no existió el concepto de bandera, y por qué tanto este nunca tuvo una.
En 2011, el Congreso de la República del Perú, citando a la Academia Peruana de Historia, se pronunció contra esta bandera del Tahuantinsuyo.
El uso oficial de la mal llamada “bandera del Tahuantinsuyo” es equívoco e indebido. En el mundo prehispánico andino no se vivió el concepto de bandera, que no corresponde a su contexto histórico.
Es mas, recientemente se ha propuesto que cada uno de los suyus o suyos (regiones), del imperio inca adoptara una wiphala con características diferenciales, y para confundir aún mas le pusieron los colores de la wiphala a la chakana.
Existe en versiones modernas que indican que el Imperio de los Incas y cada uno de sus ex cuatro regiones (escritas con c o con k, terminadas con o o con u), le corresponde una versión de bandera. La wiphalas suyus se componen de siete cuadrados en mosaico de siete colores, dispuestos monocromáticamente en diagonal.

El color de la diagonal determina cuál de los cuatro suyus o  regiones, representa la bandera:
  •      diagonal blanco          Collasuyo o Qullasuyu                Sur
  •      diagonal amarillo       Contisuyu  o Cuntisuyu               Oeste
  •      diagonal rojo             Chinchaysuyu                            Norte  
  •      diagonal verde           Antisuyo                                   Este

Otros autores postulan que todos los pueblos en su proceso histórico, tienen una expresión característica y particular, en cuanto a vestimenta, lengua, costumbres, arquitectura, tejidos, instrumentos, etc. Estas características, son producto de la interacción dinámica con el entorno. La civilización Andina, desarrolló características propias de la cultura.

Manifiestan que la wiphala es el resultado de la aplicación práctica del sistema métrico andino, en base al patrón geométrico del cuadrado. La unión de cuatro wiphalas reproduciría la Cruz Andina escalonada, por eso la wiphala sería el símbolo más importante de las civilizaciones andinas.

Esto no es cierto ya que la chakana posee un arte en el diseño que nada tiene que ver con la unión de cuatro banderas cuadradas. El diseño exacto de la chakana (izquierda), nada tiene que ver con otras interpretaciones recientes (centro y derecha.


·   Costumbres relativamente recientes
De acuerdo a las tradiciones andinas relativamente recientes, la wiphala solo debe ser izada en los acontecimientos sociales y culturales, por ejemplo, en los encuentros de comunitarios (ayllu), en los matrimonios de la comunidad, cuando nace un niño en la comunidad, cuando se realiza el corte de cabello de un niño (bautismo andino), en los entierros, etc.
La wiphala también flamea en las fiestas solemnes, en los actos ceremoniales de la comunidad, en los actos cívicos del marka (pueblo) en los juegos de wallunk’a (columpio), en los juegos de competencia atipasina (ganarse), las fechas históricas, en los k'illpa (días ceremoniales del ganado), y en la transmisión de mando de las autoridades en cada período.
También se utiliza en las danzas y bailes, como en la fiesta del Anata o Pujllay (juego): en los trabajos agrícolas con o sin yuntas, a través del ayni, la mink'a, el chuqu y la mit'a. Incluso se iza al concluir una obra, una construcción de una vivienda y en todo trabajo comunitario del ayllu y marka.
En el momento de izar la wiphala, todos deben guardar silencio y al terminar alguien debe dar la voz de victoria del jallalla qullana marka, jallalla pusintsuyu o jallalla tahuantinsuyu.
Significado de los colores
Los colores se originan en el rayo solar al descomponerse la luz visible blanca (kutukutu), en los siete colores del arcoíris (kurmi). Cada color de la wiphala tiene un significado: 

Rojo (chupika). Representa al planeta Tierra (aka-pacha). Es la expresión del hombre andino. Es la Pachamama. La madre tierra. La energía telúrica. El mundo material. Lo visible.
Anaranjado (Kallapi). Dualidad. Representa la sociedad y la cultura. También expresa la preservación y procreación del hombre, considerada como la más preciada riqueza patrimonial de la nación. Jaqi. Es asumir la responsabilidad y comprender la magnitud de ser personas cuando la dualidad chacha-warmi (hombre/mujer) se complementa.

Amarillo (Q'illu). Representa la energía y fuerza (ch'ama-pacha). Es la expresión de los principios morales del hombre andino. Son las leyes y normas, la práctica colectivista de hermandad y solidaridad humana. Ayni. La reciprocidad y complementariedad. La energía que une a toda forma de existencia.

Blanco (Janq'u). Armonía. Representa al tiempo y a la dialéctica (jaya-pacha), es la expresión del desarrollo y la transformación permanente del qullana marka sobre los Andes, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el arte, el trabajo intelectual y manual que genera la reciprocidad dentro la estructura comunitaria. Pacha. Tiempo y espacio. Lugar y época. La historia cíclica. Una forma de vida en armonía.

Verde (Chuxña). Vida. Representa la economía y la producción andina, es el símbolo de las riquezas naturales, de la superficie y el subsuelo, representa, tierra y territorio, así mismo la producción agropecuaria, la flora y fauna, el agua y los minerales. Manqhapacha. La vida y dinámica en el mundo interior. Akapacha. La vida y dinámica en este mundo, en este plano.

Azul (Larama). Cielo. Representa al espacio cósmico, al infinito (araxa-pacha), es la expresión de los astros y los efectos naturales que se sienten sobre la tierra, es la astronomía y la física, es la ley de la gravedad, de las dimensiones y fenómenos naturales. Alaxpacha. La dimensión o espacio de arriba. Pachatata o Pachakama. La fuerza o energía cósmica. El espíritu que domina todo.

Violeta (Larama chupika). Horizonte. Representa a la política e ideología andina, es la expresión del poder comunitario de los Andes, el instrumento del Estado, como una instancia superior, lo que es la estructura del poder; las organizaciones, sociales, económicas y culturales y la administración del pueblo y del país. Ayllu. La comunidad. Sumaqamaña. El horizonte de saber vivir en armonía con la Madre Tierra y equilibrio con todo lo que existe.

Los incas en Argentina
En el territorio de nuestro país, entre 1479 y 1535, el imperio incaico conquistó las partes occidentales de la actuales provincias de Catamarca, Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja, San Juan, y el extremo noroeste de Mendoza incorporándolas al Collasuyo.
Algunas investigaciones sugieren que la influencia incaicadurante los tiempos de Tupac Yupanqui,  llegó en parte a la Provincia de Santiago del Estero, en ña  zona interfluvial en donde está la Capital, pero la incorporación de esa zona al imperio no ha sido probada.
Tampoco hay demasiadas evidencias que llegó hasta Cosquín (que significaría Cuzco Chico), el centro norte de la actual provincia de Córdoba.
Los pueblos que entonces habitaban esa región, los omaguacas, los diaguitas (incluidos una parcialidad estos los calchaquíes), los huarpes y otros, intentaron resistir pero los incas lograron dominarlos, trasladando a sus territorios a los mitimaes (colonos deportados), de las tribus de los chichas, que habitaban en lo que es el suroeste del actual territorio boliviano.
Los incas construyeron caminos (el Camino del Inca o qhapaq ñam), centros agrícolas y de producción de tejidos, asentamientos reservas logísticas (collcas y tambos), fortalezas (pucarás) y numerosos santuarios en lo alto de las montañas en donde realizaban sacrificios humanos especialmente de jovencitas y de niños tal como lo demuestran las momias de Llullaillaco, utilizando también construcciones preexistentes.
Entre los establecimientos incaicos más importantes en Argentina, se encuentran el Potrero de Payogasta en Salta, la Tambería del Inca en La Rioja, el pucará de Aconquija y el Shincal de Londres, ambos en Catamarca, el pucará de Tilcara en Jujuy y las ruinas de Quilmes en Tucumán, la mayoría de las cuales eran preincaicos y fueron organizados en una red urbana dentro de su imperio, estableciendo en ellos puestos de control militar.
Buena parte del camino incaico qhapaq ñam coincide, en la zona noroeste de la Argentina, con la actual Ruta Nacional 40, particularmente en las provincias de Salta, La Rioja, y San Juan.
Las provincias (wamanis) incaicas en el actual territorio argentino fueron cinco:
Humahuaca, con probable cabecera en Tilcara, llegando por el norte hasta Talina (actualmente en el Sur de Bolivia), habitada por mitimaes (grupos trasplantado), de origen chichas.
Chicoana o Sikuani, habitada por los pulares (rama de los diaguitas), se extendía por el piso de puna de Atacama y la parte septentrional de los valles Calchaquíes hasta cerca de Seclantás y abarcaba desde las Salinas Grandes de Jujuy hasta el sur de La Paya en Salta, donde estaba su capital la antigua Chicoana.
Quire-Quire o Kiri-Kiri, que comprendía el resto de los valles Calchaquíes comenzando en Pompona (hoy La Angostura), todo el valle de Santa María y los valles de Andalgalá, Hualfín y Abaucán. Habitada por calchaquíes y yocaviles (y por un gran número de mitimaes), tenía dos asientos principales en Shincal y en Tolombón. 
Tucumán o de Tucma, comprendía los valles orientales y las sierras subandinas.
Cuyo o Kuyun, probablemente se extendía desde La Rioja hasta las montañas del Cordón de Plata, alcanzando el cerro Tupungato en Mendoza y quizás formaba parte, de la provincia de Chile o Chili.

La wiphala hoy

En esta nueva etapa histórica, la wiphala simboliza el renacimiento de los pueblos originarios. Su etimología aimara podría significar “aires de triunfo”. Constituye hoy el símbolo de un nuevo amanecer, la fuerza del movimiento originario.

Sus lados iguales y sus cuadraditos de 7 colores representan la igualdad, la armonía, la complementariedad y la reciprocidad, por eso se la utiliza para encolumnar a los movimientos de igualdad social y de género.

Hoy emergen con vigor nuestros símbolos en las nuevas condiciones históricas generadas por los pueblos originarios y entre ellas indudablemente la wiphala flamea como el símbolo del nuevo tiempo, proyectándose no solamente en la región sino en la perspectiva de constituirse como el símbolo del cambio de las naciones del mundo. 

Si bien es cierto que gran parte de las comunidades originarias de Argentina han tomado a la wiphala como su bandera, no es menos cierto que como formamos parte del collasuyu o provincia sur del imperio inca, solo deberíamos utilizar con el mayor de los respetos a aquella cuya diagonal sea ocupada por cuadraditos de color blanco.

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