miércoles, 21 de marzo de 2018

Vaya uno a saber como te llamabas, pero te nombraron Juan.



Por tu valentía, espíritu aguerrido ante las circunstancias, y sabiduría en la conducción de tu pueblo en Tolombón (al sur de Cafayate, en Salta), fuiste el jefe natural y “pieza de cambio” cuando los españoles te apresaron.

Hoy se te reconoce como el cabecilla de la primera de las “guerras calchaquíes”, que no quisiste, pero te obligaron a hacerla para la defensa de tu gente.

Nadie sabe como te llamabas en tu idioma cacán o Diaguita, y les resultó fácil a los “conquistadores” nombrarte Juan, tal vez no sabiendo lo que este nombre significa, pero te hacía justicia aunque ellos no lo supieran.

Juan Calchaquí, hoy le das tu nombre a un hermoso valle de nuestro noroeste argentino, y la gente que lo habitan no son salteños, tucumanos o catamarqueños, son simplemente “vallistos” que te recuerdan.

Fuiste resistencia al invasor, aunque no te alcanzara, pero conocer un poco mas de tu historia nos hace bien.


¿Quién fue Juan Calchaquí?
Este Diaguita de la parcialidad Pacioca, fue un personaje clave de las Guerras Calchaquíes cuando encabezó uno de los primeros movimientos de resistencia nativa entre 1560 y 1563, aliándose con los grupos indígenas que hoy comprenden la región denominada con su nombre (Valles Calchaquíes), rebelión que se extendería desde Charcas (hoy Sucre, Bolivia) hasta el norte de San Juan.

La palabra calchaquí vendría de calcha, que es un apero de montar de consistencia muy suave, y daría origen a este apellido.

No hay referencia de su fecha ni lugar de nacimiento, pero todo apunta a su origen en Tolombón, al sur de la actual provincia de Salta. Don Calchaquí fue nombrado por el “españolísimo” Gobernador de Tucumán Gonzalo de Abreu en 1577, casi despectivamente, con el nombre de Juan.

Seguramente don Gonzalo no sabía que Juan es un nombre religioso de origen hebreo que quiere decir “El hombre fiel a Dios”, y que cerca estaba este Diaguita de la definición, ya que no solo era profundo creyente de sus dioses (sol, trueno, relámpago y obviamente la pachamama), sino que le atribuían poderes chamánicos y era reconocido como jefe fundador de un linaje.

Su autoridad era reconocida hasta por sus propios enemigos como “cacique y señor principal de aquellas tierras”.

Las primeras referencias a Juan Calchaquí se remontan a la entrada de Francisco de Aguirre (fundador de Santiago del Estero), en 1552 cuando fue apresado por primera vez por su resistencia a las fuerzas españolas, y alcanza notoriedad cuando Juan Zurita intenta fundar ciudades en los valles entre 1558 y 1560.


El contexto Diaguita

Algunos autores afirman que se autodenominaban paciocas, y que la palabra “Diaguita” fue un mote dado por los Aimaras del norte, ya que en el idioma aimara thiakita significa alejado o foráneo.
Son llamados también calchaquíes o cacanos. Extendieron sus dominios desde el sudoeste de Salta (La Paya), oeste de Tucumán y centro oeste de Catamarca, corriendo al este del cordón cordillerano.
A pesar de sus diferencias puestas de manifiesto a través de los estudios antropológicos y arqueológicos, todos hablaban el idioma cacán (o kakan). En función de la distribución geográfica el cacán tendría dialectos: el calchaquí al norte y el cacán propiamente dicho al centro.
Aunque el cacán prácticamente ha desaparecido en la actualidad, aún muchos nombres de pueblos o ciudades se utilizan hoy como la terminación gasta, que quiere decir pueblo o villa como Calingasta (villa de los grandes cerros), Nonogasta (villa de los pechos o de los senos) o Vichigasta (villa vistosa).
Decenas de parcialidades adoptaron el nombre de su villa o poblado como los Hualfines, Pucaráes, Tolombones, Quilmes, Yacoviles, Luracataos, Chicoanas o Tafís.

Estaban organizados en ayllus (aldeas), independientes, con cacicazgos hereditarios y de diferentes niveles.

Eran polígamos y practicaban el levirato (obligación al hermano del que murió sin hijos a casarse con la viuda).

Adoraban el sol, el trueno, el relámpago y veneraban a la Pachamama. Fueron sus ídolos las serpientes, los felinos, los batracios y el ñandú, que aparecen en muchas formas de sus artes y que aún hoy se reproducen en artesanías locales. 

Fumaban narcóticos y alucinógenos y ofrecían sacrificios a sus dioses a través de los chamanes (o shamanes).

Su creencia en la supervivencia del alma y la existencia de una instancia superior para las personas buenas ayudó a los evangelizadores cristianos. 

También fue providencial para los encomenderos que los Diaguitas considerasen natural pagar tributo, ya que venían haciéndolo con los Incas, pero la dominación de los “pacificadores” pronto se reveló como mucho más despiadada.

Esto provocó y ofendió el orgullo de esos indígenas, pacíficos porque habían llegado a dominar el medio en que vivían, de evolución muy superior a la ignorancia de otras tribus. En las festividades ceremoniales utilizaba máscaras y utilizaban instrumentos musicales como pincullos (flauta pequeña), cornetas, ocarinas, sonajeros y tambores. 

Vestían (en tiempo de paz), como abrigo, túnicas hasta los tobillos confeccionadas con lana de camélidos y prácticamente desnudos frente a las altas temperatura. Usaban ojotas y vinchas.

Su principal medio de vida era la agricultura (maíz, poroto, zapallo, papa, quinua), generalmente bajo riego. Cazaban guanacos, vicuñas y cérvidos organizados en grupos (chacus). Criaban llamas como vehículos de carga. Bebían macerados y fermentados de maíz (chicha), de algarrobo (aloja), molle o chañar.

Sus viviendas (generalmente de paredes de pirca y techo de quincha “torteado”, estaban organizadas en aldeas (generalmente en los sectores llanos), y en pucarás (fortalezas) en altura. Fueron sus armas el arco y flechas, picas, mazas y hachas. En tiempos de guerra no peleaban en el llano sino en los cerros y se protegían en los pucarás, que estaban situados en sitios casi inaccesibles.
Sus construcciones fueron monumentales, prueba de ello son localidades como La PayaQuilmes y Tolombón. Fueron expertos alfareros, manejaban metales y aleaciones (cobre, bronce, plata y oro), y desarrollaron la industria textil y cestería. 
Se estima que a la llegada de la “conquista” su población era de 415.000 a 455.000 personas.

Los pagos de Tolombón
Los Colalaos, Paciocas y Tolombones constituían los principales pueblos o parcialidades del área central de los Valles Calchaquíes.
Sus asentamientos principales estaban ubicados en el extremo norte del valle de Santa María, alrededor de las actuales localidades de Colalao del Valle y Tolombón, donde:
 “…por ser dichos Tolombones y sus parientes los Colalaos muchos en número y los más principales de Calchaquí/…/ocupan las mejores tierras en el centro de este valle…”.
Estos grupos poseían hacia 1657 una población aproximada de 300 indios de pelea y 1.500 personas en total, aunque probablemente algunas parcialidades menores de estos grupos no estaban incluidos en esta estimación.
Algunos autores afirman que Juan era el cacique principal de la "parcialidad" Colalao o Pacioca, mientras que su hermano, el Cacique Chumbicha, lo era del pueblo de Tolombón. Ambos pertenecían al grupo Colalao-Tolombón que políticamente siempre eran autodefinidos en la documentación como "parientes".
Ambos tenían el doble cargo de cacique (jefe militar), y de curaca (jefe político y administrativo).
Las guerras
Las denominadas Guerras Calchaquíes fueron una sucesión de enfrentamientos bélicos entre la Confederación Diaguita y el Imperio Español entre los años 1560 y 1667, y tuvieron lugar en las actuales provincias de JujuySaltaTucumánCatamarca y La Rioja.
Durante todo el período de la conquista los españoles no habían logrado penetrar en los Valles Calchaquíes, donde se habían refugiado la cultura Diaguita.
En estos pagos estaban reunidos en tres grandes naciones: Pulares al norte, Diaguitas al sur y al oeste y Calchaquíes en los valles que hoy llevan su nombre.
Estos últimos se estima que habrían sido unas 12.500 personas (2.500 indios tributarios). Mientras los Pulares y los Diaguitas vivían en terrenos abiertos, donde los españoles pudieron establecer ciudades, los Calchaquíes vivían enclavados entre los cerros altos, en un territorio agreste, difícil de atacar y relativamente fácil de defender.
Los españoles iniciaron la conquista del territorio del Tucumán justamente por los Valles Calchaquíes, donde por tres veces intentaron fundar ciudades: El Barco (Santiago del Estero), en 1551, Córdoba de Calchaquí (hoy Chicoana, Salta), en 1559, y Nuestra Señora de Guadalupe de Calchaquí en 1631. Todas ellas fracasaron ante la hostilidad de sus habitantes, que permanecieron de hecho independientes del dominio español.
Durante la defensa de Córdoba de Calchaquí, fue capturado Chumbicha y utilizado como pieza de cambio para establecer contacto con su hermano Juan. Este tenía una gran habilidad negociadora en defensa de su pueblo, sin embargo no se dejó engañar por las promesas, y  se lanzó al ataque contra los españoles, a los que atacó, expulsándolos de Córdoba de Calchaquí, Londres (hoy Catamarca) y Cañete (al este de San Miguel de Tucumán).
Otros caciques, de comunidades emparentadas, destruían ciudades de Jujuy y La Rioja, por lo que la historiografía hispanoamericana ha considerado a esta guerra como "una de las mayores tragedias de nuestra historia".
En 1563, el Rey de España decretó la separación del Tucumán de la Capitanía General de Chile, de la cual hasta entonces había dependido. El primer Gobernador tucumano, Francisco de Aguirre, prefirió no atacar los Valles, sino rodearlos de nuevas fundaciones.
Refundó Londres cerca de la actual Andalgalá (Catamarca), la primera San Miguel de Tucumán en el sitio conocido como Ibatín (al sudoeste de Monteros), y Esteco (hoy Salta), de modo de impedir la expansión de la rebelión Calchaquí hacia otras áreas.
Reconquistada su independencia, los pueblos de los Valles Calchaquíes dejaron de lado la autoridad de Juan Calchaquí. Los datos existentes indican que eran 30.000 los nativos sublevados, que lograron mantener su libertad por varios años, sin embargo esta desunión les impidió conservar el efímero control que habían logrado a algunas localidades fuera de su territorio.
El gobernador Gonzalo Abreu de Figueroa lanzó cuatro ataques sobre los valles, que no lograron someter a los indígenas pero desnudaron la pérdida de poder ofensivo de Calchaquí.

El principio del fin

Por fin, una vez más, las traiciones de algunos capitanejos influenciables y el poderío de los conquistadores lograron imponerse. El jefe rebelde fue apresado y aunque no se lo mató para no irritar aún más a los Diaguitas, se lo dejó morir en la oscura humedad de la cárcel luego de un prolongado martirio, falleciendo en 1630, cuando rondaba sus 70 años. 

Los seguidores

La región se mantendrá en latente estado de rebelión hasta que en 1588, el Gobernador Ramírez de Velazco recorra los valles calchaquíes con un poderoso ejército en una cruenta campaña de “persuasión”. Lo acompañaba, paradójicamente un hijo de Juan Calchaquí.

Pronto otros caciques, entre los que se destacaron Viltipoco (curaca de Purmamarca en la Quebrada de Humahuaca) y Chalimin, continuarán su tarea, pero esa es otra historia.

En el año 2003, en el acceso Sur del pueblo de Cachi (Salta), se inauguró un monumento que recuerda a Juan Calchaquí realizado por el artista oriundo de Cerrillos y residente en Cafayate, Luis Soler. En su base reza: “Juan Calchaquí. Alzamiento 1560-1563. Al cacique vallisto que defendió la cultura de nuestros ancestros”.

Lo lamentable del monumento es que la dedicatoria ocupa un pequeño espacio en la base, mientras que el resto de la misma está ocupada ostentosamente por los nombres y cargos del Gobernador, Vice Gobernador, Intendente, Senadora Provincial, Diputada Provincial, la mayoría con el mismo apellido.

¿Cuándo aprenderán los políticos de turno que lo importante son las cosas que se hacen por la gente, y no quien las hace?


Bibliografía

CANO, S.F. Los Colalaos, Paciocas y Tolombones. Extracto del Cap. IX de Tesis de graduación en Arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán (Inédita)

MANDRINI, R. 2012. La Argentina aborigen. Biblioteca básica de historia. Editorial Siglo Veintiuno, 287 p.

O' DONNEL, M. Juan Calchaqui y el cacique Viltipoco. Historia de Salta. http://www.portaldesalta.gov.ar/juancalchaqui.htm

O´DONNEL, P. 2006. Historias Argentinas. Editorial Sudamericana, 343 p.

PIGNA, F. Por los valles Calchaquíes. http://www.elhistoriador.com.ar/ articulos/ conquista_y_colonia/por_los_valles_calchaquies.php

UNIVERSIDAD NACIONAL DE BUENOS AIRES. 2008. Las Guerras Calchaquíes. Temas de nuestra América. Publicación de la Cátedra Abierta de estudios Americanistas de la Universidad de Buenos Aires. N° 3. Lunes, 3 de marzo. https://elestudiantedehistoria.blogspot.com.ar/2008/03/las-guerras-calchaques.html?m=1

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