Por tu valentía, espíritu aguerrido ante las circunstancias, y sabiduría en la conducción de tu pueblo en Tolombón (al sur de Cafayate, en Salta), fuiste el jefe natural y “pieza de cambio” cuando los españoles te apresaron.
Hoy se te reconoce como el
cabecilla de la primera de las “guerras calchaquíes”, que no quisiste, pero te
obligaron a hacerla para la defensa de tu gente.
Nadie sabe como te llamabas
en tu idioma cacán o Diaguita, y les resultó fácil a los “conquistadores”
nombrarte Juan, tal vez no sabiendo lo que este nombre significa, pero te hacía
justicia aunque ellos no lo supieran.
Juan Calchaquí, hoy le das
tu nombre a un hermoso valle de nuestro noroeste argentino, y la gente que lo
habitan no son salteños, tucumanos o catamarqueños, son simplemente “vallistos”
que te recuerdan.
Fuiste resistencia al
invasor, aunque no te alcanzara, pero conocer un poco mas de tu historia nos
hace bien.
¿Quién
fue Juan Calchaquí?
Este Diaguita de la parcialidad Pacioca, fue un
personaje clave de las Guerras Calchaquíes cuando encabezó uno de los primeros
movimientos de resistencia nativa entre 1560 y 1563, aliándose con los grupos
indígenas que hoy comprenden la región denominada con su nombre (Valles
Calchaquíes), rebelión que se extendería desde Charcas (hoy Sucre, Bolivia)
hasta el norte de San Juan.
La palabra calchaquí
vendría de calcha, que es un apero de
montar de consistencia muy suave, y daría origen a este apellido.
No hay referencia de su fecha ni lugar de
nacimiento, pero todo apunta a su origen en Tolombón, al sur de la actual
provincia de Salta.
Don Calchaquí fue nombrado por el “españolísimo” Gobernador de Tucumán Gonzalo
de Abreu en 1577, casi despectivamente, con el nombre de Juan.
Seguramente don Gonzalo no sabía que Juan es un nombre religioso de
origen hebreo que quiere decir “El hombre
fiel a Dios”, y que cerca estaba este Diaguita de la definición, ya que no
solo era profundo creyente de sus dioses (sol, trueno, relámpago y obviamente
la pachamama), sino que le atribuían poderes chamánicos y era reconocido como
jefe fundador de un linaje.
Su
autoridad era reconocida hasta por sus propios enemigos como “cacique y señor principal de aquellas
tierras”.
Las primeras referencias a Juan Calchaquí se
remontan a la entrada de Francisco de Aguirre (fundador de Santiago del
Estero), en 1552 cuando fue apresado por primera vez por su resistencia a las
fuerzas españolas, y alcanza notoriedad cuando Juan Zurita intenta fundar ciudades
en los valles entre 1558 y 1560.
El contexto Diaguita
Algunos
autores afirman que se autodenominaban paciocas,
y que la palabra “Diaguita” fue un mote dado por los Aimaras del norte, ya que
en el idioma aimara thiakita
significa alejado o foráneo.
Son llamados también calchaquíes o cacanos. Extendieron sus dominios desde el sudoeste de
Salta (La Paya), oeste de Tucumán y centro oeste de Catamarca, corriendo al
este del cordón cordillerano.
A pesar de sus
diferencias puestas de manifiesto a través de los estudios antropológicos y
arqueológicos, todos hablaban el idioma cacán (o kakan). En función de la distribución geográfica el cacán tendría
dialectos: el calchaquí al norte y el cacán propiamente dicho al centro.
Aunque el cacán prácticamente ha desaparecido en la
actualidad, aún muchos nombres de pueblos o ciudades se utilizan hoy como la
terminación gasta, que quiere decir
pueblo o villa como Calingasta (villa de los grandes cerros), Nonogasta (villa
de los pechos o de los senos) o Vichigasta (villa vistosa).
Decenas de parcialidades
adoptaron el nombre de su villa o poblado como los Hualfines, Pucaráes, Tolombones,
Quilmes, Yacoviles, Luracataos, Chicoanas o Tafís.
Estaban
organizados en ayllus (aldeas),
independientes, con cacicazgos hereditarios y de diferentes niveles.
Eran
polígamos y practicaban el levirato (obligación
al hermano del que murió sin hijos a casarse con la viuda).
Adoraban
el sol, el trueno, el relámpago y veneraban a la Pachamama. Fueron sus ídolos
las serpientes, los felinos, los batracios y el ñandú, que aparecen en muchas
formas de sus artes y que aún hoy se reproducen en artesanías locales.
Fumaban
narcóticos y alucinógenos y ofrecían sacrificios a sus dioses a través de los
chamanes (o shamanes).
Su creencia en la supervivencia del alma y la existencia de una instancia
superior para las personas buenas ayudó a los evangelizadores cristianos.
También fue providencial para los encomenderos que los Diaguitas considerasen
natural pagar tributo, ya que venían haciéndolo con los Incas, pero la
dominación de los “pacificadores” pronto se reveló como mucho más despiadada.
Esto provocó y ofendió el orgullo de esos
indígenas, pacíficos porque habían llegado a dominar el medio en que vivían, de
evolución muy superior a la ignorancia de otras tribus. En las festividades ceremoniales utilizaba máscaras y utilizaban
instrumentos musicales como pincullos (flauta pequeña), cornetas, ocarinas,
sonajeros y tambores.
Vestían
(en tiempo de paz), como abrigo, túnicas hasta los tobillos confeccionadas con
lana de camélidos y prácticamente desnudos frente a las altas temperatura.
Usaban ojotas y vinchas.
Su
principal medio de vida era la agricultura (maíz, poroto, zapallo, papa,
quinua), generalmente bajo riego. Cazaban guanacos, vicuñas y cérvidos
organizados en grupos (chacus).
Criaban llamas como vehículos de carga. Bebían macerados y fermentados de maíz
(chicha), de algarrobo (aloja), molle o chañar.
Sus
viviendas (generalmente de paredes de pirca y techo de quincha “torteado”,
estaban organizadas en aldeas (generalmente en los sectores llanos), y en pucarás (fortalezas) en altura. Fueron
sus armas el arco y flechas, picas, mazas y hachas. En tiempos de guerra no
peleaban en el llano sino en los cerros y se protegían en los pucarás, que estaban situados en sitios casi inaccesibles.
Sus
construcciones fueron monumentales, prueba de ello son localidades como La Paya, Quilmes y Tolombón. Fueron expertos alfareros, manejaban metales y aleaciones (cobre, bronce,
plata y oro), y desarrollaron la industria textil y cestería.
Se estima que a la llegada de la “conquista” su
población era de 415.000 a 455.000 personas.
Los pagos de Tolombón
Los Colalaos,
Paciocas y Tolombones constituían los principales pueblos o parcialidades del
área central de los Valles Calchaquíes.
Sus asentamientos
principales estaban ubicados en el extremo norte del valle de Santa María,
alrededor de las actuales localidades de Colalao del Valle y Tolombón, donde:
“…por
ser dichos Tolombones y sus parientes los Colalaos muchos en número y los más
principales de Calchaquí/…/ocupan las mejores tierras en el centro de este
valle…”.
Estos grupos
poseían hacia 1657 una población aproximada de 300 indios de pelea y 1.500
personas en total, aunque probablemente algunas parcialidades menores de estos
grupos no estaban incluidos en esta estimación.
Algunos autores afirman que Juan era el cacique principal de la "parcialidad" Colalao o
Pacioca, mientras que su hermano, el Cacique Chumbicha, lo era del pueblo de
Tolombón. Ambos pertenecían al grupo Colalao-Tolombón que políticamente siempre
eran autodefinidos en la documentación como "parientes".
Ambos tenían el doble cargo de cacique (jefe
militar), y de curaca (jefe político y administrativo).
Las guerras
Las denominadas Guerras Calchaquíes fueron una
sucesión de enfrentamientos bélicos entre la Confederación Diaguita y el Imperio Español entre los años 1560 y 1667, y tuvieron lugar en
las actuales provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja.
Durante todo el período de la
conquista los españoles no habían logrado penetrar en los Valles
Calchaquíes, donde se habían refugiado la
cultura Diaguita.
En estos pagos estaban
reunidos en tres grandes naciones: Pulares al norte, Diaguitas al sur y al oeste y Calchaquíes en los valles que hoy llevan su
nombre.
Estos últimos se estima que
habrían sido unas 12.500 personas (2.500 indios tributarios). Mientras los
Pulares y los Diaguitas vivían en terrenos abiertos, donde los españoles
pudieron establecer ciudades, los Calchaquíes vivían enclavados entre los
cerros altos, en un territorio agreste, difícil de atacar y relativamente fácil
de defender.
Los españoles iniciaron la
conquista del territorio del Tucumán justamente por los Valles Calchaquíes,
donde por tres veces intentaron fundar ciudades: El Barco (Santiago del Estero), en 1551, Córdoba
de Calchaquí (hoy Chicoana, Salta),
en 1559, y Nuestra Señora de Guadalupe de Calchaquí en 1631. Todas ellas fracasaron ante la
hostilidad de sus habitantes, que permanecieron de hecho independientes del
dominio español.
Durante la defensa de Córdoba
de Calchaquí, fue capturado Chumbicha y utilizado como pieza de cambio para
establecer contacto con su hermano Juan. Este tenía una gran habilidad
negociadora en defensa de su pueblo, sin embargo no se dejó engañar por las
promesas, y se lanzó al ataque contra
los españoles, a los que atacó, expulsándolos de Córdoba de Calchaquí, Londres (hoy Catamarca) y Cañete (al este de San Miguel de Tucumán).
Otros caciques, de comunidades
emparentadas, destruían ciudades de Jujuy y La Rioja, por lo que la
historiografía hispanoamericana ha considerado a esta guerra
como "una de las mayores tragedias de nuestra historia".
En 1563, el Rey de España
decretó la separación del Tucumán de la Capitanía General de Chile, de la cual hasta entonces había dependido. El primer Gobernador
tucumano, Francisco
de Aguirre, prefirió no atacar los
Valles, sino rodearlos de nuevas fundaciones.
Refundó Londres cerca de la
actual Andalgalá (Catamarca), la primera San
Miguel de Tucumán en
el sitio conocido como Ibatín (al sudoeste de Monteros), y Esteco (hoy Salta), de modo de impedir la
expansión de la rebelión Calchaquí hacia otras áreas.
Reconquistada su independencia, los pueblos de los Valles Calchaquíes
dejaron de lado la autoridad de Juan Calchaquí. Los datos
existentes indican que eran 30.000 los nativos sublevados, que lograron
mantener su libertad por varios años, sin embargo esta desunión les impidió conservar el efímero
control que habían logrado a algunas localidades fuera de su territorio.
El gobernador Gonzalo Abreu de Figueroa lanzó cuatro ataques sobre los valles, que no lograron someter a los
indígenas pero desnudaron la pérdida de poder ofensivo de Calchaquí.
El principio del fin
Por fin, una vez más, las traiciones de algunos capitanejos
influenciables y el poderío de los conquistadores lograron imponerse. El jefe
rebelde fue apresado y aunque no se lo mató para no irritar aún más a los
Diaguitas, se lo dejó morir en la oscura humedad de la cárcel luego de un
prolongado martirio, falleciendo en 1630, cuando rondaba sus 70 años.
Los seguidores
La región se mantendrá en latente estado de rebelión hasta que en 1588,
el Gobernador Ramírez de Velazco recorra los valles calchaquíes con un poderoso
ejército en una cruenta campaña de “persuasión”. Lo acompañaba, paradójicamente
un hijo de Juan Calchaquí.
Pronto otros
caciques, entre los que se destacaron Viltipoco (curaca de Purmamarca en la Quebrada de Humahuaca) y Chalimin, continuarán su tarea, pero esa es otra historia.
En el año 2003, en el acceso Sur del pueblo de Cachi
(Salta), se inauguró un monumento que recuerda a Juan Calchaquí realizado por
el artista oriundo de Cerrillos y residente en Cafayate, Luis Soler. En su base
reza: “Juan Calchaquí. Alzamiento
1560-1563. Al cacique vallisto que defendió la cultura de nuestros ancestros”.
Lo lamentable del monumento es que la dedicatoria
ocupa un pequeño espacio en la base, mientras que el resto de la misma está
ocupada ostentosamente por los nombres y cargos del Gobernador, Vice
Gobernador, Intendente, Senadora Provincial, Diputada Provincial, la mayoría
con el mismo apellido.
¿Cuándo aprenderán los políticos de turno que lo
importante son las cosas que se hacen por la gente, y no quien las hace?
Bibliografía
CANO,
S.F. Los
Colalaos, Paciocas y Tolombones. Extracto del Cap. IX de Tesis de graduación en
Arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán (Inédita)
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE
BUENOS AIRES. 2008. Las Guerras Calchaquíes. Temas de
nuestra América. Publicación de la Cátedra Abierta de estudios Americanistas de
la Universidad de Buenos Aires. N° 3. Lunes, 3 de marzo. https://elestudiantedehistoria.blogspot.com.ar/2008/03/las-guerras-calchaques.html?m=1
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