martes, 5 de diciembre de 2017

Combate de San Lorenzo. Un relato lleno de imprecisiones


Lo importante de este combate, que duró solo 15 minutos, fue el resultado político de haber sido el bautismo de fuego con éxito del recientemente creado cuerpo de Granaderos a Caballo, sin embargo parece que el paso de tiempo logra meter a la misma en un laberinto de intrigas, propio de quienes quieren sacar de la misma otro rédito y un poco de patrioterismo.

Las imprecisiones que aparecen con el tiempo son muchas: que a San Martín lo salvó Baigorria y no Cabral; que Cabral no era Sargento; que cuando el caballo cae le aprieta al Coronel la pierna derecha, sin embargo casi todos los cuadros lo pintan con la pierna izquierda bajo el cuerpo del animal; que la batalla no la ganó él sino Bermúdez; que Cabral era negro, zambo o indio; que Baigorria era criollo o ranquel y que la famosa marcha que todos cantamos no muestra a los verdaderos héroes.

Una cosa en revisionismo histórico y otra es “farandulizar” la historia. Veamos de que se trata.

El contexto
La ciudad de Montevideo (declarada por España como capital provisional del Virreinato del Río de la Plata), era la principal base naval española en el océano Atlántico sur.
Por tierra estaba sitiada por el ejército de José Rondeau, al que luego se sumaría José Gervasio Artigas, de tal modo que los españoles tenían que hacer uso del Río de la Plata para abastecerse. Frecuentemente, las escuadrillas realistas salía de Montevideo en dirección al Paraná, y sus hombres merodeaban las costas robando ganado.
A fines de enero de 1812 una expedición compuesta de once embarcaciones al mando del corsario Rafael Ruiz, y las tropas de desembarco de Juan Antonio de Zabala, que había salido de Montevideo con el propósito indicado, fue seguida paralelamente por tierra por el Coronel José de San Martín (que debía proteger desde Zárate hasta Santa Fe), al frente de 125 hombres del Regimiento de Granaderos a Caballo, recientemente creado por él. Al pasar por Rosario se le adhirieron milicianos santafecinos.
Las fuerzas de San Martín se adelantaron, deteniéndose el 2 de febrero cerca de la posta del Espinillo, situada a 21 km al norte de Rosario. Tras cambiar los agotados caballos por unos frescos, continuaron, al día siguiente, su recorrido hasta el Convento de San Carlos, ingresando por el lado oeste del monasterio. San Martín y buena parte de su tropa “vestía de paisano” (poncho y sombrero), para no ser advertidos por el enemigo.
Al llegar las embarcaciones españolas a Rosario, el Comandante de Milicias Celedonio Escalada reúne a su pequeña tropa (apenas 22 hombres de infantería y 30 jinetes armados con chuzas), para hacerle frente. Las naves continúan viaje hacia el norte buscando un mejor lugar para el desembarco y “terminar con estos pocos”.
Un paraguayo prisionero de los españoles logró escaparse antes del desembarco y nadando llegó a las barrancas. De allí logró cruzarse con Escalada, quien mas tarde le informaría a San Martín sobre el número de hombres y armamento de los españoles.
San Martín, que se había adelantado, tras negociar la situación con el superior de los frailes franciscanos del convento, fray Pedro García, San Martín ocultó a sus granaderos, de modo que la escuadrilla realista no pudiera divisarlos.
Entre estos, poco mas de 100, se encontraban dos de los personajes de esta historia. Se llamaban de la misma manera: Juan Bautista. Uno correntino (Cabral), y el otro puntano (Baigorria), se conocieron unos meses antes, en un hospital donde eran tratados por lo que habría sido gastroenteritis.
El desarrollo de la batalla (¿?) o combate (¿?)
Vayamos poniendo la cosa en orden. ¿Se trató de un combate o de una batalla? El diccionario es claro en este sentido. Combate es una acción bélica en que intervienen fuerzas militares de alguna importancia, y batalla es una serie de combates de una fuerza armada contra otra, por lo que nuestra querida historia debe ser llamada Combate de San Lorenzo.
Los realistas desembarcaron y avanzaron hacia el convento, suponiendo que allí estaban depositados los principales bienes de la zona. Para su sorpresa, fueron atacados por los granaderos a caballo y sable en mano.
El ataque de las tropas argentinas se realizó con un movimiento de pinzas saliendo de la parte trasera del convento, una de ellas (la de la izquierda y la primera en moverse), estaba encabezada por José de San Martín. La otra estaba encabezada por el Capitán uruguayo Justo Germán Bermúdez, quien estaba secundado por el Teniente Manuel Díaz Vélez.
Bermúdez ejecutó un rodeo muy grande, forzando la escapatoria de los españoles hacia sus buques.
El desembarco no se produjo frente del convento, como había previsto San Martín, sino en dirección al centro de la actual ciudad. Por ello, la columna de San Martín llegó antes de que la de Bermúdez completara el movimiento.
Por un momento, los españoles lograron defenderse.
La caída de San Martín
La metralla hirió al caballo de San Martín, que rodó y apretó una de las piernas del coronel, inmovilizándolo. En algunas pinturas el caballo aparece muerto y en otras solo herido.
A partir de este momento, y luego de mucho tiempo, aparecer trozos de historia no muy bien hilvanados, ni siquiera en el parte de combate que hiciera el propio San Martín.
Parte de las imprecisiones: caballo zaino o bayo; herido o muerto; rodó hacia la izquierda o hacia la derecha; Cabral es herido por una bayoneta o una bala de fuego; Baigorria lancea al enemigo montado o a pie.
A pesar de la caída (según las diferentes obra de los pintores), no se sabe si cayó del lado derecho o del lado izquierdo, pero lo cierto es que los médicos lo atendieron solo por un brazo dislocado, el hombro y una herida cortante en el rostro. No se encuentran registros de daños ni contusiones en alguna de sus piernas.
De mucha menor importancia es el pelaje del caballo que montaba, sin embargo, algunos autores se “pelean” por si era un bayo o un zaino. Hasta dicen que William Parish Robertson (un testigo del combate), lo describe como bai, que en inglés quería decir zaino. En ningún diccionario actual aparece esa palabra con esa traducción. 
El salvataje
Aunque esta operación fue realizada por los dos amigos, que, a pesar que eran tocayos, no son reconocidos ambos con la misma popularidad.
Una versión indica que un soldado enemigo iba a clavarle la bayoneta a San Martín en el piso, cuando apareció  Baigorria quien en ese preciso instante se interpuso, mató al soldado realista y comenzó la protección de San Martín, mientras Cabral ayudó a San Martín a liberarse de la opresión del cuerpo del caballo sobre su pierna, salvándole la vida.
Otra versión confirma que un soldado realista, viendo al jefe patriota en situación crítica se adelantó a sus líneas y le tiró un sablazo, esquivado por San Martín con un movimiento de cabeza, recibiendo una herida en la mejilla. Además, otro soldado enemigo se dispuso a ultimarlo con su bayoneta. En auxilio de su jefe, apareció Baigorria, que, al galope y con su lanza acabó con la amenaza que ceñía a San Martín.
Entre las tantas imprecisiones existe la creencia de que Baigorria murió en la batalla de San Lorenzo, pero los registros muestran que sirvió en el Ejército de los Andes hasta aproximadamente el año 1818.
Parece extraño que en un primer momento el propio San Martín no reconoció este hecho ya que no consta en el parte. Tampoco aparece el hecho en los escritos de John Parish Robertson, un “comerciante ingles que estaba de paso” a quien San Martín le permite presenciar el combate ya que lo conoció en Buenos Aires.
En realidad Parish Robertson era un habilidoso agente inglés del Foreign Office (situación que San Martín desconocía), quien informaba permanentemente el movimiento de las tropas independentistas en escritos novelados.
Recién, luego de más de 50 años, se conocen detalles sobre la caída del futuro Libertador y lo hecho por ambos Granaderos.
Parte del combate de San Lorenzo, suscrito por el coronel José de San Martín al superior gobierno:
Exmo Señor:
Tengo el honor de decir a V. E. que en el día 3 de febrero los granaderos de mi mando en su primer ensayo han agregado un nuevo triunfo á las armas de la patria.
Los enemigos en número de 250 hombres desembarcaron a las 5 y media de la mañana en el puerto de S. Lorenzo, y se dirigieron sin oposición al colegio S. Carlos conforme al plan que tenían meditado en dos divisiones de a 60 hombres cada una, los ataques por derecha e izquierda, hicieron no obstante una esforzada resistencia sostenida por los fuegos de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano: al punto se replegaron en fuga a las bajadas dejando en el campo de batalla 40 muertos, 14 prisioneros de ellos, 12 heridos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo, que por los regueros de sangre, que se ven en las barrancas considero mayor número.
Dos cañones, 40 fusiles, 4 bayonetas, y una bandera que pongo en manos de V. E. y la arrancó con la vida al abanderado el valiente oficial D. Hipolito Bouchard. De nuestra parte se han perdido 26 hombres, 6 muertos, y los demás heridos, de este número son: el capitán D. Justo Bermúdez, y el teniente Manuel Díaz Vélez, que avanzándose con energía hasta el borde de la barranca cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mi mando los hace acreedores a los respetos de la patria, y atenciones de V. E.; cuento entre estos al esforzado y benemérito párroco Dr. Julián Navarro, que se presentó con valor animando con su voz, y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla: igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios D. Vicente Mármol, y D. Julián Corvera, que á la par de los míos permanecieron con denuedo en todos los peligros.
Seguramente el valor e intrepidez de mis granaderos hubieran terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas no hubiera protegido su fuga, pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos pacíficos moradores.
Dios guarde a V. E. muchos años.  
San Lorenzo febrero 3 de 1813.
Coronel José de San Martín

Tanto el capitán Justo Bermúdez como el teniente Manuel Díaz Vélez y el soldado Juan Bautista Cabral, entre otros, morirían en esa heroica acción, por eso la mayoría son conmemorados en la Historia Argentina.









¿Quién era Cabral?
El origen de Juan Bautista Cabral no está del todo comprobado, pero su descendencia morena y esclava sí. Nació en 1789 en Saladas (Corrientes), a fines del siglo XVIII. Su madre era la morena y esclava Carmen Robledo y la identidad de su padre es la que está discutida. Algunos dicen que fue José Jacinto Cabral (de origen guaraní), y otros que sería hijo natural y que, el casamiento de su madre con el moreno Francisco Cabral fue lo que le dio el apellido el cual, a su vez, provenía de su amo, Luis Cabral, de quien adopta el apellido.

En 1812, con solo 23 años de edad, Juan Bautista se incorpora, al segundo escuadrón del recién creado cuerpo de Granaderos a Caballo, y es enviado a Buenos Aires.

En lo que sí hay mas coincidencia es que el nacimiento de Cabral es anterior a la Ley de Libertad de Vientres. Estos datos se corroboran en una carta de don Luis Cabral, su amo, a San Martín, donde se refiere "A la situación de nuestro negro Juan Bautista". En esta le pedía que lo destine a la infantería porque en la caballería correría peligro.

Estas afirmaciones se basaban en que los negros no se caracterizaban por ser buenos jinetes.

Existieron algunas controversias respecto al cargo de Juan Bautista Cabral: ¿era soldado o sargento? La historia es terminante: era un soldado raso del cuerpo de Granaderos. Y el propio San Martín lo confirma cuando lo mandó a colocar sobre la puerta del cuartel del Retiro un tablero en forma oval con la siguiente inscripción: “Al soldado Juan Bautista Cabral. Murió en la acción de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813”.  

Habría sido ascendido a Sargento post mortem.

En noviembre de 1812, integrando el contingente de 72 correntinos, se embarca hacia Buenos Aires hasta Santa Fe, continuando su itinerario a caballo. En diciembre, ingresa al Hospital de Hombres de la Residencia de los Betlemitas y permanece internado hasta enero, sin que se consigne en los registros del hospital el carácter de su dolencia, aunque se cree que fue gastroenteritis junto con muchos otros allegados, entre los que se encuentra su tocayo Juan Bautista Baigorria, con quien hace una gran amistad.

Respecto a la acción en que Cabral le ayuda a San Martín a sacar la pierna aprisionada por el cuerpo del caballo, y luego es herido de muerte (¿bala de de arma de fuego o bayoneta?) por un soldado enemigo, se dijo que profirió la frase “Muero contento. ¡Hemos batido al enemigo!”.

No obstante, varias revisiones sostienen que la exclamación del valiente soldado fue dicha en guaraní y que fue San Martín quien lo tradujo al español para incorporarlo al parte de batalla (aunque en el primero no se hace referencia ni siquiera a su accidente).

Según otros autores la última expresión en vida de Cabral fue bastante menos elegante, pero tal vez mas creible: “Muero contento, porque cagamos a esos mierdas”.

Si bien le quita épica al relato histórico, la Junta Histórica de Rosario, considera que el valeroso granadero correntino posiblemente haya muerto en el hospital improvisado en el comedor de los frailes del histórico Convento de San Carlos.

¿Quién era Baigorria?
Juan Bautista Baigorria, también conocido como el Granadero Baigorria era puntano.
Siguiendo con las imprecisiones históricas algunos autores lo quieren hacer pasar por indio ranquel, sin embargo no fue así. Su madre se llamaba Josefa Mercadillo, oriunda de Río Cuarto y su padre Juan Ángel, con ascendencia en Renca, de donde su familia era oriunda.
Algunas versiones, indican que nació en El Chorrillo en 1764, sin embargo es poco probable ya que si fuese así hubiese ingresado al cuerpo de Granaderos a los 48 años, situación poco creíble para un soldado de la época. Las últimas investigaciones indican que nació en Renca en 1790, e ingresa al cuerpo militar a los 23 años, en la Primera Compañía del Primer Escuadrón.
Un autor llega a consignar Juan Bautista, un indio de estirpe ranquelina de 48 años”
Se sabe que Baigorria sirvió en el Ejército de los Andes hasta, al menos, el año 1818, apareciendo en las revistas de tropas junto al Regimiento. La suerte de este puntano, como la de tantos otros anónimos se desconoce luego de esta fecha. Las especulaciones lo presentan tanto en Perú como en su tierra natal.
Algunos autores indican que Baigorria volvió a su patria con el último contingente en 1826, dos años después de Ayacucho, con la misión cumplida Un tiempo después se establece en un paraje cercano a la actual Villa Dolores (Córdoba), llamado “Bañado de Las Pajas” y fallece octogenario.
Una historia dentro de otra historia indica que en la oportunidad de un desfile militar en San Luis, un oficial porteño, al ver el busto del Granadero Baigorria preguntó quién era.
La respuesta de un subordinado puntano no se hizo esperar, y con gran orgullo le explicó quién era Baigorria.
Antes de retirarse de San Luis, aquel Coronel ordenó desmontar la escultura de su pedestal porque “…nadie que no sea oficial de las Fuerzas argentinas, puede tener un busto, y éste señor ha sido solo un granadero”. Así fue como el busto despareció durante años hasta que, llegado el momento oportuno, volvió a ser instalado. Esta vez, en la plazoleta que lleva su nombre, frente al Cementerio San José.
Los fanáticos de la “puntaneidad” se quejan amargamente ya que Baigorria no figura en la letra de la Marcha de San Lorenzo, sin embargo debemos saber que esa marcha no estuvo destinada a honrar al Combate de San Lorenzo.
La partitura fue compuesta por el músico uruguayo Cayetano Alberto Silva, que por su admiración se la dedicó al entonces Coronel Pablo Ricciheri como Marcha de Ricciheri.
Este era el  Ministro de Guerra y modernizador del Ejército Argentino durante la presidencia del General Julio Argentino Roca. Ricciheri, agradecido por el homenaje le solicitó a Silva que le cambiara el título por Marcha al General San Martín, en homenaje al Padre de la Patria.
Silva, intentando nuevamente homenajear a su jefe, sabiendo que Ricciheri había nacido en la ciudad santafesina de San Lorenzo, volvió a ofrecérsela con el nombre de Marcha de San Lorenzo.
Ricchieri conforme con el nombre sabe que la misma recordará al escenario de la única contienda que el Libertador llevó a cabo en territorio argentino, y significó además el bautismo de fuego de los Granaderos a Caballo. Y así se aceptó.
El autor la compuso en violín. Se hicieron los arreglos correspondientes para Banda Militar y fue estrenada el 28 de octubre 1902 (sin letra), en las cercanías del Convento de San Carlos.
Seis años después de la versión instrumental, en 1907, el docente y poeta mendocino Carlos Javier Benielli, amigo de Silva, ambos viviendo en Venado Tuerto (Santa Fé), escribe la letra. 
¿Quién era Bermúdez?
Justo Germán Bermúdez nació en 1773 en la ciudad de Maldonado, entonces parte de la provincia de MontevideoVirreinato del Río de la Plata (hoy República Oriental del Uruguay).
En 1812 fue incorporado al Regimiento de Granaderos a Caballo en calidad de Teniente de la 1ª Compañía, y luego fue ascendido a Capitán de la 2ª Compañía
Durante el Combate de San Lorenzo San Martín le confió el ala derecha del ataque. El General le ordenó que cuando llegaran al medio del campo de batalla iniciaran el ataque simultáneamente, pero Bermúdez tardó en llegar al sitio y no llegó a enfrentarse en el mismo momento que su jefe.
San Martín, en una carta al General Miller, 14 años después, haría mención del error del Capitán Bermúdez por abrir demasiado el flanco del ataque al enemigo: “Bravo oficial, pero novicio en la carrera”.
Herido San Martín en el combate, Justo Bermúdez y Manuel Díaz Vélez tuvieron la misión de empujar a los españoles hacia la barranca del río Paraná, lográndolo con éxito absoluto a costa de sus propias vidas.
En el fragor del combate y al ver a San Martín caído debajo del caballo, las tropas empiezan a dispersarse al no encontrar a quién seguir. Ahí Bermúdez toma el mando y se pone al frente del ataque, mientras Cabral y Baigorria ayudaban al Libertador.
El Capitán Bermúdez fue herido por una bala de fusil en la rótula de la rodilla izquierda, que lo dejó inmediatamente fuera de combate, y el Teniente Díaz Vélez fue herido, y se despeñó por la barranca en la persecución.
Bermúdez sufrió la amputación de su pierna malherida. En las siguientes dos semanas, la herida se infectó y falleció 11 días después.
Algunos afirman que (frustrado por no haber podido impedir el repliegue del enemigo), se arrancó el torniquete para que la hemorragia lo matara.
Otros historiadores establecieron que esta acción de dejarse morir representó el honor de salvar su integridad como oficial y ser humano antes de recibir la durísima reprimenda del coronel San Martín por haber ejecutado una orden de ataque con retraso.
Historiadores uruguayos postulan como hipótesis que si Bermúdez no hubiese tomado el mando, el Combate de San Lorenzo hubiese sido un fracaso para las armas de la patria.

Otras “perlitas”
  • La bandera del enemigo no era roja

La Marcha de San Lorenzo dice:
“Avanza el enemigo
a paso redoblado
al viento desplegado
su rojo pabellón”.

Según el historiador Norberto Galasso, la bandera enemiga “debió ser roja y gualda (amarilla)”. Hubiese sido roja si “usaran el pendón de Castilla”.

·   Los granaderos no enarbolaron la bandera argentina

La Marcha a la Bandera dice:
“Aquí está la bandera que un día
en la batalla trémolo triunfal
y llena de orgullo y bizarría
a San Lorenzo se dirigió inmortal.”  

No obstante, si bien la presentación de la bandera nacional fue el  27 de febrero de 1812, en Rosario, por parte de Manuel Belgrano, su uso estaba desaprobado por el Triunvirato. Hay dudas entre los historiadores sobre la fecha en que fue autorizada su utilización, pero para Vicente Fidel López sólo a fines de 1814 o 1815 (aún antes de declararse la independencia en Tucumán), se habría empezado a enarbolar bandera propia.

·    No solo fueron Granaderos 

San Martín preparó el combate acompañado de 120  a 125 granaderos, sin embargo en las proximidades de Rosario, se suman unos cien milicianos santafesinos a las órdenes de Celedonio Escalada. Esta participación de los milicianos santafesinos se encuentra ratificada en el parte de guerra de los realistas. La versión es sustentada por un propio error del Libertador al emitir el parte militar, omitiendo la actuación de los santafesinos, pero se corrige en uno posterior y valora “la actividad y celo de los jefes milicianos”. 

¿Qué pasó con Zabala?
Se ha dicho que Juan Antonio de Zabala, jefe de los realistas, una vez derrotado, se presentó ante San Martín solicitándole alimento para sus heridos. El Libertador lo convidó con un “un suculento desayuno”. Un año después, en Mendoza,  Zabala le ofrece a San Martín sus servicios, y éste acepta “ponerlo bajo sus auspicios acordándole una modesta pensión”.

Algunas reflexiones

Ni el mismísimo San Martín le dio un mérito extraordinario a este combate, salvo estar orgulloso salvo por el bautismo de fuego de sus Cuerpo de Granaderos recién formado.

Como se dijo, recién empezaba a perfilarse un país y el triunfo en San Lorenzo fue el mayor hecho político que le permitió librar a la costa del Paraná de las depredación por parte de los españoles.

¿Importa mucho si los que salvaron a San Martín eran blancos, indios o mestizos. Si eran correntinos a puntanos?. También participaron del combate hombres de otras provincias (Santiago del Estero, La Rioja, Córdoba, Buenos Aires), y hasta uruguayos y franceses, con la misma valentía.

¿Importa mucho si el caballo era bayo o zaino y si le apretó la pierda derecha o izquierda?. De eso se hacen cargo los dibujantes y pintores, que les resulta mas fácil imaginar cosas que nutrirse de los hechos con la mayor fidelidad posible.

¿Importa mucho si la Marcha de San Lorenzo no nombra a todos?. No están todos los que salvaron al Libertador, pero tampoco están todos los que murieron dando la vida por la patria.

Los puntanos celan a los correntinos y los uruguayos celan a ambos, mas aun cuando el autor de la música de la Marcha de San Lorenzo fue escrita por un uruguayo.

Es válido que los historiadores lleguen a la profundidad de los detalles, pero no lo es el hecho que algunos de ellos, particularmente algunos periodistas “divulgadores de historia”, tengan que denostar algunos actos con tal de darle algo de “espectacularidad” al relato y “vender mas”.

Bibliografía
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EL URBANO DIGITAL. 2013. El granadero Baigorria. Un héroe desconocido. http://elurbanodigital.com/index.php/locales/item/1639-el-granadero-baigorria-un-h%C3%A9roe-desconocido. Miércoles, 08 Mayo 2013 23:24
GÓMEZ, M. 2016. Baigorria, el puntano que salvó a San Martín en San Lorenzo. http://agenciasanluis.com/notas/2016/02/03/baigorria-el-puntano-que-salvo-a-san-martin-en-san-lorenzo/. Miércoles, 03 Febrero de 2016.
LIZARAZU, R.A. El combate de San Lorenzo, por William Parish Robertson. Breves Apuntes de Historia  http://brevesapuntesdehistoria.blogspot.com/. roberto.lizarazu@hotmail.com 
LUCERO, H. 2013. Sólo la tradición oral sostiene a Bermúdez como héroe de San Lorenzo. http://www.telam.com.ar/notas/201302/6636-solo-la-tradicion-oral-sostiene-a-bermudez-como-heroe-de-san-lorenzo.php
MUMBACH, J. 2017. Biografía del Sargento Juan B. Cabral. http://www.fmmeducacion.com.ar/Historia/Notas/sargentocabral.htm  jm@campotrazado.com
ROSA, J.M. 1972. Historia argentina. Tomo III. La Independencia. Editorial Oriente S.A. Buenos Aires, 468 p.
WIKIPEDIA. Juan Bautista Baigorria.


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